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Otro 11 de Septiembre

Fuentes: Rebelión

Esta reflexión la escribí unos días después de que ocurriesen los atentados en Estados Unidos del 11 de septiembre del 2001.. Repudio totalmente los atentados y todo tipo de violencia política o de cualquier género. Pero ante la exageración mediática de tales sucesos quiero recordar a los jóvenes en particular unos sucesos que ocurrieron en […]

Esta reflexión la escribí unos días después de que ocurriesen los atentados en Estados Unidos del 11 de septiembre del 2001.. Repudio totalmente los atentados y todo tipo de violencia política o de cualquier género.

Pero ante la exageración mediática de tales sucesos quiero recordar a los jóvenes en particular unos sucesos que ocurrieron en Chile el 11 de septiembre de 1973 donde se asesinó a un presidente electo y se asesinaron a la vez muchas esperanzas de muchas personas que soñábamos con la libertad.

Reedito nuevamente este mensaje porque de nuevo hay un agobio mediático de los sucesos de Estados Unidos y un olvido manifiesto de casi todos los demás dramas del Planeta.

Recientemente hemos sido testigo de cómo la Convención Republicana se ha celebrado en Nueva York para intentar que su candidato a la reelección pudiese sacar partido de la tragedia del 11 de septiembre del 2001. En un hecho descarado de aprovechamiento electoral del terrorismo.

OTROS ONCES DE SEPTIEMBRE

Las circunstancias han querido que en mi vida haya habido tres 11 de septiembre que han alterado sensiblemente mi forma de entender el mundo. Estos 11 de septiembre han sido los siguientes:

-11 de septiembre de 1973 ( Golpe de Estado en Chile y asesinato del Presidente electo de Chile Salvador Allende)

-11 de septiembre de 1977 ( Participar en la manifestación que hubo en Barcelona en demanda de » Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía)

-11 de septiembre de 2001 ( Atentados múltiples en Estados Unidos).

Les voy a contar una historia un poco larga relacionada con el 11 de septiembre de 1973. Por aquella época yo era un joven de 25 años, recién casado, con un flamante título de Ingeniero Técnico, y trabajando en una de las empresas metalúrgicas más importantes de Cataluña, concretamente en Manresa ( Barcelona). Había empezado a trabajar en aquella empresa, justo un año antes recién acabada la carrera, y me incorporé al departamento de Métodos y Tiempos, para establecer los procesos de fabricación que debían seguir los trabajadores. Al poco de incorporarme, la empresa compró dos máquinas herramientas (Torno y Fresadora) activadas por Control Numérico (Ordenador) y otro compañero y yo de la Oficina Técnica fuimos instruidos para ser los programadores de aquellas máquinas. Empezamos a estudiar, y en mayo de 1973, estuvimos dos semanas en París, haciendo un curso de formación, en una de las empresas que tenía las tecnologías más avanzadas de la época.

En septiembre fuimos nuevamente a París a repasar y practicar con los estudios que habíamos realizado. Al empezar aquel lunes a trabajar, nos dieron un plano muy complicado, que no tenía ningún título, y nos dijeron que teníamos que hacer el programa para conseguir la pieza reflejada en el plano. Empezamos a trabajar y como habíamos estudiado bastante, fuimos avanzando en la tarea a buen ritmo, de vez en cuando nuestro tutor que era un Ingeniero joven, supervisaba nuestra tarea, y también comentábamos bastantes cosas, el nos preguntaba cosas de España, y nosotros cosas de Francia, principalmente del mayo-68, porque el nos dijo que le había cogido de lleno aquella movida.

Terminamos el programa y nos llevaron a un Centro de Mecanizado, nos dieron un tarugo de una aleación de aluminio la colocamos en la bancada, pusimos la máquina en marcha, y aquello empezó a trabajar de forma precisa y ordenada, de tal manera que en pocos minutos estuvo concluida la pieza que había dibujada en los planos. Desmontamos la pieza, y fuimos al Laboratorio de Control de Calidad y allí unos operarios procedieron a verificarla y resultó apta y de acuerdo con todas las especificaciones. Al poco rato aparecieron unos cuantos ingenieros y nos felicitaron por aquel trabajo, y nos dijeron que habíamos hecho el programa de una pieza específica del futuro avión supersónico Concorde, concretamente el marco de las ventanas.

Era por la mañana, y el ingeniero tutor nos invitó a visitar París yo le sugerí que fuésemos al Barrio Latino y nos enseñara todos los sitios donde habían ocurrido los mayores incidentes en mayo-68, estuvimos por allí dando una vuelta y nos fue explicando como habían sido las manifestaciones de aquellos sucesos. Comimos allí en el barrio Latino, y después de comer nos acercamos a un kiosco de prensa y pude ver la portada del periódico Le Monde anunciando a toda página que había habido un golpe militar en Chile y que Salvador Allende había sido fusilado y se había iniciado por todo el país una represión sin límites de detenciones y asesinatos.

Sentí un escalofrío que me helaba la sangre, porque yo había seguido con mucho interés la evolución en Chile de aquella época y tenía grandes esperanzas en la victoria de la Libertad y la Democracia. Sin embargo todo se fue a pique. Aquella noche en el hotel y acostado decidí que al día siguiente diría a toda la gente que yo era socialista y que era necesario a partir de entonces luchar por la Libertad, la Democracia y la Paz de todos los humanos.

Eso fue el 11 de septiembre de 1973, y hasta ahora amigos, y en esa estamos y en esa seguiremos. Esta historia la he contado en memoria de Salvador Allende y en solidaridad con todas las personas que han pagado con destierro, marginación, cárcel o la propia vida su lucha por la LIBERTAD.