– El peso de la promoción es mucho más importante que el de la crítica, sea ésta favorable o desfavorable, lo cual acentúa inevitablemente la imperante banalización cultural. – Existen varios suplementos literarios de periódicos importantes cuya propiedad pertenece a empresas con editoriales propias. Así, «Babelia» de El País y el grupo Santillana (Alfaguara, Taurus, […]
– El peso de la promoción es mucho más importante que el de la crítica, sea ésta favorable o desfavorable, lo cual acentúa inevitablemente la imperante banalización cultural.
– Existen varios suplementos literarios de periódicos importantes cuya propiedad pertenece a empresas con editoriales propias. Así, «Babelia» de El País y el grupo Santillana (Alfaguara, Taurus, Aguilar); «El Cultural» de El Mundo y la editorial La Esfera de los Libros; «Libros» de El Periódico y Ediciones B; La Razón, y ahora Avui, y Planeta. Tales «pecados originales» pueden convertirse, en la práctica, en «mortales» o «veniales», por seguir con tal terminología. Y la pureza no puede ser de este mundo, como es bien sabido.
– La influencia de las revistas culturales es muy escasa ya que sus tirajes son en general raquíticos.
– En cuanto a Ignacio Echevarría, buen amigo, lo considero un excelente e imprescindible crítico, aunque no siempre esté de acuerdo con sus reseñas (en especial cuando se refieren, de forma negativa y a mi juicio discutible, a autores de Anagrama que he leído con atención), pero ello no empaña ni mi admiración ni nuestra amistad. Respecto a su conflicto con El País, basta repasar las palabras de la propia Defensora del Lector de dicho periódico, Malén Aznarez.
En resumen, regresemos al olvidado Antonio Gramsci y a su célebre frase: «Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad».