La oligarquía nacional, los actuales dueños del país y de las políticas públicas, nos llaman nuevamente a «participar» de un acto electoral, es decir, a optar entre las distintas ofertas – más y mejores empleos, fin a la delincuencia, redistribución del ingreso nacional, ponerle límites a la concentración del poder económico, político y comunicacional; reformitas […]
La oligarquía nacional, los actuales dueños del país y de las políticas públicas, nos llaman nuevamente a «participar» de un acto electoral, es decir, a optar entre las distintas ofertas – más y mejores empleos, fin a la delincuencia, redistribución del ingreso nacional, ponerle límites a la concentración del poder económico, político y comunicacional; reformitas al sistema de pensiones, etc.- en la liquidación de fin de temporada.
Nosotros, militantes populares, nos negamos a participar de este circo y manifestamos nuestro rechazo.
No volveremos a participar del chantaje de la Concertación que durante 16 años ha presionado la conciencia ciudadana con el miedo a la vuelta de la dictadura. Desde la alegría ya viene hasta hoy, se han presentado como la espada democratizadora frente a los atropellos de la dictadura militar, postergando las demandas populares en aras del realismo político de esperar que acabe la transición. Sin embargo, su paso por el gobierno y por el parlamento no ha sido más que el maridaje con las élites empresarial y el aprovechamiento de los cargos públicos para repartirse el botín.
No le creemos a los bandidos disfrazados de demócratas que se han hecho millonarios con el modelo político-económico de mercado y que hoy rasgan vestiduras reconociendo «la desigual distribución de la riqueza», la concentración del capital y el reinado de los monopolios.
No aceptamos al payaso que nos asusta con la delincuencia y ofrece mano dura y no dice lo mismo de los torturadores, asesinos, ladrones y clientes del Banco Riggs. Repudiamos el miedo como arma política.
No compartimos con aquellos que creen que para luchar contra las injusticias y realizar las profundas transformaciones que requiere nuestra sociedad para apuntar a un país mas justo, solidario, igualitario y democrático hay que someterse al sistema y reconocer la Constitución Mamarracha de Pinochet – Lagos; que maniobrar formando entre cuatro paredes un frente electoral pegado con engrudo para «representar» a las mayorías nacionales y tratar de hacerse un lugarcito en la mesa del banquete y para desde allí apoyar las luchas populares.
Nosotros, hombres y mujeres militantes de organizaciones sociales del pueblo, declaramos nuestra firme convicción a continuar el camino de la Autonomía Popular, donde no estamos obligados a ceñirnos a la institucionalidad y sus reglamentos.
Porque la sociedad de mercado impuesta por la dictadura a través del terror, administrada por la Concertación a través del chantaje al pueblo, ha sido posible por la ausencia de movimientos populares y ciudadanos capaces de resistir, enfrentar y disputar la direccionalidad de las políticas públicas neoliberales, de desobedecer la ilegítima Constitución Mamarracha de Pinochet- Lagos, de abrir un debate ciudadano y popular fuera de la reglamentación institucional y movilizarnos para ejercer y desplegar la soberanía popular, fuente de verdadera legitimidad constituyente.
Porque la construcción de un país para todos es tarea de todos y no solo de la trenza empresarial- política – tecnócrata. No podemos confundir la participación con un acto electoral de mercado ni con ser «representados» por políticos profesionales que nos piden participar de sus campañas para conseguir votos. Porque la verdadera participación es la capacidad de deliberar, decidir y gestionar sobre los problemas que afectan nuestra vida cotidiana y a la sociedad en su conjunto, nuestra opción es democratizar el poder.
Porque entendemos la democracia como la aspiración de una sociedad igualitaria, donde los derechos humanos básicos -civiles, políticos, económico-sociales y culturales- sean el afán de sus ciudadanos.
Porque entendemos la solidaridad no como limosna ni como un evento sino como la responsabilidad para con nuestros semejantes: sus derechos son mis derechos y cualquier atropello o amenaza a ellos atropella y amenaza mis derechos.
Porque entendemos y ejercemos la democracia como el espacio donde cabe y se disputan todos y cada uno de nuestro sueños y utopías y no uniformados por el pensamiento único de la oligarquía en el poder.
Porque hemos abrazado el camino de la desobediencia popular para avanzar en la construcción de ciudadanía en nuestros centros de trabajo y estudio, en la población y el barrio, en nuestro quehacer cotidiano. Desde allí construimos fuerza, ciudadanía, nos empoderamos con nuestros sueños colectivos y avanzamos a refundar democracia y sociedad.
Porque anular el voto, abstenerse de ir a votar y la no inscripción es una opción política de rechazo a este circo electoral, te invitamos a dar otro paso: convertir este rechazo en Rebeldía Popular y participar en la construcción de la alternativa para una sociedad democrática, igualitaria, solidaria y justa para Chile.
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