Algo muy grave está ocurriendo en el continente latinoamericano. Su antecedente inmediato se remonta a los años 70, cuando de forma desembozada, impune y con una masividad estremecedora, los gobiernos y fuerzas armadas dictatoriales secuestraban y hacían ³desaparecer² a miles de ciudadanos sin respetar límites de fronteras. Se lo conoció en todo el mundo como […]
Algo muy grave está ocurriendo en el continente latinoamericano. Su antecedente inmediato se remonta a los años 70, cuando de forma desembozada, impune y con una masividad estremecedora, los gobiernos y fuerzas armadas dictatoriales secuestraban y hacían ³desaparecer² a miles de ciudadanos sin respetar límites de fronteras. Se lo conoció en todo el mundo como Plan Cóndor y aún sus ejecutores no han pagado por sus operaciones criminales.
Con otros matices pero con la misma matriz represiva, el tema ha vuelto a reaparecer y lo peor es que vuelve a repetirse con una insistencia que comienza a provocar lógica alarma entre las fuerzas y militantes progresistas y revolucionarios del continente.
Hace exactamente un año, en la navidad del 2003, la noticia llegó desde Ecuador, donde en un operativo de fuerzas especiales de ese país y agentes llegados desde la Colombia fascista de Alvaro Uribe Vélez, fue apresado el dirigente de las FARC, Simón Trinidad. Obviamente, su captura respondió a la decisión inequívoca del presidente ecuatoriano y reconocido burlador de la soberanía popular de ese país, Lucio Gutiérrez. Poco tiempo después, Trinidad fue extraditado a Colombia y desde allí ahora se está negociando su envío a Estados Unidos, a pedido del gobierno de Bush.
A fines de noviembre pasado, el tema volvió a manifestarse pero esta vez en la provincia de Buenos Aires, Argentina, donde fuera detenido el ex dirigente revolucionario chileno (del FPMR), Sergio Galvarino Apoblaza. Capturado por la policía argentina y también con obvia colaboración de sus pares chilenos, Galvarino enfrenta ahora el pedido de extradición solicitado presurosamente por el gobierno de Ricardo Lagos (alias «el socialista»).
Pero la lista iba a crecer con una nueva y desagradable sorpresa. Esta vez fue a principios de diciembre y los hechos ocurrieron en un territorio inesperado: Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela. El secuestrado fue el dirigente de la Comisión Internacional de las FARC, Rodrigo Granda Escobar, quien fue apresado en las proximidades de una cafetería céntrica, introducido a golpes en el baúl de un coche y trasladado presurosamente hasta la localidad colombiana de Cúcuta, donde quedó detenido en manos del Ejército de Uribe. Según explicaron varios testigos y recoge en una nota el director del diario colombiano «Voz», Carlos Lozano Guillén, Granda «fue capturado por agentes de la DISIP venezolana aunque algunos que hablaron con él tenían acento colombiano».
Grave, muy grave lo que está pasando. Y sobre todo, especialmente complicado lo ocurrido en Venezuela, donde todo hace pensar que, en el mejor de los casos, alguien, desde un cuerpo policial o de inteligencia, quiere ensuciar al proceso revolucionario bolivariano. Pero para echar más leña al fuego, luego se conocieron declaraciones del embajador venezolano en Bogotá, que justifican dicha actuación. Lo cierto es que esta nueva reedición de «plan Cóndor» sin dictaduras que lo expliquen, no puede ser tomado como mera casualidad. El imperialismo está jugando baza y utiliza debilidades en algunos casos y miserabilidades macartistas, en otros. Los mismos que asesinaron al patriota bolivariano Danilo Anderson hoy buscan enturbiar las relaciones fraternas entre los revolucionarios bolivarianos de ambos lados de la frontera colombo-venezolana.
Ante hechos de esta naturaleza las fuerzas progresistas no pueden menos que condenar dichas actitudes. No hay nada que justifique que militantes populares latinoamericanos sean detenidos en operaciones conjuntas extrafronterizas. Y por eso es necesario repudiar cada uno de estos hechos, exigiendo el cese de las persecuciones y detenciones. La construcción de la Patria Grande Bolivariana no admite emboscadas arteras contra los que lucharon y luchan por la liberación de nuestros pueblos. O nos unimos todos en la defensa de los derechos humanos de los patriotas antiimperialistas, o nos hundimos todos y gana el imperialismo y sus secuaces.