Con los desarrollos y avances del proceso de paz en Colombia se ha observado en los años recientes una importante reactivación de las movilizaciones populares con el fin de lograr solución a los más diversos problemas que afectan a millones de seres humanos. La crisis y ruina de los denominados partidos políticos del régimen dominante, […]
Con los desarrollos y avances del proceso de paz en Colombia se ha observado en los años recientes una importante reactivación de las movilizaciones populares con el fin de lograr solución a los más diversos problemas que afectan a millones de seres humanos.
La crisis y ruina de los denominados partidos políticos del régimen dominante, verdaderas maquinas del clientelismo, igualmente, ha revalorizado los movimientos sociales y populares en los más amplios escenarios nacionales, regionales y locales de la nación.
Como el neoliberalismo ha tenido el propósito de descalificar, empobrecer y desterrar el campo político y sus expresiones más comunes, las masas y clases populares se han inclinado por la construcción y uso de movimientos de acción colectiva para confrontar el poder de los grupos oligárquicos, su Estado y el modelo de acumulación y despojo del trabajo y la riqueza generada con el trabajo colectivo.
Hoy registramos una expresión plural de diversos movimientos.
Los campesinos pobres han organizado la Cumbre agraria; los agricultores medios se expresan a través de las dignidades agrarias; los indígenas se agrupan en varias entidades con gran capacidad de acción de masas; los afros se mueven en diversos campos de acción y lucha; los trabajadores mantiene sus entidades sindicales; los educadores amplían su acción de masas; el movimiento estudiantil y universitario mantiene vigencia multitudinaria; los nuevos movimientos sociales levantan sus banderas ambientalistas, de género, de derecho a la diversidad, de defensa de los consumidores; los defensores de los derechos humanos y de la paz acuden a formas de organización con frentes amplios y articulaciones que hacen frente a la violencia paramilitar, militar y policial.
Más recientemente ha ingresado al escenario de la acción social y democrática la Mesa Social por la paz que amplía la red de organizaciones populares (http://bit.ly/211H6Z4).
El ambiente que se siente por todos los rincones de Colombia es de lucha y movilización en auge para desarrollar las tareas contra las estrategias de austeridad y ajuste fiscal que de manera inevitable impondrá el gobierno del señor Santos para manejar la potente crisis que camina en la economía y la situación presupuestal del Estado.
En ese sentido conviene resaltar lo alcanzado por la Mesa de diálogos de La Habana en lo relacionado con los movimientos sociales, en el Acuerdo sobre participación política y democracia ampliada.
El consenso entre las delegaciones plenipotenciarias que se reúnen en La Habana ha establecido lo siguiente:
«Una sociedad democrática y organizada es una condición necesaria para la construcción de una paz estable y duradera, en particular en el marco de la implementación del Acuerdo Final.
«Por ello, y en atención al derecho de todas las personas a constituir organizaciones sociales del más variado tipo; a formar parte de ellas y a difundir sus plataformas; a la libertad de expresión y al disenso; al pluralismo y la tolerancia; a la acción política o social a través de la protesta y la movilización; y teniendo en cuenta la necesidad de una cultura política para la resolución pacífica de los conflictos y la obligación del Estado de garantizar el diálogo deliberante y público, se acordó que se adoptarán medidas para garantizar el reconocimiento, fortalecimiento y empoderamiento de todos los movimientos y organizaciones sociales, de acuerdo con sus repertorios y sus plataformas de acción social.
«Con ese propósito, el Gobierno Nacional elaborará un proyecto de ley de garantías y promoción de la participación ciudadana y de otras actividades que puedan realizar las organizaciones y movimientos sociales, sobre la base de los siguientes lineamientos, entre otros, que serán discutidos en un espacio de carácter nacional, que contará con la participación de los voceros de las organizaciones y movimientos sociales más representativos: garantizar el derecho al acceso oportuno y libre a la información oficial en el marco de la Constitución y la ley; reglamentación del derecho de réplica y rectificación, en cabeza de las organizaciones y movimientos sociales más representativos, frente a declaraciones falsas o agraviantes por parte del Gobierno Nacional; realizar conjuntamente con las organizaciones y movimientos sociales una caracterización y registro de organizaciones sociales; apoyar, mediante asistencia legal y técnica, la creación y el fortalecimiento de las organizaciones y movimientos sociales; por solicitud de las organizaciones y movimientos sociales, agilizar la sistematización e intercambio de experiencias exitosas de fortalecimiento de los mismos; fortalecer los mecanismos de financiación de iniciativas y proyectos propios de las organizaciones sociales; promover la creación de redes de organizaciones y movimientos sociales que hagan visibles los liderazgos y garanticen su capacidad de plena interlocución con los poderes públicos; acceso a mecanismos de difusión para hacer visible la labor y la opinión de las organizaciones y movimientos sociales; en las instancias de participación ciudadana se ampliará y garantizará la representatividad de las organizaciones y los movimientos sociales; diseñar metodologías que contribuyan a la efectividad e incidencia de las instancias de participación e interlocución; poner en marcha instancias de seguimiento y verificación del cumplimiento por parte de las autoridades de las obligaciones, compromisos y garantías, en cuanto al establecimiento, funcionamiento y eficacia de los espacios de participación ciudadana; crear una herramienta que permita valorar, hacer visible e incentivar la gestión de las autoridades públicas, con respecto a la participación de las organizaciones y movimientos sociales; se garantizará el intercambio de experiencias exitosas de participación ciudadana entre las organizaciones sociales y las autoridades; promover la construcción de agendas de trabajo locales, municipales, departamentales y nacionales, según el caso, que permitan la atención temprana de las peticiones y propuestas de los diferentes sectores que se realicen a través de las organizaciones y movimientos sociales; las autoridades locales deberán atender de manera oportuna las peticiones y propuestas, y canalizarlas según su competencia, con el fin de que sean atendidas de manera pronta y eficaz.
«Se acuerda, igualmente, que el Gobierno Nacional considerará y evaluará la viabilidad de propuestas de garantías adicionales que surjan en el marco de ese espacio de participación de carácter nacional, en una Comisión de Diálogo con voceros de las organizaciones y movimientos sociales más representativos, escogidos a través de un mecanismo definido por los organizadores. El mecanismo deberá ser participativo y garantizar una representación pluralista y equilibrada en la Comisión.
«El Gobierno Nacional y las FARC-EP acordarán los organizadores, criterios y lineamientos para el desarrollo de ese espacio de participación de carácter nacional, con el fin de garantizar una representación pluralista y equilibrada.
Garantías a la movilización social y la protesta popular.
«Por otra parte, en el acuerdo sobre participación política y democracia ampliada se reconoce que la movilización y la protesta, como formas de acción política, son ejercicios legítimos del derecho a la reunión, a la libre circulación, a la libre expresión, a la libertad de conciencia y a la oposición en una democracia; y que en un escenario de fin del conflicto se deben garantizar diferentes espacios para canalizar las demandas ciudadanas, incluyendo garantías plenas para la movilización, la protesta y la convivencia pacífica.
«Con el objetivo de garantizar el pleno ejercicio de estos derechos, se acuerda que el Gobierno definirá las medidas y ajustes normativos necesarios con base en los criterios anunciados en este texto, y los demás que se acuerden en el marco de una comisión especial, que contará con la participación de los voceros de la Comisión de Diálogo y representantes de otros sectores interesados. En el marco de la comisión especial se discutirán los insumos que provengan del espacio de participación nacional del que se trata en el punto de garantías para las organizaciones y movimientos sociales y los que propongan los otros sectores. Entre los criterios acordados se destacan: garantías plenas para la movilización y la protesta como parte del derecho constitucional a la libre expresión, a la reunión y a la oposición, privilegiando el diálogo y la civilidad en el tratamiento de este tipo de actividades; garantías a los derechos de los manifestantes y de los demás ciudadanos; garantías necesarias para el ejercicio de la libertad de información durante la movilización y la protesta; revisión y, de ser necesaria, modificación de las normas que se aplican a la movilización y la protesta social; garantías para la aplicación y el respeto de los derechos humanos en general; fortalecimiento de la vigilancia y el control a la acción y los medios utilizados por las autoridades para el tratamiento de este tipo de actividades; garantías para el diálogo frente a la movilización y la protesta y acompañamiento del Ministerio Público como garante del respeto de las libertades democráticas y el fortalecimiento de las instancias de participación ciudadana en la interlocución y construcción de agendas de trabajo que permitan la atención temprana y oportuna de las peticiones y propuestas de los diferentes sectores y organizaciones sociales.
«Adicionalmente, y teniendo en cuenta la importancia de garantizar espacios para canalizar las demandas ciudadanas, se acuerda promover la construcción de agendas de trabajo que permitan la atención temprana de las peticiones y propuestas de los diferentes sectores y organizaciones sociales». (http://bit.ly/1PMGq4w).
Impedir que este trascendental acuerdo no se cumpla y quede convertido en letra muerta es un desafío para los movimientos sociales existentes, los cuales deben exigir su pronta implementación por las instancias gubernamentales correspondientes.
El movimiento popular nacional debe dar pasos en la dirección de hacer efectivos directamente cada uno de los puntos consensuados para de esa manera apalancar las conquistas de los grupos populares.
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