Cristián Labbé Galilea (66), el ex alcalde UDI de Providencia y coronel en retiro del ejército, reacciona de la misma manera que el diputado RN Rosauro Martínez Labbé, desaforado y procesado por crímenes de lesa humanidad en Valdivia. Labbé Galilea dice tener «la conciencia tranquila» y sentirse «sorprendido» por su detención y reclusión durante tres […]
Cristián Labbé Galilea (66), el ex alcalde UDI de Providencia y coronel en retiro del ejército, reacciona de la misma manera que el diputado RN Rosauro Martínez Labbé, desaforado y procesado por crímenes de lesa humanidad en Valdivia. Labbé Galilea dice tener «la conciencia tranquila» y sentirse «sorprendido» por su detención y reclusión durante tres días en el Batallón de Telecomunicaciones de Peñalolén. Lo mismo sostiene Martínez.
Sin embargo, el dictamen de la ministra de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes, que sitúa a Cristián Labbé como autor del delito de asociación ilícita (como oficial de la Dina) para cometer secuestros, torturas, desaparición y muerte de trece personas, es solo el comienzo de un proceso que debiera terminar con condena y cárcel para el ex guardaespaldas y ministro de Pinochet. Cristián Labbé es hijo del coronel Alberto Labbé Troncoso, director de la Escuela Militar que en 1972 fue llamado a retiro por negarse a rendir honores al presidente cubano Fidel Castro.
La resolución de la jueza Cifuentes -recibida como un triunfo por los abogados querellantes y en especial por las víctimas de la represión dictatorial- somete también a proceso a miembros en retiro del ejército, Carabineros e Investigaciones. Encabeza la lista Manuel Contreras Sepúlveda, general de brigada y Klaudio Kosiel Horning, teniente coronel; Pablo Quintana Salazar, teniente coronel; Vittorio Orvietto Tiplitzky, coronel de sanidad del ejército; Ramón Carriel Espinoza, suboficial mayor; Rodolfo Vargas Contreras, coronel de Carabineros; Nelson Valdés Cornejo, ex funcionario de Investigaciones; Carlos Silva Salinas, teniente coronel de Carabineros; Bernardo Purto Yarch, médico radiólogo. En el caso de Cristián Labbé Galilea señala que éste es sometido a proceso «en su calidad de autor en el delito de asociación ilícita, en los términos del artículo 15 N° 1 del Código Penal».
La magistrada sometió a proceso a este grupo de torturadores y asesinos por responsabilidad en los casos de Oscar Gómez Farías (Mapu), Carlos Carrasco Cáceres y Ceferino Santis Quijada (MIR), Luis Norambuena Fernandois, Jorge Cornejo Carvajal, Jorge Ojeda Jara y Víctor Mesina Araya (PS), Florindo Vidal Hinojosa y Gustavo Farías Vargas (MIR), Aquiles Jara Alvarez, Jenaro Mendoza Villavicencio, Carlos Galaz Vera y Miguel Angel Moyano Santander.
TEJAS VERDES:
ORIGEN DE LA DINA
El 11 de septiembre de 1973, alrededor del mediodía, dos aviones Hawker Hunter lanzaron los primeros misiles contra La Moneda. El estruendo hizo temblar Santiago. Desde tempranas horas, las fuerzas armadas invadían el territorio nacional para controlar a la población y neutralizar todo intento de resistencia.
A las cuatro de la madrugada de ese día, el personal del regimiento Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, comandado por Manuel Contreras Sepúlveda, recibió orden de formación, mientras los camiones hacían funcionar sus motores. Unos cuatrocientos soldados armados partirían rumbo a Santiago. Otros setenta se quedaron en el regimiento para desplazarse por San Antonio, asaltar y allanar las empresas fiscales de la zona y colaborar con los infantes de Marina en el control del puerto.
Manuel Contreras Sepúlveda, entonces teniente coronel, comandante de Tejas Verdes, fue designado gobernador departamental y jefe de la zona en estado de sitio. De inmediato dictó bandos, cerró escuelas y liceos, investigó a los profesores, detuvo a dirigentes sociales y políticos, allanó poblaciones y fábricas. En los primeros días de octubre, en conferencia de prensa leyó un bando que señalaba «se castigará con fusilamiento a los malos elementos que sean sorprendidos propagando rumores». El regimiento de Tejas Verdes -que incluía centros asociados como el campamento escuela y el campo de prisioneros, todos cercanos entre sí- se fue constituyendo en uno de los complejos represivos más temidos del país.
En diciembre de 1973, algo más que un centro de detención se gestaba en Tejas Verdes. Contreras Sepúlveda reunió a un contingente de las ramas de las fuerzas armadas y les informó que habían sido elegidos para ocupar un lugar de privilegio «en la lucha destinada al exterminio del marxismo». Era la gestación de la Dina.
El abogado querellante Hiram Villagra, de la Corporación de Defensa de los Derechos del Pueblo, Codepu, consultado por Punto Final respecto a la importancia del procesamiento de Labbé y otros por la ministra Cifuentes, dice que «es necesario situar el contexto. Tejas Verdes fue el laboratorio experimental para crear la Dina. Contreras asumió el rol simultáneo de comandante del regimiento de Ingenieros, comandante del campo de concentración y director de la Dina, que no estaba aún legalizada, pero que funcionaba como una asociación informal».
TESTIMONIOS QUE
COMPROMETEN A LABBÉ
Son varios los testimonios que ubican a Cristián Labbé Galilea en la gestación de la Dina en Tejas Verdes. Testimonios de víctimas de la represión y de miembros del ejército así lo señalan. Patricio Salvo, que en 1973 era conscripto y aspirante a oficial de reserva, es uno de ellos. Prestó testimonio en el proceso y contó su historia para el libro El despertar de los cuervos del periodista Javier Rebolledo. Salvo relata que Cristián Labbé lo miró extrañado e incómodo cuando se encontraron en el subterráneo del casino de oficiales de Tejas Verdes, lugar en que se interrogaba y torturaba a prisioneros. Su oficial superior, Mario Seguel -condenado por torturas en Tejas Verdes- se lo presentó en momentos que habían varios detenidos amarrados, encapuchados y en malas condiciones. Salvo asegura que vio a Labbé golpear a un detenido cuando éste se movió. Luego vería a Labbé varias veces cuando llegaba en un Volkswagen rojo, cuyo propietario era el capitán Klaudio Kosiel, también procesado por la jueza Cifuentes.
En diversas investigaciones judiciales en torno a Tejas Verdes, aparecen testimonios que involucran a Cristián Labbé en calidad de «profesor», junto Ingrid Olderock, Miguel Krassnoff, Gerardo Ulrich, Manuel Carevic y otros represores que actuaron en diversos centros de detención de los organismos de seguridad. Samuel Fuenzalida Devia, señala que en diciembre de 1973, mientras cumplía el servicio militar en el regimiento Motorizado N° 15 de Calama, fue llamado por el comandante de su compañía, que se encontraba acompañado por el oficial del SIM (Servicio de Inteligencia Militar), que le señaló que «por sus méritos ha sido premiado con una estadía en la costa central». Fuenzalida Devia atestigua que junto con otros soldados llegaron al Regimiento de Tejas Verdes y de allí los trasladaron a Rocas de Santo Domingo, donde había unas cabañas de veraneo. Allí recibirían la visita de Manuel Contreras, quien les aclaró que «‘a partir de ese momento pasaban a integrar la naciente Dina y que debían estar orgullosos de ello’. Así me enteré que había sido incorporado a la Dina», declara Fuenzalida, quien agrega que Labbé fue uno de sus instructores.
Los testimonios de chilenos que sufrieron la represión hablan de torturas aberrantes en Tejas Verdes, de verdaderos experimentos con el dolor humano. Anatolio Zárate, quien era oficial de marina mercante, testificó que en una de las sesiones de tortura la capucha que cubría sus ojos cedió y pudo ver a sus represores, entre ellos, Vittorio Orvieto, Nelson Valdés y «al entonces, teniente Labbé». Luego señalaría que Labbé no lo torturó directamente, pero «dirigía la tortura. No era un espectador».
El abogado Hiram Villagra, reitera lo decisivo que resulta considerar a Tejas Verdes como laboratorio experimental para crear a la Dina, tarea que encabezó Manuel Contreras y agrega que Cristián Labbé «ocupaba el rol de instructor en interrogatorio, contrainterrogatorio y contrainteligencia. Aparece con un rol de instructor en torturas».
LO QUE VIENE
Pese a que Cristián Labbé advierta a la derecha de la necesidad que lo apoyen y declare que «todo lo que se ha dicho de mí es falso», el proceso judicial sigue su curso y se espera que las acusaciones aumenten. Los abogados querellantes, incluidos los del Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, han señalado que solicitarán ampliar el procesamiento por otros crímenes de lesa humanidad. El mismo día en que Labbé obtuvo su libertad bajo fianza -«algo previsible judicialmente» dice el abogado Villagra-, se solicitó ante la Corte de San Miguel ampliar el procesamiento de asociación ilícita a otros 34 delitos: ocho de secuestro simple, cinco de secuestro calificado, aplicación de tormentos en perjuicio de trece víctimas, y ocho delitos de homicidio calificado.
Hiram Villagra sostiene que el procesamiento de Labbé por asociación ilícita en calidad de autor en los términos del artículo 15 del Código Penal, no es un asunto menor. «Queda claro que hubo una asociación ilícita, es decir una organización jerarquizada, con roles específicos, que cometió crímenes, secuestró y torturó personas», dice el abogado. Agrega que «el artículo 15 establece que son autores los que participan directamente del hecho, los que inducen a otros a ejecutarlo o los que estando concertados, facilitan los medios con que se lleva a efecto el delito o lo presencian sin tomar parte inmediata en él. Labbé no solo hace parte de asociación ilícita sino que proporciona los conocimientos y medios y observa cómo se tortura. El es autor, según el mencionado artículo».
Villagra señala que «Labbé aparece comprometido en tres o cuatro situaciones como autor directo, pero aparece muchas veces acompañando a Mario Jara Seguel -un oficial de ejército, reincorporado al momento del golpe que asumió como jefe de la escuadra de tortura- diciéndole lo que tenía que hacer». Jara Seguel fue procesado por torturas y falleció en libertad provisional, hace un par de años.
Publicado en «Punto Final», edición Nº 816, 31 de octubre, 2014