El 30 de diciembre de 2017 se cumplieron 21 años de la exitosa fuga de la Cárcel de Alta Seguridad de 4 prisioneros políticos del Frente Patriótico Manuel Rodriguez (FPMR). La operación denominada «Vuelo de Justicia» -también conocida como el «Gran Rescate» o la «Fuga del Siglo»- devolvió la libertad a los militantes: Maurcio Hernández […]
El 30 de diciembre de 2017 se cumplieron 21 años de la exitosa fuga de la Cárcel de Alta Seguridad de 4 prisioneros políticos del Frente Patriótico Manuel Rodriguez (FPMR). La operación denominada «Vuelo de Justicia» -también conocida como el «Gran Rescate» o la «Fuga del Siglo»- devolvió la libertad a los militantes: Maurcio Hernández Norambuena (Comandante Ramiro), Ricardo Palma Salamanca, Patricio Ortíz Montenegro y Pablo Muñoz Hoffman la tarde del 30 de diciembre de 1996.
Esa calurosa tarde, un «extra» interrumpía la normalidad de las transmisiones de los medios de comunicación con una noticia que hasta el día de hoy resulta difícil de creer: Cuatro integrantes del FPMR se fugaban de la cárcel más segura del país en un helicóptero. La secuencia parecía increíble y asombró a todo el mundo. La operación «Vuelo de justicia» logró su objetivo en 58 segundos dignos de cualquier guión cinematográfico, generando un fuerte impacto político en la democracia tutelada de Eduardo Frei Ruiz-Tagle con Pinochet aún como Comandante en Jefe del Ejército. Llamó la atención a nivel internacional, tanto por su complejidad, como por la formidable limpieza táctica que no dejó heridos ni muertos. Con el correr de los días, las autoridades descubrían partes de la operación. Sin embargo, muchos detalles importantes permanecen aún en secreto.
La nave utilizada para la acción era un helicóptero Bell Long Ranger 206 B1 de la empresa de vuelos turísticos Lassa. Inicialmente, la empresa había sido estudiada mediante arriendo de vuelos con similares características. Esta vez, el oficial de carabineros Daniel Sagredo pilotaba el helicóptero en medio de lo que parecía ser un viaje incómodo para el grupo de turistas, que incluso simuló quejas y vómitos para tomar el control de la nave encañonando al piloto y continuando rumbo hacia la región de O’Higgins. Una vez en tierra – en las orillas del lago Rapel- el helicóptero fue acondicionado y preparado para el asalto.
Con el equipo de rescate a bordo, el helicóptero despega errando inicialmente la ruta avanzando hacia la costa de la región de Valparaíso. Una vez sobre Santiago, se aproximaron hacia el complejo penitenciario con armas automáticas listas para hacer frente una eventual resistencia de Gendarmería.
Cerca de las 15:00 hrs. de ese caluroso 30 de diciembre de 1996, el helicóptero secuestrado apareció sobre el cielo de la Cárcel disparando con ráfagas de un fusil automático, en manos de un fusilero especializado del FPMR, desde los costados hacia las casetas de los gendarmes, los que se parapetaron sin oponer resistencia.
Abajo en tierra, Mauricio, Ricardo, Patricio y Pablo, se encontraban en el patio en una reunión simulada. En el sitio dejaron como señal al helicóptero un balde amarillo invertido donde descendió el canasto con precisión. Según el relato del propio Patricio Ortíz, el canasto adaptado para la extracción de los militantes tocó el cemento y comenzó a dar bandazos manteniéndose por muy pocos segundos a su alcance y luego volvió a elevarse, instante en el cual se aferraron a la estructura a duras penas. Los Rodriguistas que planearon abordar el canasto, distribuyendo el peso, no alcanzan a posicionarse correctamente. Solamente Ricardo y Pablo alcanzan a meterse al canasto, mientras que Mauricio y Patricio se mantienen colgando. Patricio se sujeta y logra subir una pierna, pero en uno de los movimientos pendulares y giratorios que tomó el canasto adaptado, Mauricio que se mantiene colgando, se azota fuertemente la espalda contra uno de los bordes del muro «como el azote que le da un dinosaurio a su presa». Contrario a la versión inicial de Gendarmería, los efectivos no repelieron el ataque y los fugados se elevaron abandonando el recinto penitenciario.
Mientras vuelan a 200 km/h sobre la capital chilena, Mauricio grita que va a soltarse a cerca de 500 metros de altura. Pablo en una arriesgada maniobra se asoma al borde del canasto y tira hacia arriba a Mauricio logrando estabilizarlo.
El vuelo de 2 minutos y medio sobre la ciudad, termina sobre una cancha de fútbol en el parque Brasil de la comuna de La Granja. Según el relato del propio Ricardo Palma Salamanca en su libro «El Gran Rescate» (LOM Ediciones 1998) en momentos que el helicóptero desciende, Pablo y Mauricio ya no resisten sujetarse y se arrojan al suelo en medio de la nube de polvo generada por la desaceleración de los motores de la aeronave. Parte del blindaje temporal adaptado en la cabina atrapó por instantes al piloto que luego fue extraído junto a los 4 rescatados por un grupo que les ayudó a emprender la huida en un automóvil que contenía fusiles M16 y se mantenía con el motor encendido en el lugar. Los fugados se preparaban para resistir un posible cerco policial, pero al no encontrar su presencia huyeron limpiamente hacia sus destinos dispares en el extranjero.
Las condenas que pesaban sobre los rescatados.
Ricardo Palma Salamanca había sido detenido en marzo de 1992 acusado de la muerte del entonces Senador, ideólogo de la dictadura y fundador del partido fascista UDI, Jaime Guzmán. Ricardo también fue acusado por el secuestro de Cristián Edwards y la muerte del coronel Luis Fontaine Manríquez y el cabo Víctor Valenzuela Montecinos. En 3 de los procesos había sido condenado a cadena perpetua.
Por su parte, Mauricio Hernández fue detenido por la muerte de Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards y se encontraba cumpliendo doble pena de presidio perpetuo.
Mientras tanto, Pablo Muñoz Hoffmann tenía 10 causas en su contra y cumplía pena por la muerte del coronel Luis Fontaine y el atentado fallido al general de la Fuerza Aérea integrante de la Junta Militar golpista de 1973, Gustavo Leigh Guzmán en 1990, quien sobrevivió al hecho, pero las heridas recibidas influyeron en su muerte en 1999.
El otro Rodriguista, Patricio Ortiz, se encontraba cumpliendo una pena de 10 años por la muerte de un Carabinero.
El destino de los 4 rescatados.
Mauricio Hernández Norambuena se encuentra prisionero desde hace más de 15 años en Brasil en una cárcel de alta seguridad y bajo un régimen especialmente cruel de sometimiento penal. Incluso la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha reconocido el régimen disciplinario diferencial al que está sometido, como ‘cruel, inhumano y degradante’. «Fue acusado de ‘extorsión por secuestro para reunir dinero con fines políticos’. Y su condena, que en un principio fue de 16 años, fue aumentada a 30 años por el Tribunal de Sao Paulo, debido a que a se le añadió el cargo de ‘tortura’, todo ello por el secuestro del empresario Washington Olivetto.
La red de apoyo en torno a Ramiro ha intentado traerlo de vuelta al país, lo que no ha podido darse debido a la falta de voluntad política de los Estados de Chile y Brasil. En febrero de 2012, Chile promulgó el tratado de extradición entre los Estados parte del Mercosur. Una de sus cláusulas señala que están prohibidas las extradiciones sólo en casos de penas de muerte y prisión perpetua. En Chile, Mauricio Hernández Norambuena está condenado a dos perpetuas y Brasil accedió a extraditarlo a condición que se le conmutaran las penas, lo que finalmente no sucedió tras un fallo de la Corte Suprema.
(Vea también: Chile. Por la libertad de Mauricio Hernández Norambuena: Las armas de la solidaridad )
Ricardo Palma Salamanca se encontraba, hace poco, a salvo de las fuerzas represivas chilenas. Sin embargo, el sindicado como autor material del ajusticiamiento de Jaime Guzmán, fue ubicado en Francia por la Interpol. La clase política chilena salió a exigir la extradición del ex FPMR al país, lo que no ha sido tomado en cuenta, al parecer, por el país europeo pues Palma Salamanca podría acogerse al status de refugiado político. Cabe recordar que los militantes del FPMR atentaron contra responsables operativos y civiles de la sangrienta dictadura militar chilena.
Por su parte Pablo Muñoz Hoffman continúa viviendo en la clandestinidad, mientras que Patricio Ortíz logró conseguir asilo político en Suiza el año 2005.
https://resumen.cl/articulos/operacion-vuelo-justicia-21-anos-del-formidable-rescate-los-frentistas