Es conveniente examinar el futuro y el pasado con sus respectivos antecedentes que vivimos en Colombia para que de forma desprevenida se puedan ver las causas y motivos que originaron el cambio de una política de paz por una de guerra total por el actual gobierno y personalidades que hasta ahora no han logrado entender […]
Es conveniente examinar el futuro y el pasado con sus respectivos antecedentes que vivimos en Colombia para que de forma desprevenida se puedan ver las causas y motivos que originaron el cambio de una política de paz por una de guerra total por el actual gobierno y personalidades que hasta ahora no han logrado entender los tropiezos del proceso de Diálogos y Negociación con Pastrana a pesar de ser en su mayoría intelectuales afiliados a todos los matices versados en diferentes materias de la problemática nacional y sin previo análisis de estos, asesorados de politólogos, partidos, intelectuales, gremios, iglesia, etc. Con el fin de conocer la verdad de los acontecimientos y no caer en la trampa de la guerra como ocurrió pensando más en los deseos que en las realidades del país.
Naturalmente sin terciar a favor de ninguna de ambas partes el Estado y la Insurgencia. Esto para ser realistas y efectivos en el examen de los fenómenos políticos, económicos, sociales y las causas que originaron la confrontación armada en Colombia para buscar la solución política como corresponde y no con formulas irreales, responsabilizándonos de forma mal intencionada pues nuestros actos son de respuesta contra la violencia del estado ligado al paramilitarismo que masacra indiscriminadamente al pueblo por no comulgar con la política de hambre y miseria y la falta de voluntad oficial para encontrar caminos de paz con el concurso de todos los estamentos de la sociedad sin exclusión para poder reconciliar la familia colombiana.
Si usted no tuviera el conocimiento de todos los esfuerzos hechos para ayudar a conseguir la paz y de nuestra parte con planteamientos políticos y programáticos estaría pensando como lo que estoy señalando aquí en este comentario. Afortunadamente para bien de los colombianos usted maneja una concepción realista de cómo producir cambios en aras de la paz y la reconciliación de la familia colombiana.
En nuestro caso para ser realistas el enfoque que manejamos es de dos concepciones sobre dos estrategias diferentes con un mismo objetivo, la paz dirigida por Pastrana y la guerra dirigida por Uribe, con la finalidad de experimentar en Colombia ambas modalidades a ver qué efectos generaban en la insurgencia de las FARC a diferencia de otros procesos anteriores con la insurgencia del M-19, EPL, Renovación Socialista del ELN, Quintín Lame y PRT, en cabeza de los partidos tradicionales con el visto bueno de industriales, ganaderos, transportadores, comerciantes quienes financian las campañas de pacificación o de guerra cuando la consideran necesaria o ven amenazados sus intereses y privilegios de clase.
La bandera de la paz promovida mediante una agitada campaña electoral por el Presidente Pastrana y sus asesores expertos en materias constitucionales fue un hecho político de gran importancia para el país, más no en el manejo de la política de Dialogo y Negociación con la Insurgencia para buscar la paz con encuentros planeados y ejecutados por el propio Presidente en busca de posible negociación con las FARC por más de tres años y medio. Los resultados no fueron satisfactorios para el Gobierno, sus ministros y colaboradores de ambos partidos y mucho menos para el Movimientos Guerrillero y el pueblo que deseaba la paz con justicia social para los trabajadores de la ciudad y del campo.
En lo político, social, reivindicativo, paramilitares, Intercambio humanitario, subsidio a desempleados; dinero para obras de beneficio social en los 5 municipios como era el deseo de las FARC, así como el cese de hostilidades, de fuego bilateral no fructificaron por las continuas masacres cometidas por los paramilitares en complicidad con una parte de las Fuerzas Armadas en varios departamentos, tal como fueron denunciados por los negociadores de las FARC en La Mesa.
El bloqueo económico a los cuatro municipios: Vista Hermosa, Macarena, Mesetas y la Uribe fue denunciado en varias oportunidades sin resultados favorables para sus habitantes, elementos indispensable para dar otros pasas de importancia en la vida política, económica, social, cultural y sustitución de cultivos ilícitos a través de un plan piloto en Cartagena del Chaira para lo cual no estaba preparado el gobierno y sus representantes. Teniendo en cuenta que a primera vista nos querían utilizar como policías sin sueldo en la lucha contra los cultivos ilícitos y el narcotráfico.
Los cambios políticos y económicos planteados en la Agenda Común para su estudio y análisis en las deliberaciones de La Mesa, por los representantes de ambas partes no fue posible lograr el objetivo deseado porque el Jefe y sus negociadores estaban en otra onda pensando en la desmovilización de las FARC, de igual manera sucedió con las recomendaciones de las Audiencias Públicas, tampoco fueron tenidas en cuenta por el gobierno y sus ministros para dar solución a corto y largo plazo, donde los colombianos de buena fe fijaban sus esperanzas en terminar con el conflicto interno, con solución a sus carencias más sobresalientes con los dineros del Plan Colombia.
El experimento de paz verbal y por escrito desde Estados Unidos y la Casa de Nariño para ser ejecutado primero por Víctor G Ricardo y más tarde en cabeza de Camilo Gómez, no cumplió su objetivo con base en acuerdos pactados con el Gobierno, por que no permitió cambios fundamentales en las viejas estructuras del Estado y su Régimen Político y terminó en proceso de diálogo y negociación convertido en fracaso para la política de paz del gobierno, con la exclusiva finalidad de lograr la desmovilización de la Insurgencia a cambio de nada. Con el famoso argumento de que la Constitución y las leyes no le permitían al gobierno ningún cambio, mientras la Insurgencia no se desmovilizara y entregara las armas. Mucho menos el Intercambio Humanitario en este gobierno.
Quedando suspendidos los diálogos y abiertas las puertas a la confrontación por la declaratoria de guerra del presidente Pastrana el día 20 de febrero de 2002 a las 21:00 horas, notificando de inmediato a los Altos Mandos Militares dar comienzo al ataque a las 12 de la noche, violando así el acuerdo Pastrana – FARC de 48 horas de plazo, para levantar de obra en caso de cualquier tropiezo irremediable en las negociaciones.
La Agenda Común fue discutida en agotadoras jornadas de trabajo en los Llanos del Yarí, los Pozos y otros sitios, la cual debe servir de experiencia al futuro gobernante; el por qué no se lograron los acuerdos con las FARC y prefirieron terminar el proceso y se quedaron las promesas de cambio en los escritorios oficiales. Nada de carreteras pavimentadas, puentes, puestos de salud, electrificación, alcantarillado, posos de agua potable etcétera para los 5 municipios, todo fue incumplido por el Presidente Pastrana y su equipo gobernante. Si estas pequeñas reivindicaciones no fueron atendidas mucho menos podíamos esperar transformaciones de gran importancia para el país.
Mientras esto ocurría en La Mesa, el Gobierno a través del Plan Colombia apoyado por los directivos de los partidos, gremios, Altos Mandos Militares, Policía Nacional, el paramilitarismo, creaban condiciones para fortalecer el aparato de guerra del Estado y todas sus Instituciones con la ayuda de los Estados Unidos para someternos por la fuerza la Insurgencia que no aceptara la desmovilización y la incorporación a la vida civil. Advertencia hecha por el presidente en Caquetania en una segunda entrevista con las FARC sin contra prestación, argumentando que él, como gobierno elegido por 6 millones de colombianos tenía la obligación de resolver todos los problemas políticos, económicos y sociales del país y sin presión de la Insurgencia; para nosotros la señal fue clara, de la pretensión del gobierno de no producir cambios en las Instituciones como lo señalaba la Agenda Común y la plataforma de 10 puntos.
Porque esto abría puertas a nuevas corrientes independientes y progresistas, al contrario del pensado oficial, el gobierno estaba interesado en crear mecanismos para fortalecer los partidos tradicionales antes que dejarlos desmoronar como viene ocurriendo en la actualidad y así evitar cambios.
En los encuentros con los partidos, gremios y parlamentarios en Caquetania y Los Pozos, nunca manifestaron el deseo de producir cambios mediante proyectos de ley tendientes a mejorar el medio ambiente político, social y económico, solo se inclinaban a arrancar de la Insurgencia compromisos públicos como gestos de buena voluntad suspendiendo las acciones militares mientras los paramilitares con sus motosierras hacía su agosto con la población civil. Elemento lesivo a nuestros propósitos de paz y cambios con justicia social.
Las FARC en sus cuarenta años de vida y recorrido histórico hasta donde se tiene conocimiento ningún gobierno liberal o conservador del bipartidismo, han buscado solución política efectiva al conflicto social y armado con otros movimientos anteriores. Todo el esquema político de los gobernantes para negociaciones ha utilizado la Constitución y las leyes como barrera sin que nada cambie para que todo siga igual y han girado alrededor de la entrega de armas, desmovilización e incorporación a la vida civil sin garantías de ninguna naturaleza y resuelto esto, ahí si a rebuscarse cada uno el sustento como puedan; no quedándole a los desmovilizados sino el camino de engrosar las filas de los desocupados en ciudades y campos, dispuestos a aguantar hambre y a soportar miseria. Estos señalamientos son parte del análisis sobre la política de paz que no fructificó para bien de todos los colombianos porque faltó voluntad política e interés de invertir dinero en la paz.
Agregando los buenos oficios prestados por Naciones Unidas, Francia, Suiza, España, México, Cuba, Canadá, etc., quienes a la hora de la verdad no tuvieron la fuerza suficiente para impedir el rompimiento de los diálogos y la negociación entre el Gobierno y las FARC.
Ahora viene un nuevo experimento del Estado apoyado por todos los resentidos de diferentes matices contra la política de paz de Pastrana porque no lograron el objetivo de desmovilizar las FARC y se abre el nuevo capítulo de guerra total contra el pueblo que lucha por mejores condiciones de vida no desde ahora sino siempre de acuerdo al pasado en la historia de Colombia. Convencido el gobierno, los resentidos y guerreristas de oficina que era la única forma de acabar con la guerrilla y solucionar no solo el conflicto social y armado sino toda la problemática nacional de orden político, económico, social, cultural y ambiental mediante la contribución del Parlamento con la aprobación de las Reformas y leyes anti democráticas que le permitieran gobernar a Uribe sin dificultados por 4 años, con aspiraciones a gobernar otros 4 años utilizando todos los recursos del Estado en sobornar e instalar en departamentos y municipios sus agentes incondicionales como paramilitares red de cooperantes, al servicio de la campaña electoral, para darle continuidad a la guerra que no existe, según sus palabras en distintos foros nacionales e internacionales.
Ahora debemos preguntarle a los tres poderes y gobernantes a dónde quedó la independencia en sus decisiones políticas para aplicar cambios en contravía de sus electores y qué nuevo experimento van a utilizar cuando Uribe termine este cuatrienio y si sale para otro y la confrontación continúe a escala nacional con las FARC y con el apoyo de otras corrientes políticas descontentas y amigas de las transformaciones. Lo que debe quedar claro con ambos experimentos es el rotundo fracaso del estado en su política de guerra y de sometimiento sin producir cambios en las viejas estructuras del Estado en bien de las nuevas generaciones.
En el entendido que un próximo Gobierno diferente de amplia coalición que recoja el sentir del pueblo para satisfacer las necesidades no puede olvidar estos fenómenos que han motivado la confrontación y tiene que buscar alternativas diferentes a la guerra con la Insurgencia y darle una salida política y democrática al conflicto social y armado, porque el ganador tiene que analizar a fondo la necesidad de producir cambios democráticos y conseguir la paz teniendo en cuenta los giros que se vienen dando en la política internacional, después de la caída de las dictaduras militares y civiles, propiciadas por los Estados Unidos para impedir a los pueblos los cambios mediante protestas, acciones armadas y movilizaciones generales de masas que afecten los intereses de clase a los gobernantes.
Vistos estos elementos y analizados los antecedentes para dar comienzo estos tres años al operativo «Plan Patriota», podemos mostrar aquí con claridad los resultados de la gestión Pastrana, para lo cual utilizó gran parte de los dineros del » Plan Colombia» y el presupuesto nacional invertido en preparativos de guerra:
1. El fortalecimiento del ejército en todas las armas de gran escala durante el Gobierno como política de Estado y estrategia contrainsurgente en sus operativos de aniquilamiento contra toda tendencia de oposición civil en aplicación del «Plan Colombia».
2. Creó Fuerzas Especiales y equipó con armamento moderno de todo género a nuevas brigadas móviles de alta montaña y de contraguerrilla urbana.
3. Aumentó los asesores norteamericanos de 500 a 1500. Una parte considerable fueron instalados en Tres Esquinas y Montañitas en Caquetá para dirigir el Plan Patriota, monitorear comunicaciones, ejercer espionaje aéreo, control de naves de guerra, dirigir globos, espías, sobornar la población civil, en contra las organizaciones sociales, populares y La Insurgencia.
4. Incremento de los servicios secretos del Estado a nivel nacional de acuerdo al «Plan Colombia» fortaleció las instituciones gubernamentales incluida la policía nacional con el apoyo de sapos.
5. Comenzando por el Sumapaz dejándole al Presidente Uribe todo listo para darle continuidad al sometimiento de la real oposición política y armada como en efecto viene ocurriendo con sus operativos en todo el país con las consecuencias conocidas.
6. El operativo desarrollado por Uribe contra todos los bloques de las FARC y las organizaciones populares de masas, su esencia fundamental es y será exterminar físicamente a la dirigencia más sobresaliente de las organizaciones y de paso a todo el movimiento de masas descontento con la actual política del Gobierno.
7. Con los tres poderes atados a la política uribista y cómplices con la militarización total del país más no con una solución política al conflicto social y armado.
8. Podemos afirmar que un 45 por ciento de las organizaciones de masas han sido golpeadas físicamente, desplazadas de sus tierras, encarceladas y sindicadas por sospecha, con muchos muertos de por medio en las áreas de los bloques por la acción del paramilitarismo, el ejército, la policía y los servicios secretos del Estado, durante los operativos sin que estos hechos hayan trascendido a la opinión pública por la censura de la radio y la prensa.
9. Mientras ello ocurre por lo antes señalado los partes oficiales afirman tener al borde de la derrota a La Insurgencia. Pero el Gobierno de Uribe sigue pidiendo más dinero a los Estados Unidos para invertir en la guerra.
10. Lo que no dicen los medios de comunicación son los motivos por los cuales el presidente Uribe ha tenido que suspender de funciones a varios generales de las Fuerzas Armadas integrantes del Plan Patriota, unos por ineficaces y otros por disentir de la estrategia militar y descentración de las Fuerzas Armadas para crear Comandos Conjuntos.
11. Dejando al Mando Superior como simples administradores, pagando así a quienes por más de 30 años han prestado sus servicios al sistema gobernante bipartidista de liberales y conservadores para impedir los cambios estructurales del Estado.
12. Una economía en función de la guerra, altos impuestos a la gasolina al contribuyente, la indiferencia en la inversión social, recorte a las pensiones, etc.
13. Son parte del ingrediente de guerra sobre la economía nacional en detrimento de la sociedad colombiana más necesitada y en beneficio del gran capital nacional y extranjero apoyados en un ejército improductivo, violento contra el pueblo pensando que el hombre y las ideas se pueden acabar con bombas y balas de todo calibre, matando uno o dos miembros del secretariado y no con cambios progresistas y democráticos que beneficien millones de colombianos desamparados por el Estado.
14. No como sueña el actual equipo de gobernantes. Sin tener en cuenta que las nuevas generaciones de colombianos y los mandos farianos numerosos pertrechados de conocimiento sobre táctica, estrategia y teoría militar para su normal desempeño en la lucha contra el Estado con el aporte de las masas.
15. Una justicia parcial que autoriza la extradición de nacionales incluidos guerrilleros e incapaz de aplicar las leyes colombianas.
16. Complacientes con el paramilitarismo y la entrega de la soberanía nacional a los Estados Unidos, a cambio de préstamos en dólares para fortalecer las Instituciones e impedir el desarrollo de nuevas fuerzas políticas independientes surgidas de movimientos cívicos y los partidos tradicionales, en lucha contra el estado de violencia, corrupción, desigualdades sociales, sin solución a la vista, con estos gobernantes los cuales requieren ser cambiados en un próximo gobierno y por el pueblo.
17. Ausencia de una política de paz de Estado con la insurgencia acorde con la realidad nacional buscando más bien la reelección de Uribe.
18. Estos son elementos a tener en cuenta en nuestros planteamientos reseñados en La Plataforma política hacia la búsqueda de la unidad de acción con otras fuerzas progresistas e independientes interesadas en producir cambios políticos, económicos, sociales y en defensa de la soberanía nacional.
19. Estos hechos profundizan la crisis contra el Gobierno buscando impedir a otras fuerzas unificar criterios y esfuerzos contra el fascista de Uribe desde diferentes posiciones.
20. Un parlamento es su mayoría uribista, sobornable y cambiantes como el camaleón, sin norte, desgastado y basado en viejos esquemas antidemocráticos, sin proyectos de leyes progresistas o democráticas, no tienen independencia frente a la política del reeleccionismo de Uribe vía a la dictadura fascista y son complacientes con la intervención de estados Unidos contra los pueblos y en los asuntos internos de Colombia, como la extradición de nacionales sin que ninguno diga ni una sola palabra. Con la finalidad de garantizar compromisos bilaterales y de buena vecindad con los Estados Unidos y de paso complacer a Uribe.
21. Estos elementos son ingredientes bien calculados y procesados con tiempo para declarar la guerra al pueblo con el aval de los tres poderes como la aprobación de la reelección de Uribe por la Corte Constitucional.
22. Estas son reseñas que las nuevas generaciones de colombianos independientes de los partidos, progresistas, democráticos, indígenas, negros, intelectuales, campesinos, estudiantes, obreros y guerrilleros, no deben olvidar, si queremos vivir en paz con justicia social y soberanía. Tenemos que buscar puntos de coincidencias y programáticos entre unos y otros para unificar criterios y aunar esfuerzos con candidatos de convergencia que permitan producir cambios en los tres poderes y las Fuerzas Armadas para que disponga de una estrategia por la defensa de la nacional, en favor del pueblo y los trabajadores.
Sin más cordialmente,
Manuel M Vélez es Comandante en Jefe de las FARC-EP