Pareciera que su irrupción no fue anunciada: Simplemente, llegaron. Claro, los manifestantes son los primeros en advertirlos, y no son muy técnicas las observaciones: «¡Cacha, loco, un zorrillo nuevo!»… Y no sólo eso, también nuevos carros lanza agua, o carros hidratantes, como dicen las fuentes especializadas. De su antecesor, el zorrillo chiquito -el Bernardini AM-IV- […]
Pareciera que su irrupción no fue anunciada: Simplemente, llegaron. Claro, los manifestantes son los primeros en advertirlos, y no son muy técnicas las observaciones: «¡Cacha, loco, un zorrillo nuevo!»… Y no sólo eso, también nuevos carros lanza agua, o carros hidratantes, como dicen las fuentes especializadas.
De su antecesor, el zorrillo chiquito -el Bernardini AM-IV- se saben algunas cosas: Es un vehículo brasileño, blindado, fabricado por la extinta fábrica del mismo nombre, con un peso de 3.37 toneladas y una velocidad máxima de 140 kilómetros por hora. El motor es un Mercedes Benz OM-314 de 94 HP. Lo tripulan 4 hombres y fue construido a partir de 1989. Posee ranuras para disparar armas automáticas desde su interior; también dispone de 6 lanzadores de granadas de fragmentación de gases lacrimógenos. Originalmente, el vehículo tenía un sistema eléctrico de choque (delgadas cadenas o alambres que se despliegan en torno al vehículo), que impide la aproximación de los exaltados al carro, por cierto, una utilidad que no se ha implementado en Chile. Sin embargo, es notable que sus diseñadores hayan considerado la utilidad de dicho argumento.
¿Quién está detrás del negocio? Bueno, varios. La porfía por manifestarse en la calle genera demandas en el mercado, y las empresas están siempre solícitas a satisfacerlas. En Chile, Grisolia y Compañía es una de las más importantes. Fundada en 1969, Grisolia es representante en Chile de Federal Signal Corporation (EE.UU.). Ha sido proveedor de Carabineros por largos años. Así, ha proporcionado grandes cantidades de vehículos policiales que van desde una camioneta con una carrocería de diseño propio, destinada a actividades policiales normales, hasta el sofisticado carro lanza agua para enfrentar desórdenes callejeros, señalan orgullosos en su sitio web.
El empeño no se detiene ahí. La cartera de clientes de Grisolia es convincente, por decir lo menos. Aparte de Carabineros, la empresa abastece a la Armada, el Ejército, Gendarmería, Investigaciones, Ministerio del Interior, Senado de la República. A ellos se suman municipalidades, compañías de bomberos y otras empresas, como Lionel Kovacs S.A.C.I., de Valparaíso.
Dentro de la información corporativa de Grisolia se ofrecen los vehículos blindados que produce. La imagen con la cual se ilustra el tema (¿sorpresa?) corresponde a un modelo muy similar a los nuevos zorrillos que se han visto en las calles durante los últimos meses. No posee colores institucionales, su pintura es un símil del camuflaje de algunas unidades de las Fuerzas Armadas y solo una leve bandera chilena, ubicada sobre su rueda delantera, le da un aire identitario.
La propia empresa señala que estos blindados pueden ser equipados de acuerdo a pedidos especiales o según su propia norma. Como una empresa tributaria, Grisolia peca de arribismo: «Como representantes autorizados de la marca Federal Signal, nuestro blindado está equipado con sistema acústico luminoso norteamericano». ¿Qué significa esto? Simplemente que el blindado posee una sirena. Este jeep es fabricado en aceros especiales y con grosores de acuerdo a nivel del blindaje requerido; los vidrios son a prueba de balas y están implementados de acuerdo al blindaje; el interior posee protecciones militares de acolchamiento antigolpes. Tanto la norma que rige la fabricación de estos blindados, como los niveles de blindaje requeridos y otras especificaciones técnicas, por cierto, no son de dominio público.
Otra de las empresas que abastece de vehículos a carabineros -y a otras policías latinoamericanas- es IVECO, la cual ha sido denunciada por Amnistía Internacional, ya que un modelo de sus camionetas es utilizado en China como cámara de ejecución móvil: En su interior se les aplica una inyección letal a los condenados a muerte, en sustitución del tradicional fusilamiento. Amnistía ha solicitado a IVECO que se pronuncie al respecto. No ha habido respuesta alguna, hasta ahora.
Disciplinar es un buen negocio
Esto de andar tranquilizando los ánimos de los disconformes es un buen negocio, y no reconoce fronteras ni ideologías. En efecto, desde 1980 a 1998, España vendió material militar a Pinochet por un valor superior a los 720 millones de euros. De ello, 97,2 millones correspondieron a la venta de la empresa ENASA: Camiones Pegaso, conocidos en nuestras calles como el clásico «Guanaco», y otros vehículos antidisturbios. Otras empresas involucradas en el negocio de la represión son Universal Trading; Mercedes Benz; Compañía Comercial Curacao, de Colombia; Armor Internacional Integral Security, Navistar Internacional y Veblinter.
Una empresa que se destaca es la francesa Camiva, cuyo lema es: «La experiencia y el dominio al servicio de la policía». Posee dos versiones del VMOP, un vehículo para el mantenimiento del orden público que es muy similar a nuestro queridísimo «Huáscar». Sobre un chasis de Renault, una empresa de prestigio, por cierto, Camiva pone lo suyo: 6.500 litros de agua, 150 litros de colorante (para «marcar» a los manifestantes), 250 litros de gas lacrimógeno, dos cañones con rotación de 360 grados, comandos automáticos y computacionales, cámaras de video. El chasis está a la altura de las circunstancias: Un motor de 347 HP, cabina especial de cuatro puertas con cuatro o cinco asientos; parabrisas y ventanillas de policarbonato, dispositivo delantero en «V» para enfrentar las barricadas; sistema de aire acondicionado para enfrentar los largos períodos de espera.
Por cierto, cuando uno se entera de que el peso de este mastodonte es de 34 toneladas, no puede dejar de pensar en el cuerpo de Francisco San Martín, estudiante universitario, impactado por un carro lanza aguas en el frontis de la UPLA, en septiembre del año pasado. Fractura de pelvis y sacro de carácter grave, pero sin riesgo vital fue el costo de participar una manifestación. Considerando las características del vehículo, toda una fortuna.
Y, hablando de «fortuna» ¿Cuánto costará un vehículo de estos? En realidad, es difícil saberlo. La discreción es la norma en este tipo de negocios. Sin embargo, podemos buscar una referencia: Hace dos años atrás la Policía Militar del ejército boliviano recibió carros lanza agua, ¿Su valor unitario? Aproximadamente 700.000 dólares. Bueno, es un decir porque, en realidad, estos vehículos, junto a otros implementos, fueron gentilmente donados por el Comando Sur de Estados Unidos…
Uso de guerra
Algo que no se puede olvidar es el carácter de policía militarizada que posee Carabineros de Chile. Ello se puede apreciar con toda evidencia en el uso que le da carabineros al Mowag Roland, aquella tanqueta que se suele ver en las noches de protesta en la Villa Francia o Lo Hermida, en Santiago y que, durante los últimos años, fueron destinadas al sur, para reprimir las movilizaciones mapuche. La historia de este vehículo es antigua, lo cual también da cuenta del sentido que ha tenido la función de la policía uniformada en la historia de nuestro país. El Roland fue un desarrollo privado de Mowag de Suiza a comienzos de la década de los ’60. Diseñado para cumplir con un gran número de misiones, como transporte de tropas o de munición, ambulancia, vehículo de mando, reconocimiento y seguridad interna. Los primeros prototipos estuvieron listos en 1963 y se comenzó a producir en serie en 1964.
Carabineros recibió por lo menos 18 unidades en 1966. Los modelos correspondían a aquellos destinados a la seguridad interior, básicamente divididos en 3 modalidades: Básico con torreta; otro con ametralladora en la torreta; y, otro, con pala para destruir barricadas u otros obstáculos. La ametralladora utilizada era una SIG-710, considerada por muchos la mejor ametralladora que ha sido desarrollada, y que era accionada desde el interior. En la actualidad esta ha sido retirada. Sus características técnicas evidencian su potencia. Posee una tripulación de 6 hombres y un peso de 4.7 toneladas. Su largo es de 4.4 m. y su ancho de 2 m., mientras que su alto es de 2.03 m. hasta el techo de la torreta. Puede alcanzar una velocidad máxima de 110 km/h, con una autonomía de 550 km. El casco es totalmente soldado y capaz de soportar disparos de 7.62 de armas pequeñas. El motor se localiza atrás al lado izquierdo, separado de la tripulación por una cubierta anti-incendios.
Habitualmente estos vehículos operan en grupos de 3 unidades y -según se afirma en un sitio no oficial de Carabineros- «con el fin de no generar roces con grupos de derechos humanos es que generalmente los Roland se utilizan de noche en la ciudad». Claro, en las ciudades y con los huincas, habría que añadir: Existen fotografías de estos vehículos enfrentándose a mapuche a plena luz del día…
Un silencio blindado
La pregunta que ronda es la obvia. ¿Por qué se han adquirido nuevos vehículos antidisturbios en democracia y, más aún, los conocemos en uno de los gobiernos de «transición» que ha sostenido que será el más ciudadano de los ciudadanos? Si se nos invita a participar, a dialogar, a proponer… ¿Para qué unidades blindadas entre el gobierno y nosotros? Sobretodo, cuando esto se hace en silencio: Grisolia dice que no puede informar al respecto, el ministerio del Interior señala que es información reservada, Carabineros de Chile dice que no puede informar si es que el ministerio no lo autoriza…
¿Se pueden cerrar las puertas de esta manera? Según la ley, no. En agosto de 2005 la ley 20.050 modificó la Constitución. Ahora, el incorporado artículo 8º señala que «el ejercicio de las funciones públicas obliga a sus titulares a dar estricto cumplimiento al principio de probidad en todas sus actuaciones», y, por ello, «son públicos los actos y resoluciones de los órganos del Estado, así como sus fundamentos y los procedimientos que utilicen. Sin embargo, sólo una ley de quórum calificado podrá establecer la reserva o secreto de aquéllos o de éstos, cuando la publicidad afectare el debido cumplimiento de las funciones de dichos órganos, los derechos de las personas, la seguridad de la Nación o el interés nacional».
Pareciera que las nuevas adquisiciones de parafernalia represiva son parte de una planificación de proyectos y programas que quedó diseñada en los últimos años del gobierno de Ricardo Lagos. Dentro de ella, algunos de sus puntos son: Reposición e incremento del parque vehicular para el transporte de personal (73 buses), particularmente para traslado de personal de unidades operativas; adquisición de vehículos policiales de mayor envergadura y costo para unidades especializadas y unidades fronterizas y de sectores rurales. En su momento, el propio general (R) Alberto Cienfuegos señaló que: «enorme importancia debe tener el programa de adquisición de equipamiento moderno y de primer nivel para órganos institucionales especializados, como por ejemplo el GOPE, dada su función y las amenazas crecientes en el campo de intervención de este Grupo». No es lo único. Al aparente programa se suman medidas globales, como la extensión del Sistema Aupol (Automatización e Interconexión de Unidades Policiales) a todas las unidades y destacamentos del despliegue operativo Institucional.
Entre optar por la gobernabilidad o la participación, la voluntad de la Concertación es clara: No hay nada como el orden.