«Desde el retorno de la democracia, nuestros dirigentes, nuestras organizaciones han sido tratadas ante la opinión publica como asociaciones ilícitas, con fines terroristas. Nuestros hermanos enfrentan condenas de entre 5 a 10 años por delitos que se suponen son de carácter terrorista. Desde 1997 en adelante, el estado chileno inició una campaña de criminalización de […]
«Desde el retorno de la democracia, nuestros dirigentes, nuestras organizaciones han sido tratadas ante la opinión publica como asociaciones ilícitas, con fines terroristas. Nuestros hermanos enfrentan condenas de entre 5 a 10 años por delitos que se suponen son de carácter terrorista. Desde 1997 en adelante, el estado chileno inició una campaña de criminalización de nuestras legítimas reivindicaciones… Nosotros lo que realmente queremos es el reconocimiento y el respeto a la autonomía de nuestro pueblo», nos señala Eugenia.
El pueblo mapuche lucha por una existencia y reconocimiento en tanto que pueblo indígena, derecho que el gobierno chileno no quiere otorgarle. La siguiente es una entrevista con Eugenia Calquín, joven portavoz (werkén) de la Coordinación de Identidades Territoriales Mapuche, quien se encuentra en Ginebra realizando una pasantía ante la organización de Naciones Unidas.
– Eugenia, es un gusto estar contigo esta tarde. ¿Dinos, quiénes son los mapuches?
Bien, el pueblo Mapuche ha habitado históricamente gran parte del cono sur de la América del Sur. Nuestro pueblo esta asentado en lo que hoy se conoce como los estados de Chile y Argentina. En Chile se extendía desde lo que es actualmente Santiago e incluso un poco más al norte, hasta la isla de Chiloé por el sur. Y por el lado argentino en lo que corresponde a esas latitudes, es decir de Buenos Aires a Bariloche, y esto desde las costas Pacíficas hasta el océano Atlántico. Los mapuches constituyen uno de los pueblos más guerreros de lo que se llamó los períodos de la Conquista y Colonia. Nuestra posición frente a la invasión hizo que la corona española tuviera que firmar tratados que reconocían la soberanía de los territorios mapuches.
– El Pueblo Mapuche presenta aspectos culturales definidos, tradiciones, lengua etc. Del mismo modo, ¿nos puedes hablar de la importancia demográfica de los mapuches?
Como decía anteriormente la corona española se vio en la obligación de reconocer la soberanía Mapuche en Chile, por lo menos desde el Bío- Bío al sur. Somos un pueblo, una nación, tenemos un idioma propio el Mapudungún. Tenemos históricamente una estructura política- social propias, y particularidades culturales, espirituales y otras, o sea son los componentes que constituyen cualquier nación. Hoy en día, la población Mapuche asciende a un millón y medio de personas. En Chile un millón y en Argentina 500 mil aproximadamente.
– Recién, al preparar esta entrevista has empleado el término de «genocidio estadístico». ¿A que te referías?
Las cifras que yo te doy son las que revindica el movimiento Mapuche. Sin embargo, también están las cifras oficiales. En Chile en el año 1992, los resultados del censo efectuado por el Instituto Nacional de estadísticas (INE) decían que la población Mapuche mayor de 18 años, ascendía a los 932 mil individuos. En un nuevo censo realizado en el año 2002 o sea, diez años mas tarde, señalaba que la población Mapuche mayor de 18 años, ascendía a los 620.000. Es decir que en 10 años la población Mapuche bajó en 300.000 personas. Este hecho, en el año 2002 fue calificado por las organizaciones mapuches como un genocidio estadístico.
– Eugenia, existen muchos pueblos indígenas o autóctonos en muchos países de América latina. ¿Existen diferencias en la relación que mantienen los pueblos autóctonos del Perú o de Ecuador por ejemplo, con su gobierno y el caso de los mapuche? ¿Hay una especie de segregación con los pueblos autóctonos en Chile?
Chile, en el contexto latinoamericano y mundial diría yo, es uno de los más atrasados en materia de respeto y reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Chile no ha reconocido, en su constitución, la existencia de pueblos indígenas, no ha ratificado el convenio 169 de la OIT, el cual es un documento vinculante, -jurídicamente hablando- que reconoce, en diferentes términos los derechos de los pueblos indígenas. La situación que viven nuestros hermanos en Argentina es totalmente diferente.
– Paradójicamente, Argentina que es un país en el cual la inmigración europea es más importante, al parecer ha dado un mejor reconocimiento al pueblo Mapuche argentino. ¿Podrías explicarnos eso?
Sí, Argentina se ha reconocido siempre en sus orígenes europeos, hecho que no ha sido tan significativo ni en Chile, ni en otros países de Latinoamérica. Sin embargo cuando hablamos del reconocimiento de los derechos políticos, económicos, culturales y sociales de los pueblos indígenas, al interior de sus estados, vemos que la situación que se vive en Chile y en Argentina, pese a esta particularidad es sumamente distinta. Argentina ratificó el convenio 169 de la OIT y reconoce ciertos textos legales, contrariamente a Chile. No digo que la situación de los mapuches en Argentina sea paradisíaca, también allí existen problemas de reconocimiento de derechos territoriales, por ejemplo en las comunidades asentadas en el sur de este país.
Nosotros mantenemos una comunicación fluida con nuestros hermanos de Argentina, y al hablar de proyecciones de trabajo con los estados, con miras a resolver los conflictos, vemos ciertas diferencias: En Chile, la situación es de violencia de estado, represión, aplicación de leyes especiales y todo lo que sigue. En Argentina existe una voluntad para un trabajo coordinado, y esto establece una diferencia importante.
– Pero, dime Eugenia, ¿hay una diferencia de actitud frente al pueblo Mapuche entre la dictadura de Pinochet y el gobierno democrático de Lagos? ¿Ha habido una evolución, políticas diferentes o es siempre lo mismo?
Contrariamente al pueblo chileno, nuestro pueblo, no ve diferencias en nuestra situación entre la época de la dictadura y la situación que vivimos durante estos tres gobiernos democráticos que se han sucedido hasta hoy. Cuando ocurre la vuelta a la democracia, tanto el pueblo Mapuche como el chileno tenían muchas expectativas. De hecho se firmaron los acuerdos de Nueva Imperial con Patricio Aylwin, primer presidente de este período, en los cuales el gobierno se comprometía a tomar una serie de medidas que garantizaban el respeto de nuestros derechos. O sea: reconocimiento constitucional, la ratificación del convenio 169 de la OIT, la creación de una ley indígena etc.
Sin embargo debemos mencionar que las peores leyes represivas son posteriores a la dictadura. Dirigentes y comunidades sufren hoy en día la aplicación de la ley de Seguridad del Estado, la cual data de 1956, teniendo por objetivo específico el de combatir la subversión. En el gobierno democrático y socialista de Ricardo Lagos se nos aplica la Ley Antiterrorista, la cual es una asquerosa modificación de la ley elaborada en 1986 por la dictadura de Pinochet.
– Estas hablando de terrorismo, ¿quieres decir que esta ley busca calificar al movimiento Mapuche como terrorista?
Así es. Desde el retorno de la democracia, nuestros dirigentes, nuestras organizaciones han sido tratadas ante la opinión publica como asociaciones ilícitas, con fines terroristas. Nuestros hermanos enfrentan condenas de entre 5 a 10 años por delitos que se suponen son de carácter terrorista. Desde 1997 en adelante, el estado chileno inició una campaña de criminalización de nuestras legítimas reivindicaciones.
– ¿Cuáles son esas principales demandas? El reconocimiento como pueblo en la constitución se ha hecho en otros países. ¿Para Uds. qué implicaría esto?
Primero, yo no reivindico en su totalidad el reconocimiento constitucional y la ratificación del convenio 169. Creo que eso constituye nada más que gestos. Por la negación histórica que existe, Chile debe hacerlo, pero son sólo gestos. Lo que realmente queremos es el reconocimiento y el respeto a la autonomía de nuestro pueblo.
– Muy interesante, porque al parecer existe una especie de tabú en Chile, ya que en muchos otros países se ha hecho este reconocimiento. En Perú por ejemplo los pueblos autóctonos están en la constitución. Al parecer existe un temor, ¿cómo puedes explicar este temor del gobierno chileno?
Tú lo has dicho perfectamente. Existe un temor. Si tú conversas con cualquier político y pronuncias las palabras autonomía, autodeterminación, autogobierno, ellos se erizan, les da mucho susto y de inmediato levantan defensas para el mantenimiento de la soberanía nacional. Pero la autonomía, la autodeterminación, el autogobierno, son cosas que se están practicando, con todas las desventajas que implica este proceso que es una vuelta a esto que ya existió, y que es imprescindible. Pero Chile está muy atrasado en esa materia y existe mucha ignorancia en la clase política.
– Tu te has dado cuenta que existe un temor. La pregunta más difícil sería: ¿Porqué crees tú que se genera ese temor?
Porque hay un temor al cambio. Por ejemplo cuando surgen grupos que dicen ¡basta ya, queremos reformas a la constitución! Ahora, lo que nosotros planteamos en calidad de pueblos indígenas son reformas profundas a la concepción de Chile como tal, nosotros le decimos a nuestros hermanos chilenos: debemos cuestionar el estado nacional. ¿Qué es el estado nacional? Chile, Argentina, Perú son estados que se constituyeron sobre la base de muchas otras naciones pre-existentes e ignorándolas como tales. Nosotros debemos reivindicar, como se está haciendo -de alguna u otra manera- en Ecuador, en Bolivia, el estado plurinacional.
– ¿Pero cual es la percepción, la reacción del pueblo chileno que no es Mapuche?
Es una pregunta muy interesante. La criminalización que el estado chileno inició en 1997 no hubiese sido posible si el pueblo chileno se hubiese manifestado de alguna manera. Nosotros en ese sentido nos sentimos solos. ¡Porque el silencio otorga! El estado chileno no cometería las barbaridades que comete, no mataría a nuestros jóvenes, no encarcelaría nuestros lideres, si el pueblo chileno nos apoyara de alguna manera.
– O sea hay una especie de barrera que impide la comunicación.
Sí. El año pasado tuvo lugar el APEC (Foro de cooperación económica Asia- Pacifico) con Chile como anfitrión. Esto generó mucho orgullo en el pueblo chileno, y el pueblo Mapuche fue la primera voz disidente frente a esto. Nosotros explicitamos nuestra voz disidente levantando la figura del Foro Social Mapuche. Empezamos a generar discusiones y nos dimos cuenta que este sistema, este modelo económico nos daña tanto a mí como Mapuche, a tí como peruano y a los chilenos en su calidad de tales. Por lo tanto no concebimos llevar luchas paralelas frente a un enemigo común. En ese sentido, por la primera vez en la historia del movimiento mapuche, las puertas se abren a la sociedad civil chilena, se les invita a conversar porque este tema es común. Entonces nosotros invitamos algunos referentes del Foro Social Chileno, tuvimos conversaciones y fue una experiencia maravillosa.
En noviembre de ese mismo año, el Foro Social Chileno, con su marcha y otras acciones, también se levantaba como disidente. Nosotros, en virtud del principio de reciprocidad -propio de los pueblos indígenas- hubiésemos querido percibir la misma inquietud: el pueblo chileno abre sus puertas al pueblo Mapuche para conversar de igual a igual sobre este tema. Como te digo, yo viví ese proceso entre abril y noviembre actuando como portavoz, haciendo el nexo entre ambos Foros. Y lo que viví fueron muchas frustraciones. Porque yo hablaba de estos cosas y no sentía que calaban, de alguna manera.
– O sea la solidaridad con ustedes.
Sí. Pero estoy consciente que es parte del proceso. En junio pasado fue la primera vez que el movimiento Mapuche se abrió. Reconozco que también las puertas han sido cerradas por nosotros mismos. Esto se debe a la historia misma de las relaciones entre chilenos y mapuches. Pero lo importante es avanzar.
– Ahora estás en Ginebra (Suiza), a 15,000 Km. de tu pueblo, tú has venido a este importante organismo que es Naciones Unidas. ¿Puedes explicarnos cuál es tu rol aquí en la ONU?
Sí. Yo soy una de las cinco seleccionadas del programa de formación para líderes indígenas de la ONU. Concerniente América latina, esto se hace en coordinación con la universidad de Deusto, del País Vasco. Se trata de una capacitación integral en Derechos Humanos y mecanismos internacionales de protección, desde la perspectiva de nuestras propias demandas. En el País Vasco hemos recibido durante tres meses una capacitación teórica en estas materias y ahora estamos de paso en Ginebra conociendo como funciona este sistema hegemónico de Naciones Unidas.
– Es como una ayuda para ustedes.
Es como una especie de ayuda. Pero se debe situar en su debido contexto. La ONU no va a solucionar nada, porque es un club de países. Y no va a dar más de lo que tiene que dar una instancia como ésa. Sin embargo, ocupa un lugar importante, por lo menos para nosotros, en la situación que te he descrito anteriormente, de dura represión. Y sería una falta de inteligencia de parte nuestra el no utilizar el sistema internacional de defensa de derechos humanos.
– Además de servir de caja de resonancia, la ONU también publica declaraciones. ¿Qué sabes acerca del proyecto de declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas que viene trabajándose hace mucho tiempo y debería publicarse dentro de poco?
Bueno, esto toma siempre mucho tiempo debido a las discusiones y a las presiones que cada país ejerce por o contra esa resolución.
– ¿Qué países apoyan los apoyan a Uds.?
Hay países progresistas en estas materias como Noruega, por causa de la fuerte lucha que da el pueblo Sami, Dinamarca, por su relación con la colonia que mantuvo en Groenlandia y el trabajo del pueblo Inuit. Canadá, Australia, en menor medida y otros como Estados Unidos que no les interesa reconocer el más mínimo derecho, al igual que China.
– De los países latinoamericanos, ¿cuál es el más progresista desde tu punto de vista?
A nivel del sistema de naciones, Méjico se muestra como un país muy, muy progresista, preocupado de la legislación. Vengo saliendo del grupo de trabajo sobre pueblos indígenas y Méjico se destacó una vez más por sobre el resto de los países latinoamericanos en sus intervenciones. Sin embargo, los que conocemos más o menos estas cosas sabemos que la postura de Méjico al interior de su país es distinta.
– Eugenia, ¿los mapuches constituyen hoy un movimiento social o político, o las dos cosas?
Somos un movimiento social con reivindicaciones políticas.
– Háblanos un poco de tu historia personal y de cómo llegaste a interesarte en las luchas sociales.
Bien. Tengo 24 años, mi madre es chilena y mi padre es mestizo o «champurria» (significa mestizo, mapuche con chileno) como dicen los mapuches. Mis orígenes o Tuwún están en Curicó, que se encuentra cerca de Santiago y que no hace parte de lo que se consideró como territorio soberano mapuche, es decir del Bío-Bío al sur. Sin embargo para mí todo esto no es relevante ya que considero que más allá de la pertenencia genética, ser Mapuche en Chile hoy, es una postura política, cultural, social y espiritual.
– ¿Cómo llegaste al activismo político?
Claro, puede parecer extraño. De madre chilena y padre mestizo, ambos se vinieron muy jóvenes a Santiago, desde una región que no tiene una gran connotación mapuche. Entonces no había nada que me ligara con la conciencia Mapuche. Sin embargo, la conciencia social la tuve desde temprano, ya en el colegio, y cuando salí de él estuve buscando mi espacio de militancia. Pasé por grupos de la Iglesia, otros con connotaciones políticas o culturales etc. A pesar de haber aprendido mucho de todos ellos, nunca me sentí plena en ninguno. El hecho de esta conciencia social me impulsa a desarrollar in-quietudes comunicacionales, viendo además por supuesto el sesgo existente en ese campo. Me puse a estudiar radio, hice mi tesis sobre eso. Trabajé en Radio Canelo, de Santiago, cuyo director era mapuche.
Fijándose en mi apellido mapuche – que afortunadamente pude conservar, no así la lengua y tradiciones-, él comenzó a entregarme más responsabilidades en ese ámbito informativo y esto me facilitó el reencuentro con mi ser Mapuche. De esta manera tuve que asesorar a organizaciones mapuches urbanas en el ámbito comunicacional y así me fui compenetrando con esta problemática. De esta manera comencé a vincularme con las organizaciones del sur, desde Santiago. Y con la Coordinación de Identidades territoriales, que te explico en breve de qué se trata. El pueblo Mapuche, por la dura represión y la manipulación de las políticas publicas, estatales, ha ido hacia la fragmentación.
Los dirigentes mapuches del sur se dan cuenta de esto y en función de esa carencia levantan la Coordinación de Identidades territoriales, que es una instancia de rearticulación que funciona en Chile desde Santiago hasta Chiloé, reconstruyendo así el territorio y estableciendo vínculos con las organizaciones del otro lado de la cordillera, en Argentina, en una perspectiva nacional Mapuche. Hemos recuperado una institución tradicional, el Trawun, o asamblea, en la cual una vez por mes, los representantes de diversas organizaciones territoriales deciden de una agenda común, respetando las particularidades y autonomía de estos espacios territoriales, poniendo el acento en el criterio común que debe existir.
– Háblanos de las leyes especiales que se aplican a los mapuches.
Este sistema necesita criminalizar, porque es insostenible y cualquier grupo que tenga ciertas particularidades, que se levante, va a sufrir toda la represión necesaria para neutralizarlo. En su minuto fue la izquierda, hoy somos nosotros. Chile se ha ensañado con nosotros y ahí no hay democracia ni gobierno socialista que valga. Se aplican leyes creadas en los momentos más tremendos de nuestra historia. La ley antiterrorista de Pinochet fue modificada para aplicarla especialmente al mapuche de hoy.
– El presidente Allende era progresista. ¿Cómo fue su actuar frente al pueblo Mapuche?
En la época de Allende se avanzó mucho, pero nunca la izquierda nos consideró con nuestras particularidades propias. Éramos solo una fuerza campesina que debía unirse a la izquierda. Sin embargo, entiendo que responde a un contexto global, que pedía la asimilación de los pueblos indígenas, considerados como ignorantes de lo que estaba en juego. No veo malicia en las políticas de la Unidad Popular, se avanzó en materia de recuperación de tierras, pero nunca desde la perspectiva mapuche, los cuales eran considerados como campesinos, simplemente. Esos avances los borró la dictadura, la cual ejerció una dura represión, ya que eran además de pobres, campesinos, revolucionarios y más encima, ¡mapuches! ¡Eran como lo peor! A muchos activistas de esa época les nació la conciencia mapuche por eso, justamente ya que se daban cuenta que el trato no era el mismo hacia un izquierdista chileno y a uno mapuche.
– ¿Ha habido víctimas mapuches de la represión?
El caso más emblemático es de Alex Lemún, el cual grafica el accionar del estado, que utiliza cualquier tipo de medios para acallar nuestras demandas. Desde 1997 en adelante la movilización mapuche se endurece, provocando la respuesta policial represiva del estado. Hace casi tres años, un joven Mapuche de 17 años, se encontraba en una recuperación de territorio por parte de las comunidades en Ercilla. La forestal Mininco figuraba como propietario «legal» de estos terrenos. Un dispositivo de carabineros entra a esta recuperación, dispara al grupo, hiriendo mortalmente en la cabeza a Alex Lemún, quien estuvo 5 días agonizando. Todos sabemos el nombre del asesino: el mayor de carabineros Marcos Treuer. El caso fue tomado por la justicia militar y ahí «murió».
– Puesto que hablamos de Alex Lemún, ¿puedes hablarnos un poco de la situación de los jóvenes en el Chile de hoy?
Bueno, soy miembro de la Wechekeche Ñi Trawún. (Asamblea de la gente joven) Nosotros jóvenes mapuches urbanos, hemos sufrido la negación de nuestra identidad. Nuestros padres se enfrentaron a la discriminación de los chilenos y debido a esto fueron ocultando su origen. Eso hizo que la transmisión de la lengua no se hiciera como es normal de padres a hijos, favoreciendo el español para que se notara menos que eran mapuches. Pero mi generación ha comenzado a romper eso. Se ha generado en Santiago un movimiento fuerte de recuperación de la identidad cultural. Por iniciativa propia, chicos que nacieron en Santiago y cuyos padres no hablan ni una sola palabra de Mapudungún, se las han arreglado para aprenderlo, yo he aprendido de ellos. Y lo que hacemos es transmitir inmediatamente lo que vamos aprendiendo a los más pequeños para acabar con esto. Queremos acabar con esta situación y queremos recuperar lo que nos pertenece.
– ¿Pero, dime cuáles son las posibilidades para un joven chileno entre 18 y 20 años de acceder a la educación superior? Supongo que en eso no hay diferencias entre mapuches y chilenos.
Es complicado y ahí ya no existen diferencias. La privatización de la enseñanza nos afecta todos por igual. Pero desde la perspectiva mapuche, estamos esperanzados con lo que va a venir. Ahora ya tenemos clara nuestra conciencia Mapuche, y nuestra generación, gracias al sacrificio de nuestros padres tiene la posibilidad, ahora, de acceder a la educación superior.