A los trabajadores y al pueblo de Chile A nuestros simpatizantes y colaboradores, al pueblo mirista A los presos políticos mapuches en huelga de hambre A los luchadores internacionalistas A nuestros militantes I Nuestra historia no es más que la historia de un pueblo que aún lucha por su liberación. Nuestra organización al igual […]
A los trabajadores y al pueblo de Chile
A nuestros simpatizantes y colaboradores, al pueblo mirista
A los presos políticos mapuches en huelga de hambre
A los luchadores internacionalistas
A nuestros militantes
I
Nuestra historia no es más que la historia de un pueblo que aún lucha por su liberación. Nuestra organización al igual que nuestro pueblo, ha pasado por grandes etapas de lucha y resistencia, ha sido golpeada en lo más alto de su estructura y en lo más amplio de su organización. Nuestro MIR ha teñido con sangre joven y valiente las calles de nuestros pueblos en la lucha por la emancipación de los desposeídos, la construcción de poder popular y la lucha por el socialismo, lucha que aún no acaba y que hoy llena nuestros corazones de sueños al igual que ayer. Nuestra intención no es sobrestimar una fecha tan simbólica para el pueblo revolucionario, porque en la práctica son 45 años que nos recuerdan que no hemos sido capaces de dar el triunfo para nuestro pueblo, más bien nuestra intención es hacer un rescate a la memoria combatiente y eternamente rebelde, una forma de decir, aquí estamos, nosotros somos: resistimos, sumamos y multiplicamos fuerzas. Acá estamos para dar la vida de nuevo cuantas veces sea necesario por la causa del pueblo, acá estamos para ponernos en frente de las luchas del pueblo pobre y marginado, acá estamos, para constituirnos como una alternativa de poder para la clase obrera y los pobres del campo y la ciudad, acá estamos, para enfrentar a los ricos y poderosos, para golpearlos y hacerlos temblar de miedo, acá estamos construyendo marejadas de pueblo organizado. Saludamos gustosos todas las actividades conmemorativas que se realizan en Chile y en el mundo, nos llena de alegría saber que el recuerdo traspasa las fronteras de la militancia revolucionaria nacional y de los sectores más ideologizados del pueblo, en esta fecha que de una u otra forma nos toca a todos.
Como organización revolucionaria hemos desistido de realizar cualquier tipo de actividad conmemorativa, pues entendemos que un partido como el nuestro con una estrategia político-militar, requiere inexcusablemente resguardar la seguridad, la compartimentación y la clandestinidad, para poder desarrollarse de manera seria, sólida, efectiva y sin perder jamás los objetivos revolucionarios. Aquellas actividades públicas, se las dejamos a todos aquellos que piensan hacer del MIR una marca, un partido tradicional -abierto y público- y que demuestran en sus acciones, al igual que los renovados que quebraron nuestro partido en los 80’s, no poseer en sus perspectivas estratégicas la voluntad real de elevar la lucha del pueblo a niveles mayores. Para nosotros, revolucionarios conscientes del tiempo histórico en el que vivimos, no se puede hablar de organización revolucionaria o de lucha político-militar, en momentos de Estado contrainsurgente, de democracia restringida, de persecución, encarcelamiento y criminalización del movimiento popular y revolucionario, por lo mismo rechazamos hablar desde parafernálicas actividades públicas o rimbombantes escenarios. La alternativa revolucionaria debe construirse en medios de las masas, a través de distintas referencialidades, posicionarse como una alternativa posible en permanente disputa de la direccionalidad del movimiento de masas al reformismo, pero siempre resguardando el instrumento político-militar principal… el MIR debe sentirse, pero no verse.
II
Un 15 de agosto de 1965 hace ya 45 años, se realizaba el congreso fundacional del Movimiento de Izquierda Revolucionaria – MIR de Chile. Luego de un extenso proceso de conversaciones y discusiones entre variadas vertientes del movimiento popular y revolucionario, nacía la primera organización política-militar de nuestra patria.
Hace 45 años el MIR de Chile se presentaba como una alternativa seria al reformismo, mostraba un camino distinto y complejo, pero que era el único capaz de entregar un triunfo real de la clase obrera y los pobres del campo y la ciudad sobre la burguesía, el capitalismo y la agresión yanqui. El MIR se organizaba como una alternativa revolucionaria real al pueblo de Chile, como una alternativa de poder en una época marcada por el ascenso del movimiento de masas en el continente y el mundo entero, pero que veía diezmada toda su potencialidad por la hegemonía de los obtusos partidos tradicionales entrampados en el legalismo y la institucionalidad burguesa. Hace 43 años un grupo de jóvenes ganaba las elecciones de la Dirección Nacional de nuestro partido. Con este triunfo nuestro MIR daba un salto cualitativo de proporciones históricas, el partido dejaba de ser una organización más del espectro político. El advenimiento de una nueva generación de revolucionarios significó un salto desde lo meramente discursivo, a la preparación y accionar militar, no libre de problemas, divisiones, fraccionamientos e incluso expulsiones en el seno del partido.
III
Hace 40 años Salvador Allende -gracias a una división temporal en el seno de los partidos de la clase dominante- se convertía en el primer marxista en acceder al gobierno por medio de elecciones democrático-liberales, nuestro MIR desde la clandestinidad, saludaba con desconfianza el triunfo democrático del allendismo y asumía inmediatamente una posición de apoyo crítico frente al gobierno, admitiendo con ello que si bien el triunfo electoral representaba un gran avance para el movimiento popular, especialmente en el nivel de conciencia, no solucionaba el problema de la toma del poder por la clase obrera y los pobres del campo y la ciudad.
Además, nuestro MIR vaticinaba que el nuevo contexto político iba a empujar a las clases dominantes a reaccionar contra la clase trabajadora, y eso propiciaría necesariamente la movilización de amplios sectores del pueblo en defensa de los intereses populares, abriéndose un nuevo escenario político caracterizado por las acciones directas y el enfrentamiento entre clases. El camino estaba trazado, nuestro MIR se proponía empujar a la clase obrera y a los pobres del campo y la ciudad, en la defensa de sus intereses de clase, a través de medios revolucionarios, preparándose para la inevitable confrontación violenta entre las clases antagónicas. Nuestro MIR crece en medio del pueblo, desarrolla el poder popular, construye frentes intermedios por sectores, empuja la movilización y la acción directa, acumula una fuerza militante de cuadros escogidos y prepara militarmente a sectores del partido, quienes se constituían como los embriones del futuro ejército revolucionario del pueblo.
IV
Hace 37 años, el capitalismo en el mundo estaba en crisis y entraba en una nueva fase de ofensiva contrarrevolucionaria, la cual teñiría de sangre la historia de todo el tercer mundo y de Nuestra América. El golpe militar en Chile se concretaría el 11 de septiembre de 1973 y consolidaría el fracaso estratégico de la «vía chilena al socialismo» empujada por la UP y todo el ilusionismo reformista. La bota militar combatiría con especial ahínco a nuestro partido, dando muerte un 5 de octubre de 1974, después de horas de combate, a nuestro Secretario General Miguel Enríquez Espinoza. Junto con la muerte de Miguel, se iniciaría un repliegue táctico que tendría como finalidad la preparación en el exterior de cuadros para el regreso a Chile, esta tarea de concretaría en el denominado «Plan 78», el cual plasmaría la estrategia de Guerra Popular por medio de un reconstituido partido político – militar.
Hace 29 años, un 27 de junio de 1981 una ráfaga de metralleta dispersaba a los guerrilleros desarmados del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro (DGTL), ubicados en las faldas de la Cordillera de los Andes, en la zona de Neltume. El DGTL estaba formado por destacados cuadros con preparación militar en el extranjero, habían cruzado la cordillera a pie desde Argentina y llevaban meses aclimatándose en la zona. Pese a los errores generales cometidos por la Dirección Nacional de nuestro partido (en cuanto a logística y apertrechamiento), la resistencia ejercida por el destacamento contra los soldados expertos en lucha antiguerrillera, tuvo como consecuencia sólo unas pocas bajas (siete y en el destacamento de Nahuelbuta ninguna), demostrando que era posible instalar una fuerza de combate especializada, proveniente de lo más avanzado del pueblo, en una zona profundamente adversa, en condiciones de cerco y bajo un dictadura militar. Entre el año 1983 y 1986 en Chile se desarrollaría los mayores niveles de insurgencia y violencia de masas vistas en la historia de nuestro pueblo. Las poblaciones, industrias, fundos, calles y pasajes de nuestro país, eran verdaderas trincheras, y el grito de liberación tenía al gobierno en vilo y al país en un permanente estado de sitio. Nuestro MIR se alimentaría de una nueva camada de revolucionarios, especialmente jóvenes provenientes de las poblaciones más combativas de nuestro país, los mismos que protagonizarían las protestas populares más radicales vistas en años 10 de dictadura militar. Pero en 1986 se concretaría el acuerdo entre el gobierno militar y la oposición burguesa. Se producía la derrota del movimiento popular y revolucionario de Chile y comenzaba un largo proceso de reflujo y estabilización de lucha de clases, cuyas consecuencias y extensión aún vivimos. Hace 24 años intentado dar respuesta a la nueva situación política nacional, pero producto de la derrota estratégica, nuestro partido se enfrasca en luchas intestinas. El partido no es capaz de conservar la unidad partidaria, muchos cuadros desertan y unos cuantos se escinden.
V
Hace 20 años, ya con la Concertación instalada en el poder y con un mirismo completamente disgregado, distintas organizaciones e individuos retoman las banderas rojinegras, construyendo variadas expresiones orgánicas. Entre ellas destacarían un grupo de jóvenes provenientes directamente del antiguo MIR, ellos intentarían reimplantar una estrategia insurgente fundada sobre la Guerra Popular Revolucionaria, se alimentaria de las mejores experiencias guerrilleras expandidas por Centro América, reconceptualizarían gran parte del pensamiento mirista, se asentarían sobre las bases históricas del partido, y harían un sincera y valorable crítica a los errores históricos que llevaron a nuestro MIR a la derrota. Al poco tiempo, alcanzarían un gran nivel operativo, pero finalmente no podrían salir del aislamiento político, de los errores tácticos y sobre todo no fueron capaces de escapar a la mano represiva de la Concertación que a sangre y fuego desarticularía la joven y vigorosa organización insurgente. A la par numerosas organizaciones, colectivos, movimientos, partidos, etc. Intentan retomar la lucha revolucionaria, mantienen viva la luz de resistencia y lucha, pero en general, no fueron capaces de cambiar en algún grado la correlación de fuerzas imperantes. Durante los 90’s la Concertación logra afianzarse como nuevo agente político hegemónico, bajo un régimen de democracia restringida y Estado policial, consigue desarticular la izquierda revolucionaria, mantiene bajo control a la izquierda tradicional y logra transformar todo el acumulado social de los 17 de años de resistencia popular, en un colchón político propio. Esto permitió implementar a destajo el capitalismo en su forma neoliberal, sin resistencia del mundo popular y sin oposición revolucionaria articulada.
Hace 12 años, el capitalismo mundial entraba en una nueva crisis cíclica, conocida como «crisis asiática», esta crisis golpeaba a casi todo el mundo y en especial a los países subdesarrollados, la situación económica mundial demostraba que el sistema capitalista y el modelo neoliberal no era infalible. En nuestro país se abrió un nuevo proceso de lucha de clases, caracterizado por un importante ascenso político en el movimiento de masas, poco a poco los pobres de nuestro país comenzaron a salir del aislamiento político vivido a lo largo de casi 10 años de gobiernos sin oposición popular organizada. Este nuevo escenario político abrió una nueva brecha a las organizaciones revolucionarias, y permitió la rearticulación de muchas expresiones políticas que se encontraban descompuestas y fraccionadas. Mientras tanto en el resto del contiene las fuerzas populares tomaban protagonismo, y pocos años más tarde, estas mismas fuerzas irrumpirían con rabia en países como Argentina, Ecuador y Bolivia, a través de movilizaciones populares y rebeliones generalizadas, arrancándole a los dueños del poder y la riqueza pequeños triunfos que representaban importantes golpes contra la burguesía nacional, un retroceso al imperialismo yanqui, y un avance importante de la clase obrera y los pobres del campo y la ciudad a niveles continentales. VI Si bien en nuestro país aún vivimos un período de estabilización de lucha de clases, el reciente terremoto, la descomposición de la Concertación, el cambio en el agente hegemónico, los fraccionamientos y contradicciones de las clases dominantes, acompañados por la movilización popular y social, la rearticulación de los revolucionarios y la recomposición de las fuerzas más combatientes de nuestros pueblo, hacen que el futuro sea mucho más auspicioso. Pero aún estamos lejos de cambiar la actual correlación de fuerzas o de tener organizaciones revolucionarias con el poder y las fuerzas para ser agentes movilizadores dentro del movimiento de masas, la izquierda revolucionaria aun no es una opción real de poder.
Hace tan solo 8 meses y luego de más medio siglo sin ganar una elección presidencial, la derecha ha logrado concentrar nuevamente en sus manos el poder político, convirtiéndose en el nuevo agente hegemónico del bloque dominante. Este triunfo apabullante, no es tan solo consecuencia de una derecha con mayor «arraigo popular», ni tampoco la derrota de una Concertación desgastada y fraccionada, es por sobre todo el triunfo de la democracia restringida, el Estado policial y veinte años de gobiernos que fueron para el conjunto del pueblo, de profundos vaciamientos políticos e ideológicos a manos de una tecnocracia apatizante y excluyente. La llegada de la derecha al poder pone a la clase obrera y los pobres del campo y la ciudad en un nuevo escenario político, por una mayor agudización del neoliberalismo y sus características principales. No menos simbólico de todo ello son los 33 representantes de lo más tradicional de nuestra clase obrera, quienes en estos mismos minutos, se encuentran atrapados bajo tierra, debido a la precariedad de las condiciones laborales reinantes en nuestro país, condiciones bajos las cuales trabajan cientos de miles de mineros de nuestro pueblo. Frente a toda esta situación, los revolucionarios debemos tener respuestas reales y concretas, y trabajar para ser prontamente una opción de poder. En el actual período de estabilidad de lucha clases, de cambio en el agente hegemónico del bloque dominante, de fraccionamiento concertacionista, de reagrupamiento hacia el centro de la izquierda tradicional y de una izquierda revolucionaria disgregada, las tares de nuestra organización están centradas en resolver, práctica y teóricamente, la construcción de la alianza de los explotados y excluidos, y el desarrollo de una fuerza social revolucionaria con perspectiva anticapitalista y de poder.
La única forma de generar un cambio político y social importante el cual sea capaz de elevarnos hasta niveles superiores de enfrentamientos entre las masas organizadas del pueblo y los aparatos represivos del Estado, se dará en la medida que seamos capaces de reorganizar nuestras propias fuerzas, agrupar a los revolucionarios, converger en espacios unitarios, afianzar una alianza multiétnica con el pueblo nación mapuche y desplegar todas las formas de lucha contra el sistema y sus agentes. Por tanto, nuestro MIR construye referencialidades en medio del pueblo, las que nos debiesen permitir en el mediano plazo, imprimir una línea revolucionaria desde dentro del movimiento de masas, y disputar la dirección del movimiento de masas al reformismo y la izquierda tradicional. A la vez que construimos una fuerza insurgente capaz de dar golpes certeros a la institucionalidad y a la gobernabilidad imperante, apostamos a desestabilizar sus fuerzas, a la par que desarrollamos las fuerzas propias y construimos poder popular. Hoy en día el MIR centra su accionar en cimentar las bases sociales, políticas y militares para el despliegue de la Guerra Popular Revolucionaria en Chile. Con la experiencia, Con la juventud, Con la Fuerza y con la Unidad
MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA MIR DE CHILE
PATRIA LIBRE O MORIR