El miércoles, en la víspera de la realización del paro de los tíos y tías de los Jardines Infantiles estatales celebrado ayer, los funcionarios realizarán en Santiago una marcha desde la sede de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) hacia el centro de Santiago. La Asociación Nacional de Funcionarios de la Junta Nacional de Jardines […]
El miércoles, en la víspera de la realización del paro de los tíos y tías de los Jardines Infantiles estatales celebrado ayer, los funcionarios realizarán en Santiago una marcha desde la sede de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) hacia el centro de Santiago. La Asociación Nacional de Funcionarios de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Ajunji) ratificó la convocatoria a paro nacional para este jueves 20 de mayo, ante la nula respuesta a sus demandas, y la negativa oficial a instalar una mesa de negociación que también incluya al Ministerio de Educación.
Conversamos con Juana González, dirigente nacional de la Asociación de Funcionarios AJUNJI -cuyo presidente es René Osorio- para conocer por qué el gremio va a un paro nacional. Ella resume así la situación:
«Pedimos aumentar la planta funcionaria en un 13,7% ya que con más de 25 años de servicio, el 70% de los funcionarios trabaja a contrata, con los peores sueldos de la administración pública, y una enorme sobrecarga laboral. JUNJI no cumple la norma de mantener 32 niños por sala, exigida a los jardines privados. Se aumenta la cobertura a costa de los trabajadores, ya que por ejemplo entre el año 2001 y el 2002, subió en 1000 párvulos, pero sólo se contrataron nueve profesionales en el mismo período».
La propuesta rechazada por la vicepresidenta de la JUNJI, Adriana Muñoz, incluye una asignación especial para estos funcionarios, fundada en la importancia estratégica de su labor. Juana, que se recibió de educadora de párvulos en la sede Temuco de la Universidad de Chile, explica: «En las bases curriculares de la educación parvularia, el Ministerio de Educación reconoce su importancia en el logro de aprendizajes de calidad en los primeros años de vida. Esto permitirá a los párvulos abrirse a un futuro más promisorio y en definitiva romper el círculo de la pobreza. De lo contrario, a partir de los 18 meses, comienza la inequidad.»
La sinapsis neuronal
Como dirigente, Juana Gonzàlez, independiente de izquierda -elegida el 2004- no improvisa. En las asambleas respalda la propuesta gremial con estadísticas oficiales sobre el superávit fiscal y un informe actualizado de la deuda social del gobierno con el quintil más pobre de la población y con los trabajadores. Lucha por el gremio pero también por los niños y niñas. «La buena atención en los jardines infantiles con personal bien entrenado no es un lujo o un beneficio marginal para padres que trabajan, sino un alimento esencial para el cerebro de la próxima generación», señala citando una de sus fuentes, la revista Time, en un reportaje sobre el desarrollo del cerebro publicado en 1997.
Estudios científicos describen la relación entre maduración del cerebro y maduración de la conducta, sosteniendo que el medio y las experiencias de vida no sólo afectan la cantidad de conexiones microscópica (sinapsis o circuitos) de las células cerebrales o neuronas, sino también la forma cómo ellas se interconectan o «cablean», a partir de la experiencia repetida. El cerebro de un niño de dos años, contiene el doble de sinapsis y de energía que el cerebro de un adulto normal. Los abusos físicos o emocionales experimentados por un niño en esos primeros años quedarán grabados.
Los números de Lagos
Mientras las tías y tíos comenzaban el trabajo informativo hacia los padres de los párvulos, a nivel oficial se celebraba estos días el 35º aniversario de la institución, en medio de cuentas alegres del oficialismo. Se anunció la extensión de la cobertura en el 2005, para llegar a 131.016 párvulos, lo que significa 4.403 nuevas plazas, con una inversión de 2.401 millones de pesos, y la extensión de la jornada de atención para 8.000 párvulos, además de mantener la atención de hijos de madres temporeras en convenio con Sernam. «Al momento de dejar la Presidencia, van a haber 120 mil niños nuevos en educación de párvulos», aseguró el presidente Lagos en marzo en la escuela Bombero Escalada, de La Cisterna. Bachelet y Alvear también aluden a la extensión de la cobertura como una meta de sus programas.
¿Qué evaluación haces como dirigente y como profesional de esos avances?
«En la realidad lo que se está dando es una paulatina reducción y privatización de las funciones de la JUNJI, en medio de una gran desinformación. La privatización comenzó el 2004 en la Región Metropolitana con el cierre del jardín «Estrellita» que atendía a los funcionarios de esta institución. Reabierto luego de su cierre en dictadura, era el único jardín que respetaba la norma JUNJI relativa al número de tías por niño o niña atendido. Se inició además la transferencia de otros jardines a terceros sin fines de lucro: por ejemplo, en Huechuraba, Missio se hizo cargo de la sala cuna. En Talca cerraron los Jardines Familiares, un programa nacional. Por otra parte, a través del decreto 84, el nivel de pre-kinder es incorporado a las escuelas, que reciben la subvención por estos párvulos. Se externalizó el servicio de alimentación para niños de dos a 5 años; JUNJI sólo proporciona alimentación a los niños de Sala Cuna. Pero los lactantes menores (hasta un año de edad) y mayores (1 a 2 años) son los tramos etáreos de menor cobertura en Chile: un 3% y un 4% respectivamente. En total, según la encuesta CASEN 2003, hay 684.972 niños en edad preescolar pobres e indigentes, sin atención».
Juana González sostiene que estas son las consecuencias de la Ley Nº 19.864 llamada «Ley Montes» por resultar de un proyecto del diputado Carlos Montes. Antes el Estado era el responsable de asegurar la atención y cobertura. Ahora ya es legal que en el reducido espacio de las viviendas básicas funcione un jardín «comunitario» (los jardines para nanas…) dirigido por un agente educativo autorizado. Pero no hay reglamento que autorice o fiscalice, aunque la ley fue promulgada en marzo de 2003.
«Esto debilita la atención de los niños más pobres del país que ya no pueden exigir una atención integral», denuncia la educadora, que se inició en el Jardín infantil «Barquito de Ilusión», en Hualpencillo y luego se trasladó a Santiago donde ha trabajado en establecimientos de las comunas de El Bosque, Huechuraba y Estación Central.
La discusión
El Boletín 2.404-04 del Senado, registra que la vicepresidenta del Colegio de Educadoras de Párvulos, María Francisca Rojas, sostuvo que estos centros no deberían ser considerados en la ley, por no constituir establecimientos educacionales. A través de Julia Requena, la Asociación de Funcionarios de JUNJI estimó asimismo que la calidad del servicio podría estar supeditada al nivel socioeconómico de los establecimientos, y que debiendo el Estado beneficiar a los sectores más vulnerables, debería reponerse la norma que obligaba a construir jardines infantiles en poblaciones y conjuntos habitacionales, derogada en 1990. En cambio, la entonces Ministra de Educación, Mariana Aylwin, afirmó que los jardines comunitarios tienen una función «más asistencial que educativa, ya que responden a una necesidad de los sectores más pobres de la población» y fue partidaria de aumentar la cobertura y «flexibilizar» la normativa.