Por primera vez en 104 años Suecia resultó sin medalla de oro en las Olimpiadas de Pekin. Sin embargo, una sueca defendió los colores amarillo-celestes: Pia Sundhagen, entrenadora del equipo femenino de fútbol de Estados Unidos, que este año revalidó su titulo de campeonas olímpicas obtenido en 2004 en Atenas. La entrenadora llevó nuevamente a la victoria a las estadounidenses. Sundhagen, de 48 años, ha sido citada frecuentemente por la prensa, no sólo por el hecho de haber contribuido a la victoria de las gringas, sino también debido a que se niega a aceptar la invitación de George Bush a la Casa Blanca.
Sundhage asumió la responsabilidad del equipo el 13 de noviembre de 2007, cuando sustituyó a Greg Ryan, después de que la selección de Estados Unidos terminara en un decepcionante tercer lugar en la Copa Mundo 2007. El peor momento para las estadounidenses fue la goleada (4-0) sufrida ante Brasil en las semifinales. Después de eso, los Estados Unidos promovieron una revolución en el trabajo del equipo. Así, el equipo de Sundhage se volvió invencible, incluyendo un 1-0 ante su patria, la poderosa Suecia; tres victorias consecutivas, también 1-0 ante Brasil; y los sucesivos triunfos en la Copa de Algarve, en marzo de 2008, en Portugal, y en el preolímpico continental en abril.
Pia Sundhage es una de las más respetadas entrenadoras en el fútbol femenino y fue una de las mejores futbolistas del mundo durante 22 años. La mayor goleadora en la historia de la selección sueca: 71 goles en 146 partidos. Ganó cuatro veces cada uno de los torneos de su país: el campeonato y la copa. Hizo parte de la selección Suecia que terminó tercera en la Copa Mundo 1995, campeona de Europa 1984, además de ser subcampeona de Europa dos veces y tercera en una ocasión. En el 2000, Sundhage quedó de sexta en la votación de la Mejor Jugadora del Siglo de la FIFA. Su imagen apareció en una estampilla sueca en 1988.
Sundhage empezó su carrera de entrenadora cuando aún jugaba. Combinó ambas actividades en el club Hammarby entre 1992 y 1994. También dirigió los seleccionados juveniles suecos (sub 16, sub 19 y sub 21) durante 11 años, desde 1990. Tras su retiro como futbolista en 1996, trabajó en el equipo técnico de Suecia en el Campeonato Europeo de 1997, la Copa Mundo Femenina 1999 y 2003, y las Olimpiadas de 2000. En 2001 inició su carrera como entrenadora en Estados Unidos con el Philadelphia Charge y los Boston Breakers. En 2003 fue escogida como entrenadora del año en ese país. También dirigió clubes suecos y fue asistente técnica de la selección China en la Copa Mundo Femenina 2007.
Por estos días, Pia Sundhagen, de 48 años, ha sido citada frecuentemente por la prensa sueca, no solo por el hecho de haber contribuido a la victoria de las americanas, sino también por negarse a aceptar la invitación de George Bush el 6 de octubre a la Casa Blanca. Ese día, los ganadores olímpicos se encontrarán con el presidente gringo, pero tendrán que prescindir de la presencia de la entrenadora sueca.
«¿Que voy a ir a hacer yo allá?», preguntó a los medios la entrenadora, y agregó que: «Es una decisión fácil, no estoy interesada, y no opino que sea algo entretenido». La decisión se basa en los principios de la entrenadora, quien nunca ha escondido sus preferencias por la izquierda. En una entrevista hace unos años comentó: «Fue un poco especial, para una vieja comunista como yo, ir a Estados Unidos».
En Suecia Pia Sundhage es conocida por su cercanía al Partido Comunista y a su periódico Proletären, del cual es lectora asidua. Incluso se sabe que donó 30 mil coronas (unos $3.500 euros, más de ocho millones de pesos colombianos) al equipo de fútbol de los comunistas de Gotemburgo, Proletären FF.
A pesar de su gesto contra el jefe del imperio, quien protagonizó un escándalo en las Olimpiadas de Pekín, al presentarse completamente ebrio en las tribunas (ver video 1 y video 2), los americanos la tratan como a una heroína y no piensan desprenderse de ella. Sunik K Gulati, jefe de la delegación americana de fútbol, le ofreció el mismo día del triunfo de la selección en Pekin un contrato de cuatro años, con miras a los próximos Juegos Olímpicos, al que Sundhagen aceptó con emoción. Ante la pregunta del vespertino Aftonbladet de que los lectores querían que la sueca se hiciera cargo de la selección de su país, Gulati contestó:
«¿Ah sí? Pero nosotros le gustamos a ella, y a nosotros nos gusta ella. Suecia deberá buscarse otro coach, ¡porque nosotros nos quedamos con ella!»
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Fútbol rebelde
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