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¿Nos hemos insensibilizado ante los muertos diarios por covid-19?

Fuentes: Cuarto Poder [Foto: El ministro de Sanidad, Salvador Illa y el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, durante la rueda de prensa EFE/Fernando Alvarado]

Este martes, España notificó 261 muertos por covid-19, una cifra que no se veía desde la primera ola. Este miércoles, han sumado 76 más. Los fallecidos suman 32.562 personas durante toda la pandemia, pero ya no monopolizan titulares, que están centrados en la cifra de contagios y en las negociaciones políticas, ¿se han insensibilizado los españoles ante la peor consecuencia de la covid-19? El goteo de cifras diario, la fatiga informativa y la estrategia de comunicación podrían tener mucho que ver.

«Es un mecanismo de supervivencia. Necesitamos continuar con nuestra vida», explica Ingeborg Porcar, del Departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona y directora de la Unidad de Trauma, Crisis y Conflicto de Barcelona (UTCCB). La experta asegura que es un proceso esperado, que ha ocurrido en otras crisis que se alargan en el tiempo, como las guerras. Aún así, también apunta a cómo se ha gestionado desde las instituciones y los medios la comunicación de la pandemia, con información contradictoria y disputas políticas.

Durante estos meses, hay una frase que se ha hecho recurrente frente a los mensajes negativos: «Ya no veo las noticias». Luis Miller, investigador del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, apunta también a cierto «cansancio» tras meses de cifras diarias que pueden derivar en una «fatiga» cognitiva: «Mentalmente no estamos preparados para seguir recibiendo información en todo momento sobre lo mismo», explica sobre la agenda mediática monotemática de los últimos siete meses. Si las primeras semanas de la pandemia se caracterizaron por el desconcierto, en esta segunda ola los ciudadanos tienen mucha más información sobre el virus y es más difícil que las novedades les impacten.

«El bombardeo de información insensibiliza», concluye Ingeborg Porcar, que se pregunta cuál es la utilidad de desgranar cada día las cifras de contagios, pruebas y fallecimientos en ruedas de prensa diarias desde hace siete meses. La experta en comunicación en crisis asegura que el discurso del miedo en estas situaciones crea reacciones naturales defensivas: «No funciona nunca. Hay que dar formación e información coherente a la ciudadanía, basada en evidencias. Eso no se está haciendo. Se ha contado la mitad y se han prometido cosas que no se han cumplido. Eso, en parte, puede llevar al descrédito«, explica la experta.

La comunicación en crisis y el exceso de optimismo

Durante estos meses, los mensajes han ido cambiando. Del discurso belicista de las primeras semanas para «vencer al virus» y «doblegar la curva» se pasó a un periodo de relajación en la entrada de la llamada «nueva normalidad». Terminada la campaña turística de verano y con los contagios subiendo de nuevo, en septiembre volvieron a aparecer las restricciones y el discurso de la prudencia. A la curva de los contagios se le ha superpuesto una curva comunicativa: «La situación se ha ido moviendo y nosotros, más que adaptarnos, nos resignamos a un proceso que va a ser largo. Ya todo el mundo asume que no es una cuestión de días o semanas», explica Miller. Si en la desescalada los ciudadanos estaban pegados a las comparecencias en las que anunciaban el paso de fase de su comunidad autónoma, la «nueva normalidad» no tiene fecha de finalización.

El investigador del CSIC también apunta a algunos datos para la reflexión: «Los dos países en los que más creció el optimismo tras la primera ola fueron España y Francia, los dos países donde han tenido que hacer restricciones por los contagios ahora». Tras el fin del estado de alarma en junio, los mensajes lanzados desde Moncloa comenzaron a cambiar, quizá en un intento de estimular el consumo interno en pleno comienzo de la temporada del turismo, un sector económico estratégico para España. El Gobierno acuñó el eslogan «Salimos más fuertes», mientras en la televisión los anuncios animaban a recuperar los bares. «Posiblemente hicieron que nos relajáramos demasiado», opina Miller. Siete meses después, esos mismos ciudadanos se encuentran con que los dirigentes achacan los contagios a la responsabilidad individual y con nuevas restricciones en las reuniones sociales.

Otro ejemplo paradigmático sobre el seguimiento de la pandemia es cómo se ha informado sobre la investigación de la vacuna, un proceso lento del que se ha especulado con cada pequeño posible avance y del que se ha dado multitud de horquillas de fechas. Incluso, se anunciaba ya para este noviembre.

Miller reconoce que «está costando mucho que llegue el mensaje de que esto es un proceso que va poco a poco«.. Sin embargo, este miembro del CSIC recuerda que el proceso de investigación, producción y vacunación será «paulatino», ya que la ciencia tiene sus propios tiempos. Comunicar el mensaje de la inmediatez también puede ser contraproducente. «Como mejor funcionamos es con la información real. No hace falta que se exagere, no somos niños pequeños. Un médico de familia puede explicar cómo protegerse del contagio y contar que la mayoría de casos no son graves, pero que hay que protegerse», ejemplifica Ingeborg Porcar, sobre cómo comunicar de forma eficiente en esta nueva oleada.

Fuente: https://www.cuartopoder.es/espana/2020/10/08/nos-hemos-insensibilizado-ante-los-muertos-diarios-por-covid-19/