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XV Cumbre Iberoamericana de Salamanca

Otra cumbre sin pena ni gloria

Fuentes: Revista Insurrección

En el transcurso de estos 15 años, de cumbre en cumbre, la cifra de pobres ha aumentado aceleradamente hasta llegar hoy a 222 millones en América Latina, es decir el 44% de la población El presidente de Colombia regresó contento de la XV Cumbre Iberoamericana, celebrada esta vez en la centenaria ciudad española de Salamanca, […]

En el transcurso de estos 15 años, de cumbre en cumbre, la cifra de pobres ha aumentado aceleradamente hasta llegar hoy a 222 millones en América Latina, es decir el 44% de la población

El presidente de Colombia regresó contento de la XV Cumbre Iberoamericana, celebrada esta vez en la centenaria ciudad española de Salamanca, porque -según él y la canciller Carlina Barco – había logrado el respaldo a la criminal ley de «justicia y paz» y que los cancilleres y presidentes asistentes dejaran plasmado en uno de las resoluciones especiales que en Colombia los «grupos ilegales» son terroristas.

Mentira. No lo logró a pesar de todos el esfuerzo que hizo desde el mismo día que llegó él y toda la labor de pasillo de la ministra de relaciones exteriores y demás parte de su séquito.

Pero así se lo han dicho al país, tratando de que todo el mundo interiorice esa Colombia virtual que él, sus secuaces y los medios de comunicación, pintan para la opinión nacional e internacional.

Ahora, como Uribe es experto en trucos, sí logró colar «un mico», es decir, una idea ambigua sobre el tema, aprovechando que en esas cumbres se trata de dar gusto a todos los asistentes oficiales, de complacerlos a todos para alcanzar el consenso y no se profundiza ningún tema, ni se examina la realidad tal cual se presenta pues solo están las voces de los gobiernos.

El documento aprobado por los cancilleres y luego ratificado por los presidentes lo que dice es que los participantes en la Cumbre apoyan los «esfuerzos del gobierno para establecer la paz» y condenan a quienes «cometen atentados terroristas».

Uribe quería que la insurgencia fuera calificada de terrorista, negando con ello a nivel internacional la existencia del conflicto social y político, y que metieran en el mismo saco a la guerrilla y a los narcoparamilitares, bajo la manida expresión de «grupos ilgales».

Y el presidente colombiano no se salió con la suya gracias a la firme posición de Cuba y Venezuela, cuyos representantes no tienen pelos en la lengua para llamar por su nombre las cosas en este tipo de eventos, ni para decir la verdad sobre los acontecimientos actuales.

Los representantes de estos dos países saben bien el papel que está jugando Uribe dentro de los planes estadounidenses y el soporte que brinda el conflicto colombiano como pretexto para la invasión militar del continente y la agresión contra los gobiernos libres.

Quizás otros gobiernos lo saben también pero se callan porque están de acuerdo o porque no tienen el valor para expresarse claramente y actúan dentro de las conveniencias de los poderosos capitalistas a quienes no les interesa para nada rivalizar abiertamente con el gobierno de la Casa Blanca.

Muchos medios alternativos han publicado desde hace años sobre la inutilidad de este tipo de cumbres para los intereses populares y el presidente Hugo Chávez, que las ha vivido, lo ha afirmado en varias ocasiones.

Han realizado, por ejemplo, 15 cumbres iberoamericanas hablando de integración, de la pobreza, de la desigualdad, de los problemas de la juventud y de la niñez y de cuanto problema hay en la región y todo se pone peor para volver a la retórica en la próxima cumbre. No se hace nada a favor de los pueblos.

En el transcurso de estos 15 años, de cumbre en cumbre, la cifra de pobres ha aumentado aceleradamente hasta llegar hoy a 222 millones en América Latina, es decir el 44% de la población.

En cambio los empresarios, que siempre hacen una reunión paralela a la cumbre, sí concretan negocios bajo la mampara de la integración. Por supuesto el negocio grande es para las transnacionales que logran jugosas ventajas frente a los gobiernos y empresarios de los países pobres de Ibero América, como quien dice de América Latina.

Muchos analistas han escrito esta vez sobre la sospecha de que el gobierno español – con su rey y heredero a la cabeza – lejos de querer resarcir al menos en parte la histórica tragedia que ocasionaron durante la invasión a América y los siglos que la mantuvieron bajo su dominio, quieren sacar tajada en esta época de globalización neoliberal.

En Salamanca se reunieron cerca de 100 empresarios y crearon un consejo asesor, que se reunirá cada año para hacer acuerdos, lograr inversiones y lograr que los jefes de Estado se comprometan a facilitarlas mediante un marco institucional que abra las puertas sin ninguna cortapisa al capital transnacional.

Enrique Iglesias, ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aplaudió esta idea con entusiasmo. Este señor que estuvo por años y años en ese organismo sin lograr otra cosa que impulsar la infraestructura para la penetración a fondo de los proyectos neoliberales en Latinoamérica, ahora será quien presida la Secretaría General Iberoamericana, que a partir de esta reunión quedó instalada en Madrid.

Muestra clara de los intereses españoles es la notable presencia en varios países de América Latina de poderosas y voraces transnacionales que han llegado a lanzar al desempleo a millones de trabajadores y a explotar recursos como el gas, el petróleo (Repsol), o a monopolizar las telecomunicaciones (Telefónica española), el agua (Aguas de Barcelona) o las finanzas, (Banco Santander) o el servicio de electricidad (ENDESA).

Los graves problemas que padecen nuestros pueblos no se tocan a fondo porque no se pueden ni se quieren tocar las causas de ellos ya que residen justamente en los intereses que defienden la mayoría de los asistentes a estas reuniones.

Hablando claro, digamos que muy poco es lo que hay por rescatar de la Cumbre de Salamanca. En esta ocasión serían dos aspectos:

Uno, el triunfo de Cuba al lograr que se aprobaran los documentos donde se condena abiertamente el criminal bloqueo a que está sometida las isla desde hace más de cuatro décadas y se pide llevar ante la justicia a Posada Carriles, (aunque sin mencionar su nombre) autor del atentado contra el avión de Cubana de Aviación en el que perdieron la vida 73 pasajeros, en octubre de 1976.

Dos, una posición un poco menos temerosa contra la política agresiva y abusiva de Estados Unidos manifiesta precisamente en los dos documentos de apoyo a Cuba.

En fin, que de estos eventos muy poco podemos esperar y sobre el rumbo y el futuro de la comunidad iberoamericana hay que tener los ojos y los oídos atentos mientras predominen allí los intereses de los poderosos, que no dejan de aspirar a tener más y defender sus privilegios, ello significa mayor miseria para las grandes mayorías.

Los problemas que agobian a los pobres de la comunidad iberoamericana solo han servido allí para los discursos pues son tan evidentes que no pueden obviarlos, pero las soluciones no se avizoran en la concreta porque sencillamente quienes darán salidas solo pueden ser quienes padecen esa trágica situación.

De eso estamos seguros los colombianos que vivimos bajo un régimen de terror del cual ni se habló en la Cumbre.