Nadie ha podido cortar el hilo de la poesía que viene desde el fondo de los siglos como «memoria de la sombra de la memoria». El poeta argentino más querido y reconocido en el mundo entero ha hilvanado una obra que refuerza ese hilo mayor de la literatura. «La memoria es una cajita que revuelvo sin solución», escribió Juan Gelman en el poema Desaparecidos, incluido en País que fue será (Seix Barral), premiado por la Fundación El Libro como la mejor creación literaria de 2004. Y Juan revuelve y envuelve a los otros. No hace falta cerrar los ojos para sentir el jazmín que inunda el cuarto de esa voz poética que siente que han desaparecido los barcos de su juventud. Gelman, desde la proa de una trayectoria siempre al servicio de la poesía, habla del país amado y dolido («el pasado es egoísta» o «esta herida se lee a sí misma a la sombra de un recuerdito») y de las identidades dispersas con versos sabiamente deslumbrantes -no exentos de un tono irónico- que construyen un diálogo lírico con sus lectores. Ayer, durante la entrega del premio en la sala Leopoldo Lugones, faltaba el poeta, que no pudo asistir a la entrega, pero quizá como nunca estuvo presente su poesía, cuando el actor Daniel Kuzniecka empezó a recitar un puñado de los poemas que integran el libro galardonado.
«Es conmovedor que se distinga a un libro de poesía en tiempos tan antipoéticos y deshumanos. Siento que este premio es un reconocimiento a todos los que en nuestro país insisten en el afán de expresar el centro de sus obsesiones aun sabiendo que no hay centro y que todo es intemperie», agradeció Gelman este nuevo reconocimiento a su obra, que se suma al reciente Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde (2004) -la primera vez que un poeta no nacido en México obtuvo ese galardón-, el Premio José Lezama Lima (2003), El Juan Rulfo (2000) y el Nacional de Poesía (1997), entre otros. «A lo largo de la historia el libro ha atravesado hogueras, destrucciones, censuras,y nadie nunca lo ha podido aniquilar», leyó Alberto Díaz, de la Editorial Planeta, el texto que Gelman escribió. «Las guerras se repiten en algún rincón del planeta, se están preparando otras y existe ese genocidio más lento que el de los hornos crematorios pero no menos brutal llamado hambre. Padecemos un tiempo anterior, en realidad, anterior al sueño posible, a la humanidad posible, a su fulgor posible.»
El autor de Violín y otras cuestiones, su primer libro prologado por Raúl González Tuñón, Los poemas de Sidney West, Incompletamente y Valer la pena no es pesimista. «A pesar de todo, el libro permanece. El libro, los libros, dan confianza en avenidas posibles de infinito y nos despiertan mundos que ignorábamos tener y que por eso no teníamos. Nos hablan de lo que podemos ser y construyen así una memoria de lo no sucedido todavía. El libro es un movimiento hacia el Otro y busca el olor de la gente como una esperanza.» La palabra en vilo del poeta, que a veces se trasluce en versos transparentes, otras en un hermetismo que invita a hurgar en los significados, nace de una voz desgarrada, pero que siempre preserva la lucidez porque «nombrar el mundo bautizado es más triste que la tristeza». País que fue será constituye una summa poética integrada por ochenta y nueve poemas, compuestos en México, donde reside el poeta, entre el 2000 y 2001. «Cuando el dolor se parece a un país/ se parece a mi país. Los/ sin nada se vuelven con un pájaro humilde que/ no tiene método./ Un niño raya con la uña/ lluvias que no cesan./ Está desnudo en lo que va a venir./ Una ilusión canta a media/ un canto que hace mal», enuncia el poeta en País… Gelman entrega lo mejor en ese inconfundible fraseo coloquial, confiando en esa complicidad fraternal que entabla con sus lectores. Ahí están, también, esos abruptos encabalgamientos de sus versos como una forma demostrar que su trabajo con la escritura lo habilita a ampliar los límites de lo poéticamente aceptable.
El cantante Fito Páez no estuvo en la entrega del premio, pero dialogó con Página/12 sobre la relación que tiene con la poesía de Gelman. En el libro hay un poema, El baile, dedicado al músico. Fito confiesa que se emocionó mucho cuando leyó esos versos.
«Me gusta como escribe Juan de toda la vida, me parece que es un genio de la poesía, un poeta único e irrepetible.» En la década del ochenta, Fito empezó a abrazar los textos de Gelman, especialmente Gotán y Cólera buey, casi con devoción. «Pero también me vinculé de una manera muy íntima con él a través de sus columnas de Página/12», aclara el músico. Y agrega: «La poesía de Juan es de una sencillez abrumadora y muy bella, me impacta cómo hace para que ‘la flor de mayo’ o ‘el verde sol’ sean algo que nos acompaña, que está ahí con nosotros mientras lo leemos», termina Fito Páez.
Gelman es un legítimo argentino, parafraseando a Tuñón, que ha sido traducido al inglés, francés, alemán, italiano, portugués, alemán, sueco y turco, entre otros idiomas. Gelman es el poeta de la memoria del mundo.