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Reseña de La tragedia de nuestro tiempo. La destrucción de la sociedad y la naturaleza por el capital, de Andrés Piqueras

Para saber a qué atenerse

Fuentes: El viejo topo

El autor de esta tragedia de nuestro tiempo (una formulación muy ajustada) es un viejo conocido de esta revista. Es profesor titular de Sociología en la Universidad Jaume I de Castellón (¡qué nombres tan curiosos, por cierto, tienen algunas universidades!), donde ha sido director del Observatorio Permanente de la Inmigración. Actualmente es miembro del Observatorio […]

El autor de esta tragedia de nuestro tiempo (una formulación muy ajustada) es un viejo conocido de esta revista. Es profesor titular de Sociología en la Universidad Jaume I de Castellón (¡qué nombres tan curiosos, por cierto, tienen algunas universidades!), donde ha sido director del Observatorio Permanente de la Inmigración. Actualmente es miembro del Observatorio Internacional de la Crisis. Entre sus numerosos libros, notas y artículos cabe citar: La opción reformista: entre el despotismo y la revolución. Una explicación del capitalismo histórico a través de las luchas de clase

El libro que comentamos tiene la siguiente estructura: Prólogo de Luis Enrique Alonso -«Cartografiando el sinsentido»- que no deben pasar por alto; Introducción. Parte I (cinco capítulos). Un capitalismo que se apaga. Parte II (tres capítulos). No hay economía sin sociedad. El difícil camino de la reconstrucción social. Parte III (Introducción y tres capítulos). Ni economía ni sociedad existen fuera de la naturaleza. La reconstrucción del medio socionatural: de la naturaleza social abstracta a la sociedad-naturaleza concreta. Apéndice (cinco apartados): Algunas consideraciones sobre el valor, la agencia del capital y las posibilidades de transformación social. Bibliografía.

¿Estamos ante un sofisticado libro de economía pensado y escrito para economistas o gente muy, pero que muy puesta? No. La tragedia de nuestro tiempo es un libro no fácil, conviene no engañar, que debe leer con atención y tomando notas… y haciéndose preguntas.

¿Exige conocimientos especiales o haber leído pasajes o capítulos de El capital, pongamos por caso? No es imprescindible pero el conocimiento de los conceptos y categorías centrales de la tradición marxista ayudan. De hecho, invirtiendo los términos, La tragedia de nuestro tiempo abona y nos empuja a la lectura o relectura del gran clásico marxiano.

¿Es un ensayo adecuado para algún tipo de seminario? Sí, sin ninguna duda. Estoy convencido que una discusión colectiva y guiada nos haría a los participantes mucho más sabios y, también, más cultos.. y más críticos.

¿Es un libro de economía en sentido estricto que deja al margen las consideraciones políticas? No, en absoluto. Todo lo contrario. Gramci, para algunos el marxista por excelencia del siglo XX, es un autor que inspira muchos de los argumentos y posiciones que mantiene el autor. Su cercanía y sus homenajes no se esconden.

¿Deja al margen o no entra en los puntos más discutidos de la economía marxista como la ley del valor-trabajo o las ley tendencial de ganancia? Nada de eso. Parte de esos nudos de alta tensión, los explica en ocasiones, y los defiende. Le sirven para extraer conclusiones sobre la fase destructiva de el capitalismo actual.

¿Hay alguna vindicación conceptual-científica que convenga remarcar? Sí, varias. Una de ellas, señalada por Andrés Piqueras en los primeros compases de su introducción, es el materialismo que él llama histórico-dialéctico. En su opinión, que no es difícil compartir, «ha sido capaz de ofrecer claves estructurales de análisis y tendencias verosímiles del capitalismo realmente existente».

¿Se apuntan reflexiones no estrictamente económicas? Sí y no pocas. De hecho el autor no concibe las esferas económicas, políticas y culturales, en sentido amplio, como ámbitos separados, sin comunicación ni intersección. Hay. Además, interesantes reflexiones en el ámbito de la antropología. El capitalismo para Piqueras no sólo es un sistema económico que explota a miles de trabajadores en todo el mundo sino que es un sistema que genera desigualdades constantes y es enemigo de la vida en sociedad y del equilibrio entre la especie humana y la naturaleza.

¿Hay desarrollos de interés para personas interesadas en temas de la bioeconomía o del ecologismo? Sin duda. La destrucción de la naturaleza de las que nos habla en el título no está de adorno. Se nos muestra claramente de qué va esa destrucción de la naturaleza.

¿Muestra el autor sus diferencias críticas con otras aproximaciones y tendencias? Sí, cuando es necesario y sin perder ni el tono ni las formas. Argumentando y sin cortarse.

¿Hay momentos especialmente brillantes en el desarrollo argumentativo que se va trazando? Sí, muchos, y no solo en el cuerpo principal del texto sino en las notas. Algunas de ellas, textos o apartados con valor propio. En la senda del clásico de Marx.

¿Hay un uso de gráficos o procedimientos afines que genera dificultades para el lector medio? Sí que hay uso de gráficos y esquemas pero, en ningún caso, generan dificultades insalvables para el lector. Intentan ayudar, ayudan de hecho, no están para confundir. Las fuentes de esas presentaciones con varias. Roberts, Maito, Amin, Banco Mundial,… De elaboración propia en algunos casos.

¿Tiene razón el autor cuando afirma que no es solo que el capitalismo no tenga modelo social alternativo contrapuesto para las grandes mayorías de la humanidad sino que, además, no se concibe en el imaginario social mayoritario nada que fuera de la civilización industrial-fosilista? Creo que sí, que no hay modelo alternativo, sino «más madera», más de lo mismo -más mercancía, más capital, más acumulación-, aunque algunas voces del sistema son totalmente conscientes de las contradicciones tanáticas de esta civilización fosilista que en ningún caso son posiciones mayoritarias.

¿Hay en el ensayo una aproximación adecuada a la fase, digamos, financiera y sin bridas del capitalismo? Creo que sí, que es una de las imágenes más potentes que el autor nos transmite.

¿Hay recomendaciones de lectura que pueden resultar de interés para complementar desarrollos del libro? Sí. Lo más importante: son accesibles, no son altas y sofisticadas torres imposibles de alcanzar.

¿Hay realismo real, no quimérico, en algunas de las conclusiones del autor? Sí, y sin esconder escenarios posibles: «Si habláramos de una superación no catastrófica del capitalismo, la Política sería a todas luces necesaria para ello, pero no para el fin del capitalismo: este puede implosionar dejando un gigantesco remolino de destrucción, y dar paso también a auténticas distopías». Primeras líneas de el Manifiesto o «Socialismo o barbarie», recuérdese la disyunción excluyente de la gran Rosa Luxemburg.

¿Hay una aproximación sensata e informada a las sociedades que hace años llamábamos de socialismo real? Sí, y hay pasajes más que temperados, justos y razonables. Y que enseñan.

Caben mil preguntas y mil afirmaciones más. Debemos dejarlo aquí.

Un consejo de lector: léanlo como su nombre indica, como si estuvieran leyendo una tragedia de dimensiones inconmensurables. Una tragedia que, depende de ustedes, depende todos, no tiene por qué acabar mal, trágicamente

Críticas menores, nada sustantivas: 1.Hubiera convencido un índice analítico y nominal. 2. También un glosario. 3.Algunas notas de pie de página son excesivas en mi opinión, una páginas o más con letra pequeña. 3.1. Conjetura de 3: probable herencia marxiana; en el primer libro de El Capital ocurre lo mimo. Un pequeño homenaje tal vez al gran clásico en el 150 aniversario de la primera edición del gran clásico.

El autor finaliza con estas palabras (nota 28, página 177): «Hoy, sin embargo, ya no estamos en esa tesitura, lo que quiere decir que las posibilidades «objetivas» de superación del capitalismo se agrandan enormemente [¿Hay una izquierda marxista capaz de estar a la altura de tamaño desafío?]». La pregunta es retórica; Piqueras piensa seguramente que no. Por el momento. El que suscribe esta reseña no es tan optimista como el autor sobre las posibilidades objetivas (si englobamos en ellas el poder cultural y armamentístico del adversario) pero piensa que es justo y consistente con esta penetrante aproximación a la tragedia de nuestro tiempo finalizar con sus palabras.

En síntesis, no se lo pierdan. Léanlo y pásenlo.

Fuente: El Viejo Topo, n.º 362, marzo de 2018, pp. 77-78.