Ha corrido mucha agua bajo el puente desde que se iniciaron los diálogos de paz en La Habana entre el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y los delegados plenipotenciarios de las Farc, en el año 2012, con previos encuentros reservados para definir un documento guía que señaló las bases fundamentales de las negociaciones para […]
Ha corrido mucha agua bajo el puente desde que se iniciaron los diálogos de paz en La Habana entre el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y los delegados plenipotenciarios de las Farc, en el año 2012, con previos encuentros reservados para definir un documento guía que señaló las bases fundamentales de las negociaciones para superar el conflicto armado que ya completa casi 6 décadas afectando la sociedad colombiana.
Hoy el ambiente es otro. Muy prometedor hacia el futuro inmediato.
Varios aspectos han cambiado en el esquema de funcionamiento de los encuentros entra las partes. Anoto algunos.
Pasamos de la «paz express» a la paz sin afanes, metódica, reflexiva. Santos no volvió a colocar fechas perentorias e inmodificables para hacer un acuerdo final. Ya se han firmado dos acuerdos parciales y el debate sobre el asunto de las drogas parece tener un amplio consenso sobre la estrategia adecuada para resolver este complejo problema con implicaciones internacionales. Vienen tres campos de trabajo mu delicados que se refieren a las víctimas, la justicia, el fin del conflicto y la refrendación de los acuerdos globales para iniciar su implementación gradual en una fase que se ha denominado del post conflicto.
El otro punto que parece haber quedado en el cuarto del olvido es el del modelo económico neoliberal, estatal y legal, que en principio se vetó para ser debatido y cuestionado. La verdad es que el ambiente nacional suscitado con los diálogos de paz ha propiciado una de las más fuertes y masivas movilizaciones en la historia de Colombia contra el neoliberalismo, tal como lo pudimos presenciar a lo largo del año 2013, con paros, huelgas y marchas campesinas, indigenas, estudiantiles y de la salud. Hay un levantamiento generalizado contra el sistema neoliberal y contra su dispositivo violento representado por el paramilitarismo, las Bacrim y los aparatos represivos del Estado burgués. Ese alzamiento popular también está presente en la sostenida acción popular contra el oscurantista Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez, y su arbitraria determinación de destituir el Alcalde de Bogota, doctor Gustavo Petro.
En el tema del fin del conflicto está previsto adelantar un debate sobre la reforma del Estado que seguramente recogerá los puntos de vista que discrepan del neoliberalismo como forma de organización económica, social y política imperante desde hace más de 20 años en toda la formación social.
En días recientes el Presidente Santos ha dicho que la paz no se hará para someter a nadie, no es para humillar, (http://www.elespectador.com/
En igual sentido son evidentes los cambios en lo atinente a la refrendación de los acuerdos a que se llegue. El punto de la convocatoria a una Asamblea Constituyente para que consolide el pacto de la paz y deje en firme los consensos establecidos fue rechazado de tajo por el oficialismo gubernamental durante los últimos meses, pero ahora parece que los vientos corren en otra dirección (http://www.elespectador.com/
Para completar el buen ambiente que acompaña la paz con las Farc, el Presidente Juan Manuel Santos adelanto en las últimas horas un encuentro con varios representantes de la Izquierda histórica nacional (http://www.eltiempo.com/
Dos puntos de análisis a este respecto.
El primero. El Presidente Santos, con miras a su reelección el 25 de mayo en primera vuelta, o el 23 de junio en segunda vuelta, está proyectando una coalición electoral bastante similar a la que eligió a Michel Bachelet como Presidente, en representación de la Nueva Mayoría en Chile, en los comicios del pasado mes de diciembre, la cual incluyo la presencia del histórico Partido Comunista de aquella nación. Es lógico y tiene sentido pensar en una alianza de esas características entre el bloque de partidos y movimientos que dan soporte al doctor Juan Manuel Santos con el campo de partidos de izquierda comprometidos con la paz. La paz los une y lo correcto es hacer un encuadre estratégico para obliterar el sabotaje de la ultraderecha y su mensaje de guerra y violencia. Es lo que no entiende cierta «izquierda» alinderada con los enemigos uribistas de los diálogos de La Habana y atrapada en el pantano de la corrupción del carrusel de Bogota y el desfalco a la salud de los educadores.
El segundo. La Izquierda representada por Ivan Cepeda, Carlos Lozano, Aida Avella y Antonio Navarro, ha pedido al Presidente garantías para la Marcha Patriotica y todos los movimientos progresistas/verdes. La Marcha Patriotica es objeto del fuego violento de las bacrim. Mas de 30 de sus militantes han sido acribillados en los meses recientes y hay una implacable cacería de brujas promovida por el Ministro de la Defensa Pinzón y la Dijin, que en los últimos días llevó a la cárcel al doctor Francisco Toloza, un destacado experto en las Ciencias políticas y profesor de la Universidad Nacional, objeto de un siniestro montaje policial con los computadores mágicos del Mono Jojoy, para quien pedimos su liberta inmediata, lo mismo que para el dirigente agrario Huber Ballesteros, afectado por una truculenta maniobra del CTI de la Fiscalía que lo encarceló en el centro penitenciario de la Picota.
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