En el momento de escribir estas lineas, a miles de kilómetros de Inglaterra, donde me hallo, concretamente en la capital de Estados Unidos, Washington DC, Brett Kavanaugh está siendo investido como juez del Tribunal Supremo y en el proceso haciendo un corte de mangas a las mujeres de ese país.
El viernes 6 de Octubre ya se veía que el apoyo de Collins y otros senadores/as, preocupados por el coste político (como el Demócrata Joe Machin del estado de Virginia Occidental que apoyó a Trump en las pasadas elecciones) iban a consolidar la investidura de Kavanaugh, con 51 votos a favor y 49 en contra en una votación clave del cierre del debate. Mientras tanto, a las afueras del Capitolio varios cientos de personas fueron detenidas.
Este caso ha levantado ampollas por muchas razones, como que «de repente» saliera esta historia a la luz para que el Partido Demócrata pudiera exprimir el asunto a su favor de forma tan conveniente. Pero en el contexto en el que las mujeres vivimos, sabemos que al denunciar una agresión sexual es muy a menudo que nosotras, las víctimas, nos convertimos en las culpables. Es muy normal, creo yo, la actitud de Ford, lidiando sola con los efectos del amago de violación durante años y queriendo advertirnos de las acciones de un hombre cuyas decisiones van a ser cruciales para las vidas de tantas personas, antes de que sea demasiado tarde.
Pero lo que a muchas mujeres nos horroriza es que aquí tenemos un presidente, el cual ha sido denunciado por agresiones sexuales, nominando como Juez Supremo a otro hombre denunciado por lo mismo. Y lo que es mas grave, un día (esperamos que no muy lejano) Trump ya no será el presidente, pero Kavanaugh seguirá siendo Juez Supremo hasta su jubilación (es un cargo vitalicio), para la cual faltan muchos años, tiempo de sobra para cambiar la actual ley que garantiza el aborto, u otras leyes recientes que protegen a personas racializadas, mujeres y otros colectivos marginados. Y con un grupo de jueces/zas en el Tribunal Supremo que en la mayoría son conservadores, hay más que bastantes razones para preocuparse. En teoría, un juez conservador sustituye a otro juez conservador, pero en este caso, mientras Anthony M. Kennedy era un conservador moderado, Kavanaugh, es católico practicante y ha declarado estar en contra del aborto y ser pro-armas.
Por ahora, lo hecho, hecho está, pero es de esperar que la polémica que ha rodeado este asunto anime a mucha gente a participar en las próximas elecciones de mitad de legislatura que van a tener lugar el 6 de Noviembre. Estas elecciones son una especie de referéndum sobre la presidencia de Trump y en juego se encuentra un mayor control del partido Demócrata en la Camara de Representantes y el Senado, las cuales actualmente están bajo control del partido Republicano. Este estupendo artículo de El Confidencial explica que históricamente hablando, pasa a veces que el inquilino de la Casa Blanca pertenezca a un partido, mientras que el Senado o el Congreso o las dos cámaras estén bajo el control del partido opuesto. En caso en que el Congreso esté bajo dominio del partido Democrata, hay quien piensa que se darían las circunstancias para comenzar el proceso de acusación y denuncia del presidente («impeachment» en inglés) con el fin de destituirlo de su cargo.