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En tiempos de guerra, periodismo para la paz: entrevista a Arturo Guerrero

«Pacificar un país no es sólo silenciar armas, sino apaciguar mentes»

Fuentes: Rebelión

Entrevista a Arturo Guerrero, filósofo, periodista, escritor, columnista conferencista y ex tallerista de Medios Para la Paz.


FSJ:. Si la paz es una obra colectiva ¿Se le puede pedir al periodista que sea militante de la paz, no solo que informe?

AG: La paz es obra colectiva, pero no exclusiva de militantes. El periodista puede militar en partidos, religiones, movimientos, en calidad de ciudadano. En tanto periodista, su misión es informar ateniéndose a los criterios profesionales de equilibrio y confrontación de fuentes, contextualización, seguimiento de procesos, manejo adecuado del lenguaje. Esta es su manera de contribuir a la paz y a cualquier otro propósito social necesario.

FSJ: ¿Cómo transmitir varias visiones de la realidad, necesarias para el debate público, cuando se privilegia el uso de fuentes oficiales?

AG: Con agudeza de mirada e imaginación. Las fuentes oficiales son, por lo general, sosas pero encantan a los editores y directores de medios. Un buen redactor ve más allá, investiga debajo de las piedras, propone temas y ángulos inéditos, provoca.

FSJ: ¿Cómo desmarcarse de la dictadura de la primicia, la chiva, que rechaza la publicación de temas considerados repetitivos, trillados, por ejemplo las masacres o las muertes, en un país como el nuestro donde estos trágicos eventos son la constante?

AG: Trillado no son los hechos sino su tratamiento. Cada hecho, en apariencia repetitivo, es un desafío de investigación y un cuestionamiento al modo de narrar. Es más interesante saberlo contar que contarlo primero. Los buenos periodistas deben educar a sus editores ofreciéndoles textos o notas memorables, para que estos adviertan su fuerza.

FSJ:¿Se puede decir que Invisibilizar otras fuentes, descartar noticias, porque el número de muertos no es impactante, es condenar a una segunda muerte a esas víctimas y al desconocimiento de su historia por parte de la opinión pública?

AG: Claro. Y en este punto la censura y autocensura no siempre tienen origen político. También son responsables de ellas los periodistas poco creativos, los que desconocen muchos mecanismos del lenguaje que permiten ´decir sin decir´. Por ejemplo, es posible pasar de ´denunciar´ a ´enunciar´. Un artículo que enuncia o devela el desastre de un estado de cosas, a propósito de un hecho noticioso, es tanto o más valioso que otro que se limita a denunciar culpables con nombre propio.

FSJ: ¿Se ha convertido el periodismo en una trinchera desde la cual se disparan balas camufladas en palabras?

AG: Siempre ha sido así. El lenguaje es un medio muy poderoso. Un célebre asesino político de mediados de siglo pasado en Colombia confesó que le bastaba leer el editorial de cierto diario conservador, para saber qué debía hacer. Por eso los medios, o los periodistas, deben preocuparse por educar al lector y guiarlo en la manera de captar no solo lo explícito, sino lo que viene entre líneas.

FSJ: ¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación en la violencia simbólica que niega información a la opinión pública y usa como insignia una neutralidad pretendida, mentirosa?

AG: Los medios son responsables, pero también lo son los grandes anunciantes que con frecuencia condicionan la información, el Estado que censura abierta o solapadamente, los grupos armados y la delincuencia que amenazan y ejecutan. En cuanto a neutralidad u objetividad, hace rato se dirimió esta discusión. No las hay ni las puede haber, pues cada cual escribe o edita también desde su subjetividad. Lo que se pide es equilibrio, honradez.

FSJ:¿Se puede construir paz en un país mal informado como Colombia?

AG: No. Pero tampoco en un país mal educado, mal alimentado, etc. Solo que es tramposo alegar que primero hay que arreglar estos problemas sociales y después sí hacer la paz. Pacificar un país no es solo silenciar armas sino apaciguar mentes. Y aquí es cuando los medios son indispensables.

FSJ: Colombia está en medio de un proceso de paz. ¿Qué responsabilidad podrían tener los medios frente al eventual fracaso o éxito del proceso?

AG: Los medios inducen el clima de convivencia social o el de animadversión. Pueden polarizar, difundir temor, desconfianza o contribuir a sembrar claridad, esperanza, solidaridad. No con campañas propagandísticas, sino con presentación integral de la verdad.

FSJ: ¿Necesita el periodismo profesionales más idealistas y menos cínicos como decía Kapuściński?

AG: Sí. Necesita profesionales que narren no desde el poder sino desde la víctimas y sobrevivientes. No desde los dirigentes de siempre, sino desde los millones de seres anónimos que con su heroísmo cotidiano han impedido que el país se desbarate. A los cínicos les iría bien internarse en el barro y salir de los palacios.

FSJ: En su opinión, qué lenguaje, que visión y qué cualidades tendrían un periodista constructor de paz?

AG: Un lenguaje preciso, económico, desprovisto de lirismos, sugerente, astuto. Una visión con ojos de animal, de árbol, de lluvia, de caminante, de anciano, de adolescente, de indio, de negro. Sus cualidades: estudio permanente, ruptura con los dogmas, cercanía con las artes, contemporaneidad, fe en los lectores.

FSJ: Los periodistas tienen necesidades intelectuales, morales y materiales. ¿Qué opciones hay para ejercer periodismo crítico, informando desde otras perspectivas lo que no pasa en medios corporativos, pero sin renunciar al pago por un trabajo como ocurre en los medios alternativos?

AG: La única opción no es entre corporativos o comerciales, y alternativos. Y menos en esta época de Internet, cuando las posibilidades se multiplicaron como supernovas. En los grandes medios masivos es posible incidir. Hay que saber hacerlo y tener paciencia. Los alternativos deberían sacar garra para financiarse de modo sólido. En los medios virtuales, casi todo está por hacerse. Están en alguno de los días del Génesis. 

(*) Fernanda Sánchez Jaramillo es periodista, magíster en relaciones internacionales y sindicalista.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.