La escasez hídrica que obligó al Estado a comprar camiones aljibe para abastecer con agua a zonas de la Isla de Chiloé y la tala ilegal de bosque nativo por parte de una empresa de propiedad de la Universidad de Harvard, han sido sucesos que llaman a preguntarse por los planes puestos en marcha en […]
La escasez hídrica que obligó al Estado a comprar camiones aljibe para abastecer con agua a zonas de la Isla de Chiloé y la tala ilegal de bosque nativo por parte de una empresa de propiedad de la Universidad de Harvard, han sido sucesos que llaman a preguntarse por los planes puestos en marcha en esta zona.
El archipiélago chilote ha recibido sucesivas oleadas de inversiones empresariales. Recientemente, fue la explotación salmonera que aún persiste y que a su paso ha dejado una estela de contaminación y destrucción de fuentes de subsistencia. Por otra parte, en la última década, se han multiplicado las plantaciones forestales de eucaliptos.
Javier Sanzana, miembro de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) explica que «las primeras plantaciones son de la década del 80 y 90, pero a baja escala. A partir del año 2.000 aumentaron fuertemente, casi en un 100% con bonificación del Estado. Así por ejemplo entre el año 2003 al 2012 se forestaron alrededor de 2.969 hectáreas. El 99,9% de estas plantaciones han sido realizadas con la especie exótica eucaliptus».
Las bonificaciones estatales a estas plantaciones se realizaron luego que el Decreto 701 se modificara para otorgar mayor dinero a los pequeños propietarios, cubriéndoles un 90% del costo de las primeras 15 hectáreas forestadas y un 75% a las restantes. La intención de este cambio fue colaborar con el empresariado forestal, posibilitando la plantación en nuevas superficies sin hacerse cargo de los riesgos asumidos en sus propios predios, tales como incendios y plagas.
Harvard aterriza en Chiloé
«En diciembre de 2011 un grupo de pequeños propietarios agrícolas se acercó a la oficina de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) en Ancud para compartir una preocupación: una empresa había comprado terrenos colindantes a los suyos y estaba cortando bosque nativo para plantar eucaliptus». Así comienza el reportaje de CIPER que reveló los ilegales negocios emprendidos por empresas de propiedad de un fondo de inversiones de la Universidad de Harvard.
Finalmente a las denuncias, además de cortas ilegales de bosque, se les sumó el no cumplimiento de planes de manejo que obligaban a la empresa Agrícola Brinzal a plantar árboles nativos, haciéndolo con eucalipto, además de no resguardar los cursos de agua, plantando al lado de éstos.
Luego de reunir abundantes e irrefutables antecedentes, el Juzgado de Policía Local de Ancud reconoció sólo siete de las 58 hectáreas afectadas en una de las causas en contra de la empresa, sancionándola a pagar una irrisoria multa de $4.200.000. Esta situación se hace más gravosa, al considerar que los planes de manejo estaban financiados por el Estado, a través del Fondo de Conservación, Recuperación y Manejo del Bosque Nativo. De hecho, Agrícola Brinzal ha recibido $114 millones por esta vía, entre 2007 y 2009, según consignó CIPER.
Para Javier Sanzana, «queda al descubierto que la institucionalidad está superada, desde los Juzgados de Policía Local, hasta la Corporación Nacional Forestal». Muestra de ello, es que la denuncia se originó desde la comunidad, no desde la fiscalización de CONAF.
Un ecosistema frágil
La expansión de los monocultivos forestales en el archipiélago, tempranamente ha presentado los efectos característicos de éstos. Javier plantea que «el ciclo del agua en Chiloé es mucho más frágil que en el resto del país. En este archipiélago no existe una cordillera nevada que acumule agua en forma de nieve durante el invierno para ser entregada en el verano. En el caso de Chiloé dependemos de los bosques, sus suelos, y las turberas, que en su conjunto actúan como almacenes naturales de agua durante el invierno, para luego en la época estival ser entregada lentamente al ecosistema».
Las turberas son almacenes de agua y carbono de unos 12 mil años de antigüedad. Se formaron luego que los hielos se retiraran del territorio insular, dejando depósitos de agua acumuladores de inmensas cantidades de materia orgánica que ha sido descompuesta anaeróbicamente (sin la presencia de oxígeno). El agua y la materia orgánica se ha almacenado ahí gracias a que el sustrato de las turberas es rocoso, volviendo el drenaje hídrico mucho más lento, pero constante, convirtiéndolos en proveedores de agua de calidad, pues operan como filtros.
A nivel internacional hay una gran preocupación por la conservación de las turberas, pues además de concentrar una flora y fauna endémica, contienen un tercio de las reservas de carbono del planeta. Para asentar las plantaciones de eucaliptos en estos lugares, han drenado el agua acumulada por las turberas, construyendo zanjas, exponiendo su materia orgánica al ambiente y provocando la emanación de grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera.
En un informe, de académicos de la Universidad Austral, sobre plantaciones de eucaliptos nitens en Ancud en suelos ñadis y turberas, se constata que el crecimiento de la mayoría de los árboles observados es dificultoso. La altura y diámetro que alcanzan en estos suelos es bajo el promedio de esta especie, principalmente porque la profundidad del suelo es mínima y además, de baja fertilidad.
Sin embargo, para la industria forestal esto no importa, pues se están expandiendo y sus ensayos son financiados por el Estado en lugares que no son de su propiedad. La calidad de la madera así producida sólo permite utilizarla como leña, la cual podría producirse con un plan de manejo de los bosques nativos del archipiélago, asegurando la sustentabilidad de éstos.
Otro elemento propio de la expansión forestal es el aseguramiento de las vías de transporte. Consultamos a Javier si podría establecerse un vínculo entre ésta y las presiones por construir un puente que una la isla con el continente, a lo cual respondió que «en la proyección de este tipo de inversiones debe existir ese análisis. Pero es difícil saberlo ya que son proyectos que no se abren a la comunidad y se guardan con mucha reserva. Por ejemplo cuando se inició el seguimiento de la empresa Brinzal, recibimos la información que este era un proyecto de plantaciones de 100.000 has para Chiloé, es decir, se proyectaba cubrir casi el 10% del archipiélago con estas plantaciones. Ahí claro, uno piensa que debe existir cierta relación entre el puente sobre el Canal de Chacao y la expansión de la industria forestal».