Iberoamerican Radio Chile es la agencia que representa en Chile al Grupo Prisa, un gigante de las comunicaciones que maneja medios en todo el continente y que tiene como principal bastión al diario El País de España. En Chile, Prisa posee once radios, entre ellas algunas de las más escuchadas en el país- Corazón, Uno, […]
Iberoamerican Radio Chile es la agencia que representa en Chile al Grupo Prisa, un gigante de las comunicaciones que maneja medios en todo el continente y que tiene como principal bastión al diario El País de España. En Chile, Prisa posee once radios, entre ellas algunas de las más escuchadas en el país- Corazón, Uno, FMDos, ADN y Rockandpop- que representan casi el 40% de la oferta radiofónica del dial.
Este desarrollo empresarial, sin embargo, no ha ido acompañado de beneficios para los trabajadores chilenos que a diario hacen funcionar la radio. Así lo demuestra la huelga legal que desde el jueves sostiene el Sindicato de Trabajadores de Iberoamerican, que desde el frontis de las radios- en Eliodoro Yánez con Pedro de Valdivia- se atrincheran desde el pasado viernes para exigir lo que les corresponde. Allí, en medio de una improvisada transmisión radial, nos recibió Claudio Silva, presidente del sindicato, quien nos contó la actualidad de estos trabajadores.
¿Cuál es la realidad de los trabajadores de las radios de Iberoamerican?
El eje de conversación con lo que pasa en Iberoamerican, que es la empresa sede del Grupo Prisa (España) en Chile, es la diferencia salarial y de oportunidades. Nosotros representamos a más del 80% de los trabajadores de planta de ADN, que nos llevamos el 35% de la torta salarial. El resto se reparte entre los rostros y las jefaturas.
¿Y no hay movilidad?
Muy poca. No existe un sistema de evaluación ni tampoco recibimos capacitación, lo que en la práctica significa que no hay posibilidades de progresar en un puesto de trabajo. No nos pagan ni las horas extra ni las subrogancias. En esta empresa podrías estar diez años limpiando computadores sin ninguna posibilidad de ascenso. El problema principal es que los sueldos no suben.
¿Hay algún contacto con el Grupo Prisa?
Nada. Nos relacionamos sólo con Iberoamerican. Desde España a veces llegan consejeros y directores, pero nada más. Somos una agencia local que genera divisas que se van para Europa, anualmente 50 millones de euros aproximadamente. Nosotros entendemos que en España hay problemas, pero no podemos estar costeándoselos nosotros. Esos recursos, además, no van precisamente para el pueblo español.
¿Y los rostros de la radio han solidarizado con ustedes?
Algunos han salido a manifestar su apoyo, se han sacado fotos y nos han saludado al aire. Algunos nos han mostrado cariño, otros han expresado preocupación por la falta que les hacemos, porque cualquier persona que escuche la radio notará que está bien vacía de contenidos, somos nosotros los que la hacemos operar. La verdad es que nuestro eje de trabajo en la huelga no ha sido involucrar a los rostros porque ellos tienen condiciones contractuales muy distintas. A ellos les pagan cuantiosos sueldos y les prohíben sindicalizarse, entonces no hay mucho que hacer allí. Uno siempre sueña con un apoyo más contundente, pero eso depende de las personalidades e ideologías de cada uno.
Cuéntanos qué han hecho estos días…
Bueno, hemos hecho una campaña web y hemos intervenido algunas pautas periodísticas. Tenemos una transmisión radial online, a través de Somos1.cl que hemos parado con harto contenido deportivo e invitados. Es un esfuerzo que demuestra que le ponemos mucho corazón a lo que hacemos, que le tenemos mucho cariño a nuestro trabajo, que amamos la radio, no queremos dejar de hacerlo, pero no podemos realizarlo sin condiciones de dignidad mínimas.
La semana pasada, en Estados Unidos un estudio ubicó al periodismo como la peor profesión desde el punto de vista laboral ¿Cómo andamos en las radios de acá?
-Bien mal también. Fuera de los turnos, un periodista de acá llega a las nueve de la mañana, se va a las diez de la noche y entremedio sólo tuvo disponible el tiempo para almorzar. Se tiene que movilizar por su cuenta, hacer dos viajes de más de una hora de su casa al lugar de trabajo y la naturaleza de este trabajo le exige que esté siempre informado, por lo que en su escaso tiempo libre debe leer y ver noticias ¿De qué calidad de vida estamos hablando? El desgaste de estar acá nos tiene enojados, cansados, sin poder pensar con lucidez. El equipo de Internet trabaja once días continuos y descansa tres: es obvio que después del sexto día su productividad es limitada. ¿Cómo no va a ser relevante para un comunicador estar bien sicológicamente?
¿Hay algún caso paradigmático que represente esta mala calidad laboral?
-El caso más llamativo es el de un compañero periodista que ingresó vía práctica, se quedó como colaborador de fin de semana y luego la empresa le empezó a pedir que viniera todos los días. Ahora estamos hablando de una persona que trabaja en promedio 60 horas semanales, de lunes a domingo y le pagan 160 mil pesos. O sea, les estamos pidiendo a los profesionales ganar menos que el mínimo, sin seguridad social ni ningún derecho.
¿Qué se pide concretamente?
-Estamos pidiendo un aumento salarial del 2,8% repartido por tramo. Estamos pidiendo que lleguemos a un acuerdo para el pago de las horas extra y si no hay un acuerdo resolveremos vía tribunales. Queremos que a las personas que tienen como colaboradores los contraten con todos los beneficios del resto, en esto tenemos un preacuerdo, pero hasta no verlo en papel no existe para nosotros. Además, queremos un bono de finalización de conflicto que compense un recorte que nos hicieron al comenzar la huelga para tratar de ahogarnos.
¿Sienten que representan la realidad de toda la industria de medios?
-Nosotros hemos recibido el apoyo de muchos sindicatos de periodistas, radiales sobre todo, lo que agradecemos. No sé si pueda decir yo que representamos el sentimiento de todo un medio, esperamos que sí, porque sabemos que esto pasa en muchos lados. Ojalá pudiéramos hacer entender a los dueños de los medios que el problema no es que ganen plata, sino que lo hagan con justicia, respetando el trabajo de las personas.