La Cumbre de Líderes Progresistas, que se reúne este viernes y sábado en el balneario chileno de Viña del Mar, dará al liderazgo de la presidenta Michelle Bachelet en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) una significativa oportunidad de apoyar el fin de la exclusión política de Cuba en los debates internacionales, como lo ha […]
La Cumbre de Líderes Progresistas, que se reúne este viernes y sábado en el balneario chileno de Viña del Mar, dará al liderazgo de la presidenta Michelle Bachelet en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) una significativa oportunidad de apoyar el fin de la exclusión política de Cuba en los debates internacionales, como lo ha venido haciendo el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva.
En la discusión viñamarina sobre «Una Respuesta Progresista a la Crisis Global» participarán desde la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, hasta el primer ministro británico, George Brown; el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero; y el vicepresidente de EEUU, Joseph Biden; incluyendo también al presidente de Uruguay, Tabaré Vásquez, al primer ministro de Noruega, Joe Stoltenberg; y al presidente Lula.
En total, asistirán cerca de 200 líderes e intelectuales, ministros de Estado y asesores gubernamentales de Italia, Alemania, Holanda, España, Australia, Canadá y Grecia, entre otros países que se reunirán por primera vez en este continente para definir una postura común sobre la crisis financiera durante los debates de la próxima cumbre del G20 en Londres. Participarán líderes de diversos partidos socialdemócratas, socialistas, socialcristianos, laboristas, liberal-progresistas y demócratas.
Anacronismos históricos
El bloqueo de EEUU a Cuba y los remanentes de colonialismo británico en la región, entre otros temas, penarán como fantasmas en el ámbito de esta reunión, en que Cristina Fernández, por ejemplo, sostendrá el sábado un encuentro bilateral con el británico Brown para reiterar el reclamo argentino de soberanía sobre las Malvinas. El escenario del balneario chileno del Pacífico marcará también el espíritu latinoamericano ante la próxima V Cumbre de las Américas, a celebrarse del 17 al 19 de abril en Trinidad Tobago, donde la anunciada presencia de Barack Obama abriría paso a un reencuentro de EEUU con la región latinoamericana y del Caribe.
Una cuestión clave del probable reencuentro con el resto de América será el cambio de la política vertical que EEUU impuso hacia América Latina, el fin del bloqueo estadounidense a Cuba y la liquidación de los anacrónicos y ahistóricos resabios de la guerra fría condenados por todos los países miembros de Naciones Unidas, excepto EEUU e Israel. Chile puede todavía desempeñar un rol estelar en ese contexto histórico que ya abordó Lula en su reunión con Obama el 13 de marzo en Washington. «Creo que Obama tiene condiciones para hacer esa inflexión [hacia América Latina], especialmente si analizamos el caso de Cuba», dijo Lula. «No hay ninguna razón para continuar el bloqueo a Cuba. Sé que no es una cosa fácil, pero tenemos que dar pasos importantes para democratizar nuestras relaciones con EEUU y de EEUU con América Latina», añadió el presidente brasilero. «No queremos una alianza para el progreso, como en la década de los ’60, ni queremos injerencia en perspectiva de lucha armada», dijo. Abogó por un nuevo tipo de relación muy diferente a la del pasado reciente.
Legitimación internacional de Cuba
Cuba se ha legitimado sobradamente en el ámbito internacional latinoamericano. El levantamiento del bloqueo se ha convertido en un imperativo ético e histórico. La retórica y argumentación justificadora de la política hostil de las administraciones anteriores de EEUU ya no tienen credibilidad en el mundo contemporáneo. En medio de la crisis, el planeta entero pide con mayor fuerza nuevas relaciones constructivas, diferentes al pasado imperial que ya cayó en el descrédito y el fracaso, militar y económico.
Sólo en lo primeros tres meses de 2009, el gobierno de Cuba recibió la visita de siete jefes de estado de América Latina. El presidente de Panamá, Martín Torrijos, inició el 3 de enero una visita oficial invitado por el presidente Raúl Castro. El mandatario de Ecuador, Rafael Correa, llegó a La Habana el 8 de enero por primera vez como jefe de estado. El 18 de enero arribó la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. El 10 de febrero lo hizo la presidenta de Chile, Michele Bachelet. El 16 febrero aterrizó el presidente de Guatemala, Álvaro Colom. El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, inició una visita el 2 de marzo. El 3 de marzo llegó Leonel Fernández Reyna, presidente de República Dominicana.
En 2008 estuvo en dos ocasiones el Presidente Lula de Brasil, en tanto el presidente de México, Felipe Calderón, aceptó una invitación para una próxima visita, en el encuentro que sostuvo con Castro en diciembre de 2008 en Brasil, en ocasión de la reunión del Grupo de Río. Todos los jefes de Estado que visitaron Cuba suscribieron importantes acuerdos de comercio y cooperación.
Vientos nuevos
La postura de Cuba se consolida en la región, junto con un prestigio internacional que implica un evidente reconocimiento a la resistencia del país caribeño a la histórica agresividad estadounidense. La isla participa en organizaciones regionales como el ALBA, el Grupo Río y CARICOM. Efectúa importantes aportes en medicina, educación, deportes y extracción de níquel, entre otras especialidades. Pero no está en la OEA y el antiguo bloqueo estadounidense afecta negativamente la vida de sus habitantes.
Zelaya, quien encabeza en Honduras un gobierno más bien de derecha, también visitó Cuba en octubre de 2007 con la idea de firmar un acuerdo limítrofe sobre la zona económica marina, que fue pospuesto por los hondureños, pero ratificó otros acuerdos de colaboración, exponiéndose a las críticas de la oposición en su país, tras romper un aislamiento de más de 40 años entre ambas naciones. Honduras se incorporó a la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), organismo de cooperación que integran Cuba, Venezuela, Bolivia y Dominica. Asimismo, Zelaya fue un activo promotor de la incorporación de Cuba al Grupo de Río. Colom también recibió duras críticas de la oligarquía de Guatemala por haber viajado a la isla.
En el continente, definitivamente soplan vientos diferentes a los ventarrones de la guerra fría. Incluida América del Norte, sólo tres países continúan distanciados de Cuba: Costa Rica, El Salvador y EEUU. Empero, el 18 de marzo, el presidente Oscar Arias anunció que firmará un decreto para restablecer relaciones entre Costa Rica y Cuba, 48 años después de acatar la ruptura ordenada por EEUU/OEA. »Si hemos podido pasar la página con regímenes tan totalmente opuestos al nuestro como en su tiempo la Unión Soviética y más recientemente con China, cómo no hacerlo con un país que es geográfica y culturalmente más cercano, como Cuba», manifestó Arias. Dijo que los dos gobiernos designarán pronto a sus embajadores. Costa Rica rompió con Taiwán en 2007 para iniciar relaciones con China.
El tigre ¿es de papel?
Pero EEUU podría quedarse completamente solo en su postura anti Cuba. El 15 de marzo ganó las elecciones en El Salvador el candidato del Frente Farabundo Martí, Mauricio Funes, un periodista progresista que pondrá término al reinado secular de la oligarquía terrateniente de extrema derecha en el único país de la región que envió tropas a Irak, hizo suyas las represivas «leyes patrióticas» de la administración Bush y también adoptó al dólar como signo monetario. Cuando asuma el cargo, el 1º de junio, evidentemente introducirá cambios a la política exterior de su país.
A casi dos décadas de la defunción de la «guerra fría», EEUU será el único país del continente que no reconoce la existencia política de Cuba. La historia, entretanto, se revierte. El viento cambió de dirección. Hasta la OEA parece dispuesta a caducar por obsolescencia el acuerdo que marginó a la isla en 1962. No se trata de una incorporación automática, ni de una invitación al regreso, pero la Organización de Estados Americanos se propone destrabar la puerta. La decisión de volver o no, sólo compete a la soberanía de la nación caribeña.
El secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, afirmó el 5 de marzo en Montevideo que es «partidario» de revocar la resolución que expulsó a Cuba del organismo. «No soy partidario de hacer ninguna negociación, simplemente soy partidario de revocarla [la resolución que expulsó a Cuba] porque creo que es obsoleta», dijo. Destacó que tal documento «habla, entre otras cosas, de la incompatibilidad de los gobiernos marxistas-leninistas'» con las políticas de la OEA. «Espero que los países que todavía no tienen relaciones con Cuba las vayan normalizando adecuadamente», sentenció el chileno.
La política estadounidense del garrote ya no tiene asidero en la realidad. El panorama económico en Estados Unidos es cada día más oscuro, mientras fracasan los intentos de apagar la recesión con fuegos artificiales que podrían agrandar más la hoguera. Alguna vez Mao Tse Tung dijo: «el imperialismo es un tigre de papel». Pero hoy es …de papel moneda -sin respaldo- y de bonos del Tesoro que se fabrican con tanta velocidad como el papel toilette.
No es coherente que EEUU continúe justificando un bloqueo inspirado en motivaciones ideológicas. Menos en una época histórica en que «el comunismo chino» se ha convertido en el principal sostén del capitalismo estadounidense, gracias a su potente acumulación de bonos del Tesoro emitidos por la Reserva Federal de EEUU, sin otro respaldo que «la confianza» en que el deudor pague. Si China se desprendiera de esos bonos en el mercado financiero internacional, el pueblo de EEUU sufriría tanto como lo ha hecho el pueblo cubano en medio siglo de bloqueo.
*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.