El Ministerio de Defensa colombiano ha reconocido ahora que el cuerpo atribuido a un dirigente de las FARC muerto en el ataque del 1 de marzo corresponde en realidad a un ciudadano ecuatoriano. Admitió además que contaron con la ayuda de la inteligencia estadounidense. El Gobierno colombiano se ha visto obligado a rectificar nuevamente la […]
El Ministerio de Defensa colombiano ha reconocido ahora que el cuerpo atribuido a un dirigente de las FARC muerto en el ataque del 1 de marzo corresponde en realidad a un ciudadano ecuatoriano. Admitió además que contaron con la ayuda de la inteligencia estadounidense.
El Gobierno colombiano se ha visto obligado a rectificar nuevamente la versión oficial que dio sobre el ataque el pasado día 1 a un campamento de las FARC en Ecuador, en el que murieron 23 personas, incluidos el portavoz internacional de la guerrilla Raúl Reyes y cuatro estudiantes universitarios mexicanos.
Tras el bombardeo, el Ministerio de Defensa aseguró que junto a Reyes había muerto otro importante dirigente de las FARC conocido con el alias de Julián Conrado. Pero el domingo tuvo que dar marcha y admitir que el cuerpo -trasladado desde la selva ecuatoriana a Bogotá- no es el de Conrado sino el de un ciudadano ecuatoriano.
En un comunicado, reconoció que ya el día 4, expertos en medicina legal en Bogotá certificaron que «el cadáver traído con el de Raúl Reyes no pertenece a Guillermo Torres, alias Julián Conrado, como se había creído por su gran parecido físico».
Según esta nueva versión, correspondería a Franklin Guillermo Aisalia. Defensa sostuvo que era compañero de Nubia Calderón y que proporcionaban documentación falsa a los miembros de la guerrilla, además de ayudarles en sus desplazamientos.
Horas antes, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, dijo, sin dar más detalles, que el muerto era «ecuatoriano».
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, advirtió el sábado que, de confirmarse que es un ciudadano ecuatoriano, comenzará «otra lucha diplomática tremendamente fuerte», porque no dejarán «ese asesinato en la impunidad».
Santos le respondió que el ataque fue un acto de «legítima defensa»: «Que no nos vengan ahora algunos a querer señalar como asesinatos o como masacres lo que son actos de legítimos de guerra, actos legítimos de defensa de la democracia».
«Le digo al presidente Correa y a las autoridades ecuatorianas que pongan bien el ojo y no se dejen asaltar en su buena fe por unos delincuentes. Tengan cuidado y corroboren la identidad de las personas», añadió.
En las últimas horas, además, el Ejecutivo de Uribe ha reconocido la implicación de los servicios de inteligencia de EEUU, que les dio información detallada sobre la base de las FARC.
Un informe de la Fuerza Aérea ecuatoriana filtrado el fin de semana reveló que en el ataque se emplearon bombas GBU 12 Paveway II. Sólo EEUU tiene este tipo de bombas, muy utilizadas en la guerra contra Irak en 1991.
Asimismo, sigue en el aire la misión del avión estadounidense Hercules-131 que despegó de la base de Manta horas antes del bombardeo.