La última semana de diciembre 2012 se presentó el medio-metraje documental «Operación Colombia» donde se develó de manera concreta la participación del entonces candidato presidencial, Sebastián Piñera, y los senadores Andrés Allamand (ex Ministro de Defensa y ahora aspirante a La Moneda) y Alberto Espina -todos militantes del derechista partido Renovación Nacional- en un operativo […]
La última semana de diciembre 2012 se presentó el medio-metraje documental «Operación Colombia» donde se develó de manera concreta la participación del entonces candidato presidencial, Sebastián Piñera, y los senadores Andrés Allamand (ex Ministro de Defensa y ahora aspirante a La Moneda) y Alberto Espina -todos militantes del derechista partido Renovación Nacional- en un operativo de Inteligencia extraterritorial planificado por el gobierno y el ejército de Colombia y que tenía como destino golpear a la administración de Michelle Bachelet y conseguir la extradición a territorio colombiano de ciudadanos chilenos por supuesto nexo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias FARC-EP.
Desde las operaciones de entidades estadounidenses para derrocar a Salvador Allende y luego para respaldar a la dictadura, que un grupo de chilenos no participaba en una acción extraterritorial generada en un país extranjero para agredir y condenar a ciudadanos chilenos.
El documental es una realización chileno-mexicana, materializada por Grupo Reporte y Suburbia Productora.
La presentación la hicieron el periodista Patricio López, coordinador del programa Semáforo de Radio Universidad de Chile y editor de política de la revista El Desconcierto, la audiovidualista Simone Pavin, a cargo de Suburbia Productora y el periodista Hugo Guzmán, de reporte.cl y editor de El Ciudadano. La actividad se realizó en el Café Punto C en la capital chilena y contó con la presencia de una treintena de invitadas e invitados.
El medio-metraje documental es una investigación periodística y trabajo audiovisual en relación a la visita que hicieron Piñera, Allamand y Espina a Colombia en julio de 2008, donde se reunieron con el ex presidente de ese país, Álvaro Uribe, el entonces Ministro de Defensa José Manuel Santos (actual Mandatario), los generales Freddy Padilla y Mario Montoya y altos oficiales de Inteligencia colombiana.
Los personeros colombianos interiorizaron a los chilenos sobre la Política de Seguridad Democrática aplicada por la derecha de ese país y entregaron información y orientación respecto a cómo combatir a grupos insurgentes, al narcotráfico, a movimientos sociales y preparar a las fuerzas de seguridad e Inteligencia de Chile. En un hecho inédito, los tres políticos de la derecha chilena asistieron a una sesión del Consejo de Seguridad de Colombia, equivalente al COSENA que instaló en Chile la dictadura; de esa reunión nunca se informó de temas tratados.
Al finalizar la visita, Uribe y Santos, junto a oficiales del Ejército y la Inteligencia le entregaron a Piñera, Allamand y Espina un dossier con información que, supuestamente, inculpaba a un grupo de chilenos en vínculos ilegales con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), con la idea de demostrar que la administración de Michelle Bachelet no estaba haciendo nada al respecto, que había ligas para apoyar militarmente a grupos políticos, sociales e indígenas en Chile y para lograr la extradición a Colombia de esos chilenos para juzgarlos y condenarlos allá.
Además, el documental informa de las misiones doctrinarias y políticas que cumplieron en Chile, durante gobiernos de la Concertación, el embajador colombiano Salvador Arana y el agregado militar colombiano, Carlos Alberto Fracia, quienes fueron juzgados y condenado en su país por violaciones a derechos humanos, ejecución de opositores y nexos con bandas paramilitares.
Palabras de Patricio López, editor de El Desconcierto
«Creo que aquí hay un aporte realmente positivo. Para quienes trabajamos cotidianamente procesando información en los medios de comunicación, sabemos que es muy difícil establecer los mecanismos para desarmar construcciones de la noticia y de fenómenos políticos que se realizan con total impunidad intelectual, política y comunicacional.
Y este hecho, el de julio de 2008, es uno de los más vergonzosos que hemos visto en el último tiempo. Cuando se logra juntar los hilos, pasados algunos años, se da cuenta que hay ahí un germen, de cómo se fueron construyendo algunas cosas después en el gobierno de Piñera.
En 2008 se veía la posibilidad de que la derecha chilena podía llegar al gobierno y en ese contexto era uno de los pocos que podía constituirse en aliado del gobierno de Colombia. Por eso en los medios de comunicación chilenos hicieron mucha difusión y mucho alarde de esa visita.
Como está muy bien expuesto en el documental, incluso desde el punto de vista de la presentación, se quiso mostrar en esa ocasión a Piñera como un estadista, sentado en un avión, viendo mapas, con un presidente de los más ensalzados por el duopolio de la prensa chilena que era Álvaro Uribe. Luego, la presencia de dos senadores que iban a constituirse en una suerte de soporte muy importante en la candidatura de Piñera, participando también en esa puesta en escena.
Yo no dejaría fuera del análisis eso de la puesta en escena: reunidos todo en un avión presidencial, en mangas de camisa, tomando apuntes, como trabajando todos juntos. Se quería transmitir esa imagen a la ciudadanía chilena.
Quiero en esto hablar del rol de algunos llamados analistas internacionales que e, realidad son funcionales a gobiernos de determinados países y determinados intereses. Dentro de ellos está el señor Álvaro Vargas Llosa, el señor Andrés Oppenheimer. Ambos tiene espacios de difusión, uno en La Tercera y el otro en El Mercurio. Vargas Llosa fue decisivo para trasladar estas ideas de la operación de Inteligencia y, por cierto, como está muy bien expuesto en el reportaje, durante muchos días no hubo posibilidad de que los acusados se defendieran.
Luego el gobierno sacó la voz y finalmente se cerró el tema, sin que Piñera, Allamand y Espina dieran ninguna explicación por lo que sucedió.
Hay elementos que recordar. Espina ya se había hecho cargo durante la década de los noventa del tema de la Seguridad Ciudadana, levantó el tema de la delincuencia como una de las principales amenazas para la vida de los chilenos y además, no hay que dejar fuera del análisis, el hecho de que Espina es senador en la Región de La Araucanía, y que en esa condición ha levantado en el último tiempo las posiciones más de derecha.
Están los montajes que hemos visto durante el gobierno del presidente Piñera, que cada uno se ha ido desarmado paulatinamente y para lo cual, especialmente La Tercera, incluso más que El Mercurio, ha jugado un rol muy importante para tratar. Y cuando la evidencia se esfuma, dejan de informar sin dar una explicación a la opinión pública.
Con este documental, que está profesional y muy bien hecho, demuestra que está la posibilidad, de encontrar a equipos de periodistas que están todos los días trabajando para generar una reflexión distinta a la gran ola de los grandes medios de comunicación. Hay un trabajo que está a disposición de todos.
Instalar que, independientemente de la encrucijada que cada uno pueda tener con la presidencial del próximo año, no puede haber una democracia cabal si no existe un compromiso con el pluralismo mediático. Ese compromiso no hay que exigírselo solamente al Estado, la responsabilidad individual también existe, como la responsabilidad colectiva que se debe ir creando.
Vemos como se habla mucho -y con justa razón- del sistema binominal, de la democracia de baja intensidad, yo pondría exactamente al mismo nivel el asunto de los medios de comunicación, es un tema y una necesidad crucial y creo que ahí también hemos tenido una carencia política, intelectual, sobre la cual hay que profundizar más para poder jerarquizar este tema».
Palabras de Simone Pavin de Suburbia Productora
«Quiero compartir algunas reflexiones a nivel audiovisual de Operación Colombia, la estrategia que quisimos utilizar junto con reporte.cl, de darle sentido de la imagen como atmósfera. Si ustedes se fijan, en el documental la imagen tiene ese objetivo principal, no hay una entrevista principal, o una imagen explícita que hayamos captado de tal o cual momento, sino que está creada un atmósfera, con el fin de que la investigación periodística fuera lo protagónico.
Esto mismo nos da cuenta de lo sencillo que puede ser producir una pieza audiovisual de alta calidad, que nos permita establecer una red de medios nacionales e internacionales, a un muy bajo costo de producción, siendo siempre la historia lo protagónico, que en este caso fue la investigación que hizo reporte.cl
Por lo demás, son formatos muy livianos y que sintonizan con el lenguaje audiovisual que se utiliza hoy en día, se puede difundir de una manera muy sencilla y por lo tanto puede ser masificada.
Decimos además hacer este medio-metraje documental -más allá que apareciera en un reportaje en una revista o en una Web- porque precisamente como señala la investigación, el manejo que se hizo a nivel de medios de comunicación de este tema, en los diarios y en la televisión, fue parcial y defectuosa, y que con estos documentales se puede mostrar la verdadera noticia. Incluso en instancias como esta, donde estamos reunidos en un espacio grato, en esta cafetería Punto C, y sin duda nos da la posibilidad de reunirnos, compartir el análisis, hacer una reflexión y no quedarnos marginados a lo que nos ofrecen los medios de comunicaciones tradicionales.
Estos trabajos nos van ayudando a visualizar temas que van quedar realmente instalados y que muchas veces queda instalado, por los medios tradicionales, lo que no era verdaderamente importante o lo más preciso o lo que fue verdaderamente noticia como en este caso».
Palabras de Hugo Guzmán de reporte.cl
«Este no es un documental pretencioso. Pero es profesional. En un país donde temas abordados como en Operación Colombia son evitados, censurados o colocados en un rango de riesgo periodístico que no se quiere correr. La verdad, no es menor que un Presidente, un Ministro de Defensa y un Senador hayan estado involucrados en una operación de Inteligencia militar montada por un gobierno extranjero en contra de compatriotas chilenos.
Como no es menor que en estas semanas tres profesionales de la prensa chilena hayan sufrido la misteriosa y peligrosa sustracción de su material informativo que daba cuenta de casos de violaciones a los derechos humanos.
Se presenta el documental en días que terminó la segunda fase de la mesa de diálogo entre las FARC/EP y el gobierno colombiano. Están allá, en la calurosa capital de Cuba. Antes estuvieron en la fría ciudad de Oslo. Se está haciendo un esfuerzo serio. Llevan 21 jornadas de trabajo y más de 100 horas de intercambio y análisis entre ambas delegaciones.
Paradojas de la vida, el gobierno de Sebastián Piñera que a través de Allamand, Espina y el señor Rodrigo Hinzpeter acusó de terroristas y de promover la violencia en Chile a los insurgentes colombianos, dio un giro y decidió ser parte de los diálogos con los que antes acusó duramente, y designó al embajador Milenko Skoknic como «acompañante» del proceso. Después de estigmatizar, agraviar, perseguir, amedrentar y acusar a un grupo de compatriotas por supuestas ligas con las FARC-EP, sin que hasta la fecha exista algún tipo de reparación por las consecuencias de esas acciones, Piñera tiene sentado a uno de sus funcionarios juntos a los jefes de las FARC-EP.
Tiene que ver con lo que Fernando Paulsen llamó «periodismo de emergencia»; lo que Ryszard Kapuscinski definió como los cinco sentidos del periodista puestos al servicio de la información, de la indagación; o con lo que el periodista genial, Vicente Leñero, describió como el reporteo «desentrañador de la realidad. No de la Verdad que se escribe con mayúscula y pertenece a los territorios de la filosofía o la metafísica, sino de esta realidad palpitante que exige de ojos que la observen; de palabras que la describan, de mentes que la estrujen y la manifiesten para mostrar los sucesos de nuestro tiempo, para develar lo que se ignora, para denunciar lo que tramposamente soslayado por los poderes políticos, económicos, religiosos: el reportero, como detective implacable de este entorno común».
En realidad hace falta más periodismo procesal que episódico. Más periodismo investigativo que declarativo.
Hace falta que el periodismo alternativo o contra/hegemónico sea más profesional y de mejor calidad y no se quede instalado en una mirada acomplejada y mediocre.
Hay que decir que en el equipo que hizo este documental participó mayoritariamente un grupo de profesionales jóvenes. De Chile y de México.
Se van a seguir haciendo estos medio/metrajes para que como los caracoles, pequeños y sencillos, vayan caminando en el mundo de la información dejando una estela fina que quizá alguien vea, siga y valore.
En ocasiones basta con que un par de ojos se abran, un par de oídos escuchen, un par de sentidos se tensionen, para pensar que se cumplió el objetivo periodístico.
En este país, la verdad, más allá de retóricas repetitivas, el que quiere saber mucho de lo que pasa, contar con otra mirada editorial, acercarse a otra agenda informativa más allá de la conservadora y tradicional, tiene a dónde recurrir. Lo que pasa, y digamos las cosas nítidamente, es que incluso en el campo anti/neoliberal, democrático y de izquierda, se da la espalda a los medios contra/hegemónicos y siguen suscritos a las pautas informativas hegemónicas.
Este documental, hay que insistir, es un breve y sencillo aporte a estar más y mejor informados. Es un testimonio de que la mirada nuestra, la palabra nuestra, las ideas nuestras, el pensamiento nuestro, el análisis nuestro, puede hacerse común.
Para que comúnmente estemos más y mejor comunicados en cuanto a lo que Leñero definió como «entorno común».