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A 30 años de los 119 detenidos desaparecidos

Operación Colombo, el montaje más grande de la dictadura militar

Fuentes: La Nación

Su objetivo fue hacer creer que los prisioneros a quienes sus familiares daban por desaparecidos, habían huido a Argentina donde unos se mataron entre ellos y otros murieron en tiroteos con la policía de ese país. Era abril de 1975 cuando en Buenos Aires apareció el mayor de Ejército Raúl Eduardo Iturriaga Neumann. Se contactó […]

Su objetivo fue hacer creer que los prisioneros a quienes sus familiares daban por desaparecidos, habían huido a Argentina donde unos se mataron entre ellos y otros murieron en tiroteos con la policía de ese país. Era abril de 1975 cuando en Buenos Aires apareció el mayor de Ejército Raúl Eduardo Iturriaga Neumann. Se contactó con el agente civil DINA Enrique Arancibia Clavel, y le comentó que su misión era hacer aparecer en Buenos Aires el cuerpo del prisionero David Silbermann. Se iniciaba la Operación Colombo, con la lista de 119 detenidos desaparecidos. El objetivo era que en Chile y el mundo se creyera que los desaparecidos no existían, que todo era un cuento del marxismo internacional. Con la entrada del próximo mes de junio se cumplen 30 años de este episodio que tuvo varias fases. Fue la farsa más grande de la dictadura de Augusto Pinochet.

Hace 30 años, apareció en un sótano de la capital argentina un cuerpo mutilado, con un cartel que decía «Dado de baja por el MIR». En Chile el régimen informó que se trataba de David Silberman Gurovich. Junto al cuerpo se puso una cédula de identidad con su nombre. En dos fechas distintas de julio de ese mismo año volvieron a aparecer en Buenos Aires otros tres cuerpos en condiciones similares. Esta vez se dijo que los cadáveres correspondían a Jaime Robotham Bravo, Luis Guendelman Wisniak y Juan Carlos Perelman Ide. Los cadáveres mostraban carteles con leyendas parecidas. El ardid era hacer creer que los desaparecidos habían huido a Argentina, donde se ajusticiaban entre ellos cobrándose cuentas políticas. Pero ninguno de los cuerpos correspondía a las identidades entregadas oficialmente.

Hoy nadie duda de que todo fue una farsa. Salvo el ex dictador Pinochet y sus hombres de la DINA, incluido su ex jefe Manuel Contreras, quienes siguen negando el engaño. Pero entonces muchos creyeron lo que se les relató, porque la dictadura contó con los medios de comunicación que siempre le fueron fieles: «El Mercurio», «La Segunda», «La Tercera», «Las Últimas Noticias» y los canales de televisión.

La operación fue diseñada en el hasta ahora poco conocido Departamento de Operaciones Clandestinas de la DINA que, entre otros, dirigió el referido Iturriaga Neumann, quien también fue jefe del Departamento Exterior de la DINA. Se trataba de preparar el ambiente introduciendo en la población la idea de que «guerrilleros», sobre todo del MIR, intentaban penetrar a Chile desde Argentina en forma clandestina para combatir al régimen.

El 16 de junio de 1975 «El Mercurio» publicó en portada «Paso de miristas armados a Chile». El mismo día «Las Últimas Noticias» dijo también en portada «Extremistas cruzan la frontera». Cuatro días antes, «La Segunda» tituló «Extremistas chilenos son adiestrados en guerrillas». El 13 de junio de ese año «La Tercera» publicó «Forman ejército guerrillero contra Chile», aludiendo a «extremistas» chilenos que estarían siendo adiestrados en Tucumán, Argentina. El clima ya estaba creado.

En tanto, en Buenos Aires, Iturriaga y Arancibia Clavel, apoyados por el coronel Víctor Barría, otro oficial DINA, y por el Ejército argentino y la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), continuaban afinando el «broche de oro» en coordinación con agentes instalados en Brasil.

Este sería la publicación en dos medios escritos de aparición y desaparición repentina, el diario «O Día» de Curitiba, Brasil, el 25 de junio de 1975, y la revista «Lea» de Buenos Aires unos días después, de una lista con 119 nombres de chilenos, la mayoría del MIR. A ellos se les dio por muertos en Argentina ejecutados por sus propios compañeros, o fallecidos en enfrentamientos con la policía en ese país.

Una vez más, el régimen de facto contó con sus devotos amigos de la prensa. «Exterminados como ratones», tituló «La Segunda» el 24 de julio de 1975. «Gigantesco operativo militar en Argentina: Exterminan como ratas a miristas», continuó «La Segunda» al desarrollar la información en página interior. Allí se hacía mención a la noticia de «O Día», en la cual se dijo que 60 chilenos habían sido muertos por fuerzas policiales y militares argentinas en enfrentamientos en la ciudad de Salta. Se aludía a que éstos se preparaban para formar guerrillas.

Días antes, el 16 de julio de 1975, informando de la aparición en Buenos Aires de los «ajusticiados» Robotham y Guelndelman, «Las Últimas Noticias» tituló «Sangrienta vendetta interna hay en el MIR», agregando que «Desaparecidos en Chile resucitan en Argentina, pero ahora son ultimados por sus propios compañeros».

Desacreditar a quienes clamaban por verdad y justicia

Pero la Operación Colombo tenía una etapa más. La dictadura necesitaba desacreditar a los familiares de estas víctimas y a los organismos de derechos humanos e iglesias que denunciaban los secuestros de prisioneros. Para eso contó con el respaldo de los medios. El 24 de julio de 1975, luego de la misteriosa publicación de «Lea» y «O Día» con la lista de los 119, «La Tercera» dijo «Confirmado: han presentado en Chile amparos a favor de miristas muertos en Argentina», y agregó «Sin embargo, los terroristas no sólo no habían sido detenidos en Chile, sino que se encontraban fuera del país realizando actividades extremistas».

La información también transmitió «el sentir» del Poder Judicial: «En el Poder Judicial se advertía malestar por el hecho de que los extremistas y una serie de organizaciones que alegan defender los derechos humanos, hubieran usado a los jueces en el sucio juego de desprestigiar a Chile».

Pinochet, quien para responder de alguna manera a los desmentidos de Argentina y Brasil acerca de las referidas listas y los hechos que se hacía referencia, dijo que «se hará una investigación» cuyo resultado nunca se conoció. El 20 de agosto de 1975: declaró «Se trata de una nueva campaña del marxismo leninismo internacional para perjudicar a nuestro país».

Después de reunir antecedentes que verificaban la mentira instalada en Chile acerca de los 119, el Comité pro Paz solicitó a los tribunales la nominación de un ministro en visita que investigara lo sucedido. Pero la Corte de Apelaciones de Santiago rechazó la petición.

Ocurrido en 1976 el golpe militar argentino, dos años después en Buenos Aires fue detenido el agente Enrique Arancibia Clavel, acusado de espionaje. Allanado su departamento, se encontraron decenas de cédulas de identidad que pertenecían a prisioneros desaparecidos que integraron la lista de los 119. Además se le halló una serie de copias de memorandos que había enviado a Chile al jefe exterior de la DINA.

Los procesados

Los procesados por 42 de las 119 víctimas de la Operación Colombo en la investigación que inició el ministro Juan Guzmán, y que ahora instruye el juez Víctor Montiglio, todos ex DINA y en retiro, son: el ex jefe DINA, general (R) Manuel Contreras; el ex segundo de DINA, general César Manríquez; el oficial de Gendarmería y ex jefe de Cuatro Alamos Orlando Manzo; el también ex segundo de DINA, brigadier Pedro Espinoza; ex jefe de Villa Grimaldi, coronel Marcelo Moren Brito; ex jefe de la brigada Halcón, brigadier Miguel Krassnoff; el suboficial Basclay Zapata; el ex agente civil Osvaldo Romo; el ex jefe de Tres Alamos, oficial de Carabineros Conrado Pacheco; el detective Manuel Carevic; el ex jefe del Servicio Secreto de la DINE, coronel Maximiliano Ferrer; los tenientes coroneles de Carabineros Ricardo Lawrence y Gerardo Godoy; el coronel de Ejército Gerardo Urrich; el ex jefe de la brigada Vampiro, brigadier Fernando Lauriani; y el ex jefe del Depto. de Operaciones Clandestinas y Depto. Exterior de DINA, general Raúl Iturriaga.