En Cuba una gran parte de la población sufre limitaciones económicas y escasez de muchos de los productos de la canasta básica, a causa de salarios tan bajos que no llegan a fin de mes.
El propio Raúl Castro reconoció el pasado 26 de julio que el salario, entre US$10 y US$20 al mes, es insuficiente para cubrir las necesidades básicas de la población
Sin embargo, es verdaderamente difícil encontrar casos de extrema pobreza. Rara vez he visto vagabundos y nunca me topé con niños de la calle, como los que abundan en otros países latinoamericanos.
La salud pública, la educación, la seguridad social, la luz eléctrica y el agua potable son servicios que están al alcance de cualquier ciudadano cubano, incluso los más desfavorecidos económicamente.
Por esa razón, la pobreza en el país debe ser medida por otros parámetros, según nos explica el economista Omar Everleny, del Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la Universidad de La Habana.
«El parámetro fundamental es el nivel de ingreso, cuánto gana, esa es la pregunta, no a qué tienes acceso. En América Latina el pobre no tiene acceso a nada, en el caso de Cuba hay un sistema de seguridad social de alcance nacional», nos explica.
Red de seguridad
El secreto cubano es una red de seguridad social con el mismo concepto de algunos países europeos, en el sentido de que incluye a todos los ciudadanos independientemente de si han aportado o no al Estado.
Esta red cuenta con asistentes sociales a lo largo de todo el país que determinan qué familias necesitan ayuda estatal y cuenta además con instituciones para la protección de los desamparados.
Pudimos comprobar que algunos núcleos considerados de bajos recursos reciben dinero, electrodomésticos o ropa, mientras que a muchos minusválidos sin familia se les asigna una persona para atenderlos en sus casas.
Los que en otros países serían «los niños de la calle», aquellos sin amparo , viven en centros especiales donde reciben comida, ropa, atención médica y educación hasta la mayoría de edad, e incluso más allá si están estudiando en la universidad.
Efectos de la crisis
Durante la crisis de los años 90 se crearon comedores para los jubilados en los que pueden almorzar y cenar por el equivalente a U$3 al mes. Con la medida se aseguró la alimentación básica a uno de los sectores más vulnerables de la población.
Ángela Ferriol, Directora del Instituto de Investigaciones Económicas de Cuba nos explicó que todo esto es posible porque «a la asistencia y seguridad social, se dedica casi el 22% de los gastos corrientes del Estado».
Para conocer la opinión de los pobres del país visitamos El Fanguito, un barrio marginal compuesto por viviendas hechas de pedazos de madera, latas y cartones, lo más parecido a una favela brasileña o una villa miseria argentina.
Ramona Casel, vecina del Fanguito dijo a la BBC que «aquí se come, se almuerza, se desayuna. Yo no puedo decir que tengo pobreza. Dentro de todas las posibilidades que hay yo no vivo millonaria pero vivo aceptable».
Otro de los vecinos, Eloy Mc Felson nos explicó que pobre es «aquel que no tiene el pan de cada día, el que no tiene un trabajo, el que no tiene asegurado un futuro. Nosotros en este barrio no nos consideramos gente pobre».
Aseguró que él tiene un trabajo, derecho a jubilación y agregó que la pobreza «no solo se determina por el lugar donde vives sino por las condiciones de la sociedad que te rodean».
«Éxito relativo»
Habitacionalmente se trata de un barrio marginal pero lo que le hace diferente es el trabajo del médico de familia que atiende a la comunidad y la asistencia a la escuela de todos los niños sin excepción.
Algunos sectores de la disidencia aceptan que el gobierno cubano ha obtenido logros en el terreno de la lucha contra la extrema pobreza. El economista y opositor Oscar Espinosa Chepe lo confirmó a la BBC.
«Yo considero que ha habido un éxito relativo si lo comparamos con otros países de América Latina al evitar la mendicidad pero esto se ha logrado hasta 1989 con una gran participación de la subvención extranjera», dijo Espinosa Chepe.
Sin embargo, a pesar de que la ayuda soviética cesó en 1990 y el país se empobreció significativamente, el sistema de seguridad social fue capaz de adaptarse para continuar evitando la extrema pobreza.