El pasado 27 de febrero, de manera sorpresiva, el compañero presidente Gustavo Petro decidió destituir de su cargo a la compañera Patricia Ariza, destacada maestra del arte escénico nacional y latinoamericano, símbolo vivo de la cultura de la resistencia y el arte comprometido con la vida, la paz y la justicia social, quien además de ser una lideresa cultural por varias décadas, es una sobreviviente del genocidio al que fue sometida la Unión Patriótica, lo que recientemente se constató después de treinta años de búsqueda de la justicia, en la condena al Estado colombiano emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos el pasado 30 de enero.
Sin embargo, en medio del festejo, no solo de nuestra colectividad, también por parte de otras fuerzas progresistas y de izquierda del país y de las víctimas del terrorismo de Estado, nos cayó como un baldado de agua fría, esta controvertida decisión. Como es apenas lógico, ha generado una polémica, sobre las formas en que se ejecutó y los aún desconocidos motivos por los cuales la maestra Ariza fue retirada de sus funciones, situación a la que no podemos sustraernos. Dicho lo anterior, me permito aclarar de antemano, que la siguiente reflexión no se orienta desde la oposición al gobierno, si no, desde una perspectiva crítica y propositiva que plantea elementos de debate para que lo realizado en este semestre por la ministra saliente y sus equipos de trabajo no se dilapide, se continúen sin pausa los proyectos en marcha y se profundicen los conceptos estratégicos de la política para el sector cultural que alcanzó a dejar trazados y muchos de sus aspectos prácticos en pleno desarrollo, con realizaciones significativas nunca antes vistas, en tan solo seis meses.
Los cuatro ejes sobre los cuales Patricia Ariza fundamentó el plan de trabajo para el desmonte del modelo de política cultural sustentado en el modelo neoliberal de la economía naranja que implementó el gobierno del señor Duque, a saber: Cultura de Paz, Memoria Viva y Arte, Educación para la Vida y Colombia en el Planeta, los contemplamos desde una perspectiva de continuidad con el profundo proceso de cambio que tuvo un punto de inflexión en el estallido social, político y cultural del año 2021 y debe orientar la batalla por la hegemonía cultural complementaria a las reformas al sistema de la sanidad pública, de los derechos laborales y pensionales, de la politica agraria con redistribución de tierras y desarrollo de la industrializacion del sector agrario y la soberanía alimentaria, así como una reforma a la Educación y leyes para la protección de la Naturaleza, entre otros aspectos urgentes que se sustentan en el Plan Nacional de Desarrollo, en concordancia con el proyecto político formulado en la campaña presidencial que votamos y ayudamos a construir con nuestras propuestas y acciones de difusión, en muchos casos, con manifestaciones artísticas y culturales colectivas e individuales.
En el plan y ejecución parcial del nuevo ministerio, se evidencia la renovación o revolución, podríamos decir, de los conceptos de cultura, paz, memoria, arte, saberes y educación que se fusionan en una dinámica política social innovadora, que acerca a los ciudadanos a la verdad, la justicia y la reparación simbólica mediante el «estallido” continuo en las plazas, calles y salas públicas con las diversas expresiones del arte y los saberes que narran de una nueva manera la historia del conflicto social, político y armado y en esa catarsis colectiva explora nuevos caminos hacia el objetivo medular de la paz total del actual gobierno. Y de manera oportuna y eficaz, se constituye como un ejercicio de memoria histórica que resalta el pasado inmediato del Paro Nacional del 2021 –el llamado estalllido social-, que de hecho, definió los resultados electorales para que el Pacto Histórico pudiera acceder al gobierno, dada la gran participación de la juventud, las organizaciones de mujeres y de diversidad de género, así como, de manera fundamental las comunidades étnicas ancestrales, afrodescendientes, palenqueras y raizales. Y no solo por la masiva participación, fue un relevante y significativo llamado en un clamor por el cambio profundo en el orden social y económico, como político que requiere nuestra sociedad. Se subraya, además, la riqueza pluricultural de nuestros territorios y sus pueblos en contraste con las precarias condiciones laborales de la inmensa mayoría de artistas, creadores y gestores culturales y para combatir estas inequidades se cuenta con un histórico incremento y reorientación del presupuesto pero pero con un redireccionamiento de la inversión en capacitación, profesionalización y proyección laboral de los trabajadores y trabajadoras del sector.
Dicha configuración pluricultural y multiétnica de nuestra nación, ya descrita en la Constitución del 91 no había sido refrendada hasta el presente, en lo que atañe a sus derechos en la práctica social, bajo ningún gobierno, en nuestros doscientos años de vida republicana. Así, entendemos que la conjunción armónica de la construccion simbólica de paz, memoria, arte y educación por la vida se complementa con el último elemento estratégico llamado «Colombia en el Planeta», que busca posicionarnos en el mundo desde una impronta transformadora, creadora, que reconoce la multiplicidad de culturas y saberes que conviven en nuestro territorio, que se integra al proyecto político del cambio en su dimensión mayor, diríamos sagrada, como es la justicia social unida a la justicia ambiental con aspiraciones hacia la paz universal, pues se trata de salvar no solo nuestro país si no al planeta y en esa búsqueda, es notable el aporte que desde el gobierno colombiano en cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez se propone, a partir del rescate de saberes de nuestros pueblos ancestrales que tanto tienen para aportar al mundo en cuanto a respeto y conocimiento en la conservacion del medio ambiente. Todo lo anterior ha sido abordado con claridad por el presidente Petro en auditorios como la ONU y Davos, al igual que en la CELAC que ha declarado por unanimidad a Latinoamérica y el Caribe territorio de paz. Por tanto, no podría tener mayor coincidencia con la presidencia de la nación, el proyecto presentado y realizado en tan poco tiempo por parte de la exministra y su equipo de trabajo.
Algunas declaraciones como las siguientes, sintetizan esta visión orgánica y universal:
»vengo a invitarles a que enderecemos el discurso, a que volvamos a pensar la cultura desde su capacidad transformadora y no desde su lugar de compra venta»
“si se acaba el clima, si nos vienen las sequías y las inundaciones, no habrá empresas, no habrá capital ni economías creativas, ni nada. Quizás, sobreviva la cultura”.
“construir otro relato de la cultura, donde lo principal sea la vida humana, la paz en el mundo y la creatividad. Tenemos que volver a la noción de cultura como motor transformador de la historia, o mejor, volver las miradas a las culturas, los saberes y las artes”.
NOTA: Las cifras y los planes detallados para la inversión y su ejecución parcial, los ha explicitado la ministra en carta y video públicos, suficiemente difundidos.
Con la convicción de que el cambio es un trabajo colectivo y por eso nos abrogamos el derecho de interpelar a nuestros representantes elegidos, solicitamos al presidente Gustavo Petro, con total respeto a su derecho a ejercer la libre remoción de sus colaboradores, que nos ofrezca, por favor, una mínima exposición de motivos que lo llevaron a tomar tan lamentable y/o cuando menos inexplicable decisión, por las consecuencias de fondo, que pueden afectar nada menos que a la toma de decisiones y posiciones estratégicas desde »la batalla de las ideas» o por qué no, podemos aludir a lo que Antonio Gramsci -filósofo italiano al que justamente el compañero Petro ha citado en algunas ocasiones- denominaba la lucha por la hegemonía cultural. Así mismo, de manera respetuosa y fraternal lo exhortamos a reflexionar sobre la forma en que lo hizo, a nuestro parecer, sin el respeto con una persona que constituye un símbolo vivo de lo más cualificado, representativo y vanguardista de nuestro patrimonio cultural y de la resistencia social y política de los oprimidos de nuestro país y de Nuestramérica con múltiples y merecidos reconocimientos internacionales desde hace décadas, más allá de nuestro continente.
Por último, reiteramos nuestro respaldo al gobierno del cambio y precisamente, porque sabemos de la estatura intelectual de nuestro presidente, su formación humanística y su valentía para enfrentar las mafias que han penetrado casi todas las esferas de nuestra sociedad, por esas mismas razones que valoramos, nos sorprendió y nos ofuscó a muchos de los que lo apoyamos, que sin embargo, conociendo su capacidad dialéctica, esperamos que sabrá asumir de manera autocrítica su responsabilidad en esta contradictoria conducta y revertirá esta situación en una experiencia edificante, potenciadora. Una de las maneras concretas de rectificar, se nos ocurre que sería nombrando al frente de tan importante cargo a un(a) humanista y luchador(a) social que ojalá cuente con la dimensión humana, artística y política de Patricia Ariza y sepa interpretar, lo decisivo que es el papel transformador de las culturas, las artes y los saberes en la lucha por la liberación de los pueblos, la soberanía definitiva y la paz con justicia social en Colombia y en el mundo. O bien, reintegrarla de nuevo a su cargo ministerial.
Hamburgo, 12 de marzo de 2023
Mauricio Vidales, poeta colombiano residente en Alemania, militante de la UP, PCC y simpatizante del Pacto Histórico
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