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Paz, bilateralidad y unilateralismo

Fuentes: Rebelión

El Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera que dio origen a la Mesa de conversaciones de paz de La Habana entre el gobierno de Santos y las Farc estableció unas reglas de juego para el desarrollo de sus actividades y la formalización de consensos y […]

El Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera que dio origen a la Mesa de conversaciones de paz de La Habana entre el gobierno de Santos y las Farc estableció unas reglas de juego para el desarrollo de sus actividades y la formalización de consensos y coincidencias entre las partes.

El principio de la bilateralidad es uno de los elementos centrales en la operación y gestión del mecanismo de diálogos y coincidencias en los múltiples temas que se abordan en cada una de las rondas de encuentro, las cuales ya superan el número de los 40.

La construcción, refrendación e implementación de la paz es materia que se debe abordar y adelantar de manera bilateral, conjunta y concertada.

Han transcurrido casi 3 años de reuniones en el escenario de la Mesa y la terminación del conflicto ha ganado en complejidad. Son muchos los temas y los asuntos discutidos y consensuados.

Más recientemente un pacto estableció el trabajo simultáneo de subcomisiones para acelerar los resultados específicamente en lo atinente a la terminación del conflicto.

Resultado de tal modificación ha sido la determinación de una fecha, el 23 de marzo del 2016, para firmar el pacto de cierre y determinar un mecanismo de refrendación y la ruta de la implementación de cada uno de los acuerdos.

Es justamente en este sitio en que una de las partes, más concretamente el señor Santos, se ha lanzado en una cascada de determinaciones de corte unilateral y sesgado afectando gravemente este delicado tejido de la paz.

Ciertos temas de la terminación del conflicto (punto tres), la refrendación y la implementación han sido sometidos a una precipitada estrategia de presiones y ultimátum con un cierto tufillo de amenazas.

Doy casos

Respecto de un eventual cese al fuego y de hostilidades bilateral, el Jefe de la Casa de Nariño, ha proclamado por cuenta propia unas concentraciones y una verificación que pretenden dar ventaja a los aparatos militares oficiales empeñados en la derrota y rendición de la insurgencia revolucionaria. Al funcionario no parece interesarle un acuerdo con las Farc en el aspecto de la tregua bilateral previa y en la definición de un mecanismo de verificación en el que intervengan los sectores sugeridos por las partes de la Mesa.

La refrendación, según Santos, debe hacerse con un plebiscito tramposo armado por los gamonales del poder legislativo, omitiendo de esa manera el instrumento de la Asamblea Constituyente soberana y popular planteada por la delegación de la resistencia campesina revolucionaria.

En la implementación de los pactos se quiere proceder también de manera unilateral. Santos ignora que esa es una tarea a desarrollar conjuntamente en la que se ha previsto que las Farc y el Estado deben marchar mancomunadamente para que se cree un sistema en el que se de especial importancia a las regiones y municipios, con comisiones de seguimiento y verificación, con la existencia de unos mecanismos pertinente de resolución de diferencias; mecanismos con capacidad de poder y ejecución, conformados por representantes de las partes y de la sociedad según el caso. Además, con acompañamiento internacional, cronogramas, presupuestos y herramientas de difusión y comunicación.

El unilateralismo santista le hace un enorme daño al proceso de paz, pues las maniobras señaladas lo único que logran es sembrar desconfianza y prevención, alejando la posibilidad de una firma cercana del fin del conflicto.

Añádase a lo anterior la permanente provocación de los generales con sus brigadas y batallones para producir la interrupción de la tregua unilateral ordenada por las Farc desde el mes de julio del año en curso.

Bilateralidad, señor Santos, es la regla de oro que le da fortaleza al proceso de paz. El unilateralismo es juego sucio y ventajismo para imponer el modelo neoliberal que le interesa a la gran oligarquía.  

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.