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Intervención en acto aniversario del MIR - Concepción

Nuestro único camino: luchar

Fuentes: Rebelión

Compañeras y compañeros: Nos hemos reunido aquí en Concepción para recordar y conmemorar el surgimiento del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, organización en la que muchos de los aquí presentes nos formamos como militantes y asumimos y desarrollamos su política en diversos periodos de la lucha de clases, consecuencia de lo cual fuimos detenidos, muchos […]

Compañeras y compañeros:

Nos hemos reunido aquí en Concepción para recordar y conmemorar el surgimiento del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, organización en la que muchos de los aquí presentes nos formamos como militantes y asumimos y desarrollamos su política en diversos periodos de la lucha de clases, consecuencia de lo cual fuimos detenidos, muchos torturados y encarcelados por largos periodos.

Pero nos juntamos hoy, no para lamentarnos, mal que mal, logramos sobrevivir a diferencia de muchos de nuestros compañeros y compañeras que dejaron sus vidas en las salas de tortura, en los paredones, en las calles y caminos a lo largo del país, en las nieves de Neltume, o en otras latitudes, como los internacionalistas. Nos reunimos hoy para reflexionar colectivamente – como lo hemos hecho siempre- buscando los caminos para materializar nuestras ideas revolucionarias hacia un quehacer concreto.

Sin embargo, como diría el poeta: nosotros los de antes, ya no somos los mismos. La consecuencia generosa de tantas y tantos que murieron, nuestras propias acciones, sosteniendo el proyecto revolucionario surgido el 15 de agosto de 1965, no bastaron para impedir las derrotas, el avance arrollador de la contrarrevolución tanto en su fase de dictadura como en su fase de pseudo democracia imponiendo nuevos modelos económicos y políticos, y en paralelo el quiebre, la fractura, dispersión y atomización de las organizaciones y de la fuerza social revolucionaria acumulada, acompañada de la claudicación y la negación del camino revolucionario de muchos que justifican el abandono de sus antiguas ideas en el cambio de la sociedad, en las derrotas sufridas y en lo imposible e inútil que es seguir luchando por construir una alternativa revolucionaria en función de los intereses de los trabajadores y los pobres del campo y la ciudad.

Nosotros, a pesar de las derrotas, a pesar de los evidentes cambios operados en la sociedad, venimos a decir y a decirnos, aquí y hoy, que las bases materiales y objetivas que dieron nacimiento al MIR, a su programa de la revolución proletaria, de su estrategia de guerra del pueblo siguen siendo esencialmente las mismas:

Dueños del poder y la riqueza de una parte y masas sometidas a la cesantía, a la explotación, a la miseria, a jornadas de trabajo extenuantes, con derechos históricos conculcados.

Educación para ricos y migajas de educación para pobres reconocida cada año por el SIMCE.

Salud para ricos y muerte, colas y mala atención en los hospitales para pobres.

Ciudades, barrios, casas lujosas, balnearios para ricos amurallados y llenos de cámaras de vigilancia, barrios pobres que se anegan cada invierno, enormes deudas impagables por las casas para pobres.

Justicia y leyes favorables para las empresas mineras, forestales, pesqueras, energéticas, depredación, contaminación, falta de crédito y asfixia para los trabajadores, artesanos, feriantes y todos quines sufren los rigores de las empresas extranjeras adueñadas del agua, de las comunicaciones, de los minerales, del mar, de los bosques.

Y la violencia.

La misma violencia expresada contra el pueblo de forma aguda en los años recientes de dictadura, que día a día escala siempre empujada por los dueños del poder en contra de quien ose luchar por sus reivindicaciones al tiempo que se gastan enormes sumas de dinero en armamentos, aviones, tanques, buques de ultima generación y se militariza la policía para enfrentar a estudiantes que luchan contra la educación de mercado, contra mujeres porque luchan por el derecho a decidir sobre sus cuerpos, contra deudores habitacionales y pobladores que defienden el derecho a la vivienda, contra profesores que exigen sus reivindicaciones al igual que todos los empleados públicos y municipales, al igual que gendarmes agredidos y atacados por sus propios hermanos uniformados, contra pescadores artesanales que luchan defendiendo sus fuentes laborales y contra la entrega del mar a las empresas privadas y a las salmoneras, contra los subcontratistas que se movilizan por sus derechos, contra los jóvenes ocupas que toman casas abandonadas para llenarlas de arte y vida, contra los jóvenes golpeados y detenidos por el simple delito de ser jóvenes y vestir diferente, contra mapuches que luchan por sus tierras y en contra de las empresas madereras, asesinándolos por la espalda como a Jaime Mendoza Collio.

En definitiva, la misma violencia de los poderosos desatada contra el pueblo en la medida que este levanta sus luchas, demandas y camino propio, criminalizándolas, aplicando la ley antiterrorista, de seguridad del estado, en definitiva la ley del embudo que no castiga a los que se coluden para estrujar los bolsillos del pobre como las farmacias, los que contaminan y envenenan los ríos y tierras del país, los que se burlan de las leyes del trabajo obligando a los trabajadores a jornadas agobiantes, manteniendo miles de contratos a «honorarios» sin derecho laboral alguno, impulsando leyes de amnistía e indulto cuando no cárceles especiales para los esbirros responsable de las muertes de tantos y tantos camaradas.

Compañeras y compañeros:

Para nosotros que seguimos estando donde siempre estuvimos, que seguimos enarbolando los principios que dieron origen al MIR desde nuevas o viejas organizaciones, colectivos o comunidades, nosotros los viejos y nuevos de esta franja de pueblo que no acepta arrodillarse ni claudicar no tenemos otro camino que luchar.

No vamos ni queremos aceptar que todo está perdido y que hay que apostar al mal menor.

No vamos ni queremos abandonar el camino de construcción de la verdadera alternativa del pueblo explotado cambiándola por migajas de participación en el circo electoral donde los poderosos juegan sus cartas, todas a ganador. No vamos a comulgar con ruedas de carreta, por muy ilustre que sean los apellidos que detenten los operadores del sistema.

Al camino de la claudicación oponemos el de luchar para construir las condiciones para la revolución.

Al camino de la subordinación oponemos el camino de la reconstrucción del campo popular y sus organizaciones.

Al camino del mal menor oponemos en de acumular y desarrollar fuerza propia en todos los espacios sociales.

Al camino de las maniobras políticas efectistas oponemos en duro y tenaz trabajo por reconstruir conciencia política en el seno de las familias, del curso, del taller, del vecindario, del paking, de la fábrica, de la comunidad,

Quienes abandonaron los principios revolucionarios, quienes pasaron a la vereda del frente, quienes se fueron de los espacios sociales donde vive el pueblo pobre se han ido al charco, al pantano, envileciendo la enorme historia del MIR, de los que cayeron levantando el proyecto revolucionario, claudicando definitivamente.

Nosotros no vamos a ir al charco, al pantano.

Nosotros, los revolucionarios dispersos, los porfiados, los duros de mollera, seguiremos diciendo que nuestro único camino es luchar.

Nosotros los sin organización, los miristas pueblo pobre, nosotros los rodriguistas, nosotros los del MPT, nosotros los del MIR Batallón Chile, nosotros los BLP, nosotros los lautaristas, los Manuel Cabalga de Nuevo, nosotros los del Movimiento Popular Guachuneit, nosotros los trabajadores honorarios, los trabajadores subcontratistas, los sin casa y deudores habitacionales, nosotros los de las caletas y tripulantes, los reponedores de supermercados, los de la construcción, los mapuches, los excluidos y marginados seguiremos luchando por nuestros derechos y nuestros sueños que fueron también el sueño de Miguel, de Lumi Videla, de Bautista, de Arcadia, de Luciano Cruz, de Diana Aarón, de tantas, de tantos.

A construir la fuerza social, política y material para luchar por la revolución y no por la traición.

Nuestro mejor homenaje es este aniversario del MIR es rescatar la vigencia del proyecto revolucionario para Chile.

Nuestro único camino: luchar.

¡A desatar la iniciativa popular!