Reflexión por parte de una de las lideresas de las Madres de Plaza de Mayo sobre la jornada de lucha feminista del pasado #8A por la Ley del Aborto.
La jornada de ayer fue histórica y la viví como un progreso en el diálogo que necesitamos para todos los temas que nos afligen como sociedad. Miles y miles de mujeres en las calles, la mayoría jóvenes. Realmente, significa mucho para el futuro. No perdimos: avanzamos, y de hecho ganamos en la posibilidad concreta de que pronto sea ley. El debate quise vivirlo en el Congreso, para escuchar personalmente qué decía cada uno de los legisladores. Sin embargo, Gabriela Michetti, presidenta del Senado, me negó la entrada.
Así, sin más explicaciones que «no ingresa nadie, ningún invitado». Sinceramente, todavía no puedo entender tan evidente discriminación, estoy indignada. ¿Por qué estuvo vedado el acceso al pueblo a esta sesión tan intensa como indispensable? ¿Por qué prohibieron la cobertura de los periodistas más progresistas? ¿De que tenían miedo, para negarme el ingreso? El Parlamento es nuestro, es inadmisible que no nos hayan permitido estar.
Pese a este tipo de prácticas que lesionan a la democracia, seguiremos debatiendo, llevando a la práctica políticas de fondo como la Educación Sexual Integral. Existe una generación extraordinaria que sale a pelear por sus derechos y, el resto, sin dividirnos debemos contribuir a que el proyecto por la Interrupción Voluntaria del Embarazo no se archive, sobre todo por las desamparadas por un Estado que ayer perdió otra posibilidad de hacer justicia, priorizando los negocios antes que las vidas.
Ahora más que nunca, tenemos que pelear hasta que nadie se crea con el derecho a decidir por la mujer.
Juntas, y unidos también, el patriarcado se va a caer.
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