Gustavo Petro, el candidato presidencial por el centroizquierdista Pacto Histórico, tendió su mano a la centrista Coalición Centro Esperanza para trabajar juntos en una sola propuesta de unidad para desalojar al neoliberalismo uribista, de cara a las próximas elecciones presidenciales de mayo de 2022.
Petro señaló que hay que plantear un encuentro, que “no representa una ruptura sino la necesidad de unir a todo el sector de la población colombiana que se siente liberal y se pueda mantener la propuesta de consolidar una fuerza política que se transforme en gobierno”, y puso como ejemplo el reciente triunfo de Gabriel Boric en Chile.
A la espera de que se confirmen los candidatos de cada una de las cinco propuestas que se presentarán a las elecciones presidenciales, hasta ahora solo se conoce al representante del oficialista Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, quien ya fue ministro de Hacienda entre 2007 y 2010 durante el gobierno del genocida Álvaro Uribe.
El líder político del ultraderechista Centro Democrático, Álvaro Uribe publicó en sus redes sociales una lista de insultos en contra de Gustavo Petro; “Dr. Petro le duele que trabajo en el agro y nada tengo en el extranjero ni escondido. Entendible en un vago, enredador, fantoche de mansiones y atuendos, que no ha producido más que crímenes, incitación a la violencia, y contratos corruptos pagados con bolsas de billetes”, escribió el exmandatario, tratando de polarizar el debate presidencial.
Mientras, el exalcalde de Bogotá destacó que ya no haya una polarización social tan marcada alrededor de su nombre en ciertas regiones, como pudo haber en las anteriores elecciones presidenciales, donde salió derrotado frente al actual presidente de Colombia, el uribista Iván Duque, en segunda vuelta.
Petro confía en ganar en mayo en primera vuelta, luego de que un sondeo mostrara que se consolida como favorito y que la imagen del mandatario conservador, Iván Duque, sigue en caída, con apenas el 21% de apoyo y casi 70% de desaprobación. En todas las regiones del país el desempeño del gobernante es mal calificado, incluso en zonas donde obtuvo grades caudales de votos en 2018 para llegar al poder.
Cuando restan poco más de cinco meses para los comicios, en todas las encuestas Petro aumenta su favoritismo entre los electores, venciendo a todos sus rivales en cualquier escenario posible. Las elecciones para renovar presidente y vicepresidente por un período de cuatro años se celebrarán el 29 de mayo y la fórmula ganadora deberá obtener la mitad más uno del total de los votos. De lo contrario, se realizará un balotaje el 19 de junio entre los dos candidatos con más sufragios.
«El objetivo es ganar en primera vuelta, sin caer en soberbias», aseguró. Eso dependerá de «reducir» los «miedos innecesarios» que se han creado alrededor de su figura, toda vez que Petro encarna un sector político que nunca antes ha gobernado el país.
Más allá de los partidos, hoy se han conformado varias coaliciones integradas por diversas tendencias afines en el campo de las ideas y de los intereses electorales, algunas impulsadas desde la derecha como forma de dividir el voto de la oposición. En el área progresista está el Pacto Histórico impulsado por Petro, antaño integrante de la guerrilla urbana del M-19, en una convergencia bastante similar a la que se conformó en 1991 para obtener la mayoría en la Constituyente.
En el Centro del espectro electoral hay una alianza de varios personajes con notoriedad como Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria, Ingrid Betancur y Jorge Robledo. Fajardo, ex gobernador de Antioquia, es el más conocido y cuenta con antecedentes divisionistas en el campo popular: ya su posición antiunitaria en 2018 facilito el triunfo del abanderado de la ultraderecha, Iván Duque.
En la derecha, con ribetes muy regresivos y corruptos, está el Equipo Colombia que reúne a Federico Gutiérrez (Opus Dei), Alejandro Char (mafia caribeña), Barguil (ganadero, terrateniente y paramilitar), Dilian Toro (exgobernadora de Cali, de la mafia caleña) y Echeverry (ex ministro de hacienda, neoliberal fanático), señala Horacio Duque.
Hay otros candidatos sin coalición como Oscar Iván Zuluaga, el candidato de Uribe; Rodolfo Hernández, un outsider regional con ascendiente dada su gestualidad trumpiana y su protagonismo populista lleno de ramplonería; y Luis Pérez, un influyente dirigente de la región antioqueña, con mucho peso en el mosaico de las regiones colombianas.
Mientras, el gobierno del ultraderechista Duque aprobó la polémica Ley de Seguridsd. La oposición señala que viola el derecho a la vida, criminaliza las protestas, legaliza el paramilitarismo urbano y permite disparar a jóvenes e indígenas.
Petro no triunfó en el 2018, pero –y pese a la despiadada campaña de terror mediático- es el primer dirigente en la historia colombiana que reúne la más alta votación de la izquierda popular, con cifras cercanas a los nueve millones de votos. Para los analistas, la violencia será promovida desde el poder y la ultraderecha paramilitar para impedir el acceso de Pero y un bloque progresista al gobierno para desalojar la dominación de una oligarquía sangrienta y corrupta que tiene secuestrado el Estado desde hace décadas.
El ejemplo chileno
Para el senador colombiano, el triunfo del joven Boric en las presidenciales chilenas, una victoria con la que espera “un cambio de era en América Latina en muchos sentidos, sobre todo en la superación de un sistema que ha gobernado permanentemente en regiones como Chile y Colombia como es el neoliberalismo”, ha explicado.
Petro sostiene que esa “es la base que explica reconocer ese cambio” y por lo cual ha estado “más o menos cinco años” invitando “al diálogo” e insistiendo en “generar una unidad democrática, tan necesaria en el país. ¿Por qué en Chile sí puede haber diálogo y en Colombia no?”, preguntó.
Petro habla del reparto y cultivo de tierras, tomando en cuenta que tres mil personas tienen el 80 por ciento de la tierra fértil del país, “una de las desigualdades más grandes que existen porque no se producen, ningún país comete el error de volver potrero (dedicarlo al ganado) sus tierras fértiles, es por eso que no nos podemos industrializar”.
“Estamos hablando de cinco grandes contratistas del Estado, 200 o 500 que no han dado dinero de paraísos fiscales, cinco portadores que están tirándose las exportaciones a través del lavado de dólares por lo que debemos trabajar en que paguen impuestos”, enfatizó Petro.
* Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.