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País extraterrestre

Fuentes: Rebelión

En la tierra hay un país con comportamiento extraterrestre. En realidad no solo el comportamiento, sino hasta su creación es extraterrestre. ¿Quién aceptaría hoy, aunque sea considerar, la creación en Paraguay de un país Guaraní para que los de descendientes de los indígenas dominados, asesinados o desplazados, tengan su tierra propia? Y eso que estamos […]

En la tierra hay un país con comportamiento extraterrestre. En realidad no solo el comportamiento, sino hasta su creación es extraterrestre.

¿Quién aceptaría hoy, aunque sea considerar, la creación en Paraguay de un país Guaraní para que los de descendientes de los indígenas dominados, asesinados o desplazados, tengan su tierra propia? Y eso que estamos hablando de una comunidad que se desarticuló hace menos de 500 años. Bueno, ustedes imaginarán a quién nos estamos refiriendo, obviamente a Israel ¡cuya expulsión de su territorio ocurrió hace casi 2000 años [1]!

Pero lo extraordinario no termina allí. Israel estado creado para los judíos Pero: ¡no respeta la ley mosaica! Y no respeta un mandamiento muy importante: no matarás. No solo mata, humilla, impide que los pobres palestinos vivan en su tierra, siendo que nada tuvieron que ver con el tan explotado holocausto, que si tiene algún responsable es Europa en conjunto, ya que tardaron años en declarar la guerra a Hitler.

La extraterritorialidad (abuso del lenguaje, por cierto, pero no hay más alternativa: tierra, territorio), llega a tal extremo, que por lo menos en dos países: Austria y Alemania, es delito no excarcelable negar «el holocausto». Yo por ejemplo descubro que el Libertador San Martín le pegaba a su hija Merceditas y lo publico. Algunas personas me pedirán cuenta sobre los fundamentos de mi afirmación, pero ¡nadie pensara en mandarme preso!

Israel esta en la ONU pero no respeta las Resoluciones de su Consejo de Seguridad desde la Guerra de los Seis Días de 1967. ¿Cómo hace? Simplemente un país con poder de veto (EE.UU.) lo apoya sistemáticamente.

Como sucede frecuentemente, encontramos la realidad, toda ella o en partes importantes, es muy loca e incomprensible. Quizás hubo una mente, muy especial por cierto, que puso en el tapete una verdad evidente que Freud había disecado decenios atrás. El comportamiento humano es mayoritariamente inconsciente. Se maneja frecuentemente con pulsiones descontroladas a las que aceptamos como frutos de nuestra propia razón, aunque nada más alejado de ello. Me refiero a Cornelius Castoriadis [2] que fue político, filósofo economista y por último sicoanalista.

La naturaleza no es perfecta, pero es perfectible. Hoy puedo engañar a un pájaro con un espantapájaros o a un dorado con un señuelo de pesca. Nuestro comportamiento natural pero no racional puede ser perfeccionado. Castoriadis apostaba al equivalente de una cura sicoanalítica completa de todos los ciudadanos. Aunque él mismo la apostaba como imposible en esos términos, daba su solución alternativa: la educación, pero la educación próxima a la paideia de las ciudades-estado griegas. Sacando las componentes arcaicas, la paideia sería hoy una educación que nos permitiese de manera muy natural percibir nuestras pulsiones y pasarlas por el filtro de la razón.

Volviendo a nuestro tema. Israel hoy tiene ya conquistas muy valiosas, entre ellas ser reconocido como país. Es claro puede continuar el descalabro y poner en peligro la supervivencia del planeta, tiene suficientes medios y ya hay suficientes mentes dominadas como para hacerlo. Pero, ¿prefieren acabar con todo, incluso con ustedes mismos? Yo no lo creo, una paideia en el Estado de Israel llevaría a la creación de un estado unificado Palestino – Israelí sin facciones ni privilegios. Es claro que no será fácil, pero siempre será mejor que la aniquilación de la tierra. Sepan amigos que mucho consiguieron con el dinero, pero sepan también que con el dinero no basta. Hay conciencias que no se compran. Podrían vivir tranquilos, ¡háganlo!

Y recuerden algo importante: «a largo plazo todos estaremos muertos», y ustedes, por lo menos teóricamente, creen en el premio o castigo [3], aunque el castigo no sea eterno como para los cristianos.

Notas:

[1] Dos revueltas contra el dominio romano acabaron en tragedia: la primera con la destrucción del segundo Templo en el 70 d. C. y la segunda, dirigida por Bar Kochbá en 132-135 d. C., dejó a Judea sin habitantes judíos bien por muerte o por deportación a Galilea, al norte.

http://www.proel.org/mundo/hebreoan.htm

Los romanos, habían convertido al antiguo reino de Israel en una provincia llamada Judea, (…). Consumada la destrucción del Templo, mandado a construir por Herodes, los romanos destruyeron Jerusalem, arando y prohibiendo la entrada de los judíos a su recinto. Estaban persuadidos de que si le era cambiado el nombre de Judea por el de Palestina, -que recordaba a los enemigos más odiados por los hebreos, los filisteos (plishtin)- y el de Jerusalem por el de Elia Capitolina, los judíos finalmente olvidarían al antiguo reino de Israel y a su capital: Jerusalem.

http://www.nuevasion.com.ar/sitio/nuevasion/MostrarNoticia.asp?edicion=55&seccion=6&noticia=3171

[2] Castoriadis, Cornelius. De la autonomía en política: «El individuo privatizado». http://www.magma-net.com.ar/privatizado.htm

[3] El judaísmo también cree que Dios castiga por las faltas y las injusticias que los humanos cometen. Estos castigos vienen en este mundo y también en el próximo. El infierno se llama en hebreo gejena or gejinom. De acuerdo al Talmud el infierno no es un lugar para toda la eternidad como creen los cristianos. Este lugar es temporáneo y sirve como un sistema de purificación antes del OLAM Jaba (cielo). De acuerdo al Talmud este proceso dura a lo más 11 meses. Por esa razón se acostumbra decir el Kaddish (oración de duelo) por 11 meses. Después de este proceso de purificación el alma sube al mundo de Olam Jaba.

http://www.centrojudio.org/preguntas2.html

Guillermo F. Parodi es profesor universitario, miembro del Observatorio Internacional de la Deuda y de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística.