El hecho de que en el manifiesto de Iniciativa Internacionalista no se condene a ETA, ha llevado a algunos medios a llamarnos proetarras. Como en nuestro manifiesto tampoco se condena la pedofilia, puede que algún periodista concluya que somos pedófilos, cosa que a mí, personalmente, podría perjudicarme a nivel profesional, puesto que me dedico a […]
El hecho de que en el manifiesto de Iniciativa Internacionalista no se condene a ETA, ha llevado a algunos medios a llamarnos proetarras. Como en nuestro manifiesto tampoco se condena la pedofilia, puede que algún periodista concluya que somos pedófilos, cosa que a mí, personalmente, podría perjudicarme a nivel profesional, puesto que me dedico a la literatura infantil.
De modo que, a título preventivo, me apresuro a declarar que, a pesar de que en mis frecuentes visitas a colegios y bibliotecas beso a cientos de niños, no soy pedófilo, y no me consta que lo sea nadie de nuestra lista. ¿Acaso a las demás candidaturas se les pide que condenen a ETA? ¿Por qué se nos pide a nosotros?
La respuesta es obvia: porque se da por supuesto que tenemos algo que ocultar. Y nosotros no solo no tenemos nada que ocultar, sino que no tenemos por qué admitir que se hagan afirmaciones o preguntas capciosas en las que se da por supuesto que seguimos consignas de otras organizaciones. Dicho de otro modo, exigimos a los medios y a los poderes establecidos que respeten la presunción de inocencia.
Colaboro habitualmente en Gara y estoy orgulloso de ello. Defiendo el derecho del pueblo vasco y de todos los pueblos a la autodeterminación y seguiré defendiéndolo fervientemente. Y Alfonso Sastre al que considero un maestro en lo literario, en lo ético y en lo político me honra con su amistad. Si escribir en un diario que se vende en los quioscos, defender el derecho de autodeterminación de los pueblos y ser amigo del más importante escritor vivo de la lengua castellana son delitos, que me condenen a muerte, como dice la ranchera. De lo contrario, que nos dejen en paz a mí y a las demás personas que participamos en II, una coalición cuyo único crimen es haber conseguido un amplio respaldo entre quienes se oponen a la barbarie capitalista.