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Entrevista a dos voces con los filósofos Santiago Alba Rico y Carlos Fernández Liria

«Podemos sólo aspira a ganar las elecciones para iniciar el cambio»

Fuentes: Rebelión

Carlos Fernández Liria y Santiago Alba Rico casi no necesitan presentaciones cuando de analizar la actualidad política se refiere. Ambos coinciden en su advertencia sobre las dificultades que se vislumbra para una formación como Podemos en el largo periodo que debe recorrer hasta las elecciones generales de noviembre. Como profesor de lo filosofía de la […]

Carlos Fernández Liria y Santiago Alba Rico casi no necesitan presentaciones cuando de analizar la actualidad política se refiere. Ambos coinciden en su advertencia sobre las dificultades que se vislumbra para una formación como Podemos en el largo periodo que debe recorrer hasta las elecciones generales de noviembre. Como profesor de lo filosofía de la UCM, Fernández Liria muestra un cierto grado de resignación respecto a la posibilidad de que en España se informe con honestidad sobre Venezuela cuya vinculación a algunos líderes de Podemos está siendo utilizada como arma arrojadiza por determinados sectores del poder. El también filósofo y ensayista Alba Rico alerta sobre los riesgos que acompañan a la indignación social, una reacción que camina entre lo psicológico y lo político y que, por lo tanto, resulta difícil de cuantificar. Ninguno de los dos dudan a lo largo de la conversación de que si Podemos llega con fuerza al rush final de la cita electoral de noviembre, el cambio en España será irreversible.

Comentaba el politólogo Ignacio Sánchez-Cuenca que la ciudadanía ha interiorizado que ante la imposibilidad de cambiar la política sólo podía cambiar de políticos. Y que en este sentido Podemos es una especie de consuelo. ¿Lo es en realidad?

SANTIAGO ALBA: No me atrevería a decir qué es lo que quiere la ciudadanía. Pues hasta tal punto los políticos del régimen del 78 han generado una política (una forma de hacer política que ha penetrado, como un cáncer, hasta el hueso) que no se puede querer cambiar de políticos sin que ello implique, de un modo o de otro, un cambio de política; sin que ello implique querer un cambio de política. Cuánto hay de indignación y cuánto de consuelo es difícil de medir. A mi juicio, y más allá de las esperanzas subjetivas, la situación objetiva determina que cualquier esperanza que se inscriba ahí, más o menos política, más o menos psicológica, tenga hoy efectos políticos difíciles de controlar y, desde luego, de asir a partir de criterios puramente emocionales. Podemos puede quedarse en nada o en muy poco, pero si llega con fuerza a las elecciones de noviembre el cambio de política va a formar parte de la propia relación de fuerzas y de la descomposición del régimen.

¿Qué resultado electoral debería considerarse un éxito para Podemos?

CARLOS FERNÁNDEZ LIRIA: Yo espero que la mayoría absoluta, primero en algunas Comunidades autónomas, por ejemplo en Madrid. Y luego a nivel estatal. El problema es que no tenemos tiempo. A esta gente hay que pararle los pies ya. Si les damos una nueva legislatura, aunque sea con un pacto entre el PP y el PSOE, estamos perdidos. El neoliberalismo está acabando con todo nuestro orden constitucional. No digo otra cosa: si queremos salvar lo que queda de nuestro orden constitucional hay que echar a la mafia que nos gobierna. Me refiero a cosas muy elementales. Pongo sólo un ejemplo: los convenios colectivos. Nos precipitamos a un abismo sin convenios colectivos donde todos seremos, en lugar de trabajadores, emprendedores que negociaran a título individual sus condiciones laborales. Sin embargo, el convenio colectivo es un principio que vertebra la Constitución española. Pero la casta no entiende de estas cosas, se mofa de ellas. Y como esto, tantas y tantas cosas más.

En alguno de sus artículos habláis de los riesgos a los que se enfrenta un partido nuevo y quizá también bisoño como Podemos. Alertáis del riesgo concreto de apelar al «sentido común» de la gente. ¿Por qué?

S.A: Porque el sentido común es -ha sido siempre- un basurero y en él pueden encontrarse grandes valores democráticos y principios éticos junto a impulsos muy libidinales y primitivos: todo eso que tiene que ver con la sociedad de consumo, la televisión basura y el «hedonismo de masas» (por citar a Pasolini). Ese sentido común puede ser aprovechado igualmente por la izquierda y por el fascismo. Pero hay que correr ese riesgo porque sin ese sentido común no se puede enganchar con las mayorías sociales y sin ellas es imposible el cambio.

Dejar fuera de la Consejo ciudadano de Podemos a Pablo Echenique pudo ser un conflicto con posibilidades de pasar factura, quizá más allá de 2015. ¿Existen otros peligros internos?

S. A.: Bueno, Echenique está en el Consejo Ciudadano como secretario general de Aragón, si no me equivoco. Los resultados de las últimas elecciones internas son particularmente esperanzadores porque abren la posibilidad de conciliar una organización sólida con un fuerte pluralismo interno. No se trata tanto de evitar la confrontación como de garantizar los mecanismos para que esa confrontación se traduzca en deliberación y toma de decisiones compartida. Parte del peligro de una política de habitaciones cerradas paralelas y encontradas se ha evitado gracias al voto de los inscritos. Es una buena noticia que Echenique haya sido elegido y hay que confiar en que a partir de ahora, una vez cerrado -o prácticamente cerrado- el proceso constituyente interno el trabajo se centre en la elaboración de programas y de estrategias comunicativas.

Los rivales políticos de Podemos le atacan por las relaciones de algunos de sus dirigentes con Venezuela. Tal y cómo se encuentra el estado de la opinión pública española respecto al país caribeño, ¿podría terminar convertida en una carga para ganar unas elecciones?

C.F.L.: El problema es que en este país no hay ninguna esperanza de poder explicar nada sobre Venezuela. Los periodistas han acumulado tal montaña de mentiras y calumnias que la cosa ya no tiene remedio. Para contrarrestar esa ignominia necesitaríamos algo así como dos o tres legislaturas. La batalla está perdida. Decir una sola palabra verdadera sobre Venezuela en estas condiciones sería tanto como intentar explicar en pleno medievo y en la mismísima sede de la Santa Inquisición que la tierra gira alrededor del sol. Por ejemplo, es inútil explicar que ese héroe de la oposición que los medios españoles tanto han homenajeando, Leopoldo López es un terrorista que en España estaría en la cárcel haciendo compañía a los presos de ETA. Lo mismo que el supuestamente más moderado Enrique Capriles, que participó activamente en un golpe de Estado, llegando a asaltar violentamente el espacio diplomático de una embajada. En España, también estaría cumpliendo condena en la cárcel. Pero, da igual, no pienso discutir sobre esto. Para ellos la perra gorda. ¿Que si todo esto está siendo utilizado ahora contra Podemos? Pues claro que sí, lo están intentando por todos los medios. Hay todo un ejército de mercenarios del periodismo mintiendo sobre Podemos y Venezuela. Y si solo fuera eso… También hay periodistas buscando alumnas que estén dispuestas a declarar acosos sexuales. Por ahora han encontrado a una chica que dice que Pablo Iglesias la suspendió por llevar un collar de perlas. Se han tenido que conformar con eso, pero buscaban otra cosa. Y hoy mismo hay una noticia genial en La Razón en la que se dice que el origen de Podemos fue el libro que Luis Alegre, Miguel Brieva, mi hermano Pedro y yo publicamos en Akal con el título de Educación para la Ciudadanía. Es un gran honor que nos hacen, desde luego. Luego añaden que el libro lo escribimos por encargo de Gabilondo. Es para partirse de risa. Y han traspasado ya algunas líneas rojas: están empezando a fabricar noticias falsas. De todos modos creo que esta vez no les va a funcionar. Los grandes medios de comunicación han mentido tanto que han colmado el vaso. La gente ha empezado a no creerse una palabra.

¿Cuál es su opinión sobre la reacción ante las primeras irregularidades que han aparecido y la reacción de culpar a «campañas de desprestigio» orquestadas?

C.F. L. : Me ha repugnado ver a periodistas que sí que aprecio -no digamos ya al resto-, como por ejemplo en El Intermedio de la Sexta, utilizar ese argumento tan sofístico y miserable. Resulta que en Podemos -se dice- han reaccionado igual que todos los partidos acusados de corrupción: diciendo que hay una campaña de desprestigio contra ellos. Pero lo que se deja entender con eso es una burda falacia. Porque el hecho es que en este caso sí que hay una campaña de desprestigio contra ellos. Y punto. ¿O qué pasa? ¿Que porque todo el mundo afirma que es verdad lo que dice cuando miente, no puedes decir la verdad porque estarías haciendo lo mismo que todo el mundo hace cuando miente? O sea: como todo el mundo miente pretendiendo decir la verdad, si dices la verdad, mientes. Esto en clase de Lógica lo calificamos con un cero. Por supuesto que Podemos está diciendo lo mismo que todos los partidos: que es mentira. Lo que pasa es que en el caso de Podemos sí que es verdad que es mentira. Y eso no lo digo yo, ni nadie de Podemos: lo están diciendo -se lo están diciendo a los periodistas de este país- los tribunales, porque, que yo sepa, todavía no habido en todo esto nada digno de que un tribunal se tome la molestia de ocuparse de ello.

De todos modos la vileza sin límites de algunos medios de comunicación ha superado ya tantas líneas rojas que raya en el surrealismo. Las noticias del ABC o La Razón son indistinguibles de las del MundoToday o el Jueves. Y las de El País o El Mundo, aunque sean menos graciosas no son menos vergonzosas. No creo que haya nadie en este país capaz de mirarse al espejo y decir en voz alta que no hay una campaña de desprestigio contra Podemos. Así es que no sé a qué viene tanta sonrisita en el Intermedio y tanto empeño en utilizar esa birria de argumento sofístico.

El lado débil de Podemos se encuentra en la falta de experiencia de gobierno de sus dirigentes. Algún politólogo duda incluso de la capacidad existente en sus filas sobre políticas públicas, en concreto, sobre política económica de los líderes y la carencia de cuadros medios. ¿En qué medida esta inexperiencia en el poder puede lastrar una opción de gobierno?

C. F. L.: Es grotesco. Eso lo dicen los mismos que se fiaron ciegamente de los economistas que un mes antes del estallido de la crisis seguían afirmando que no había burbuja inmobiliaria. Todos los economistas que publicaron en las revistas académicas de la década de los noventa deberían ser inhabilitados. No digamos los políticos que les creyeron y que contribuyeron a llevarnos a este desastre en el que se han dinamitado las condiciones de vida de millones de personas. Los economistas que hay trabajando en Podemos, por el contrario, resulta que, durante todos esos años, tuvieron toda la razón. Deberían darles el premio nobel y preguntarles con mucha modestia qué nos aconsejan hacer.

En cuanto a si en Podemos faltan cuadros medios… hace falta ser un lince para decirlo. Resulta que, en tan solo un año, sacas de la nada una fuerza política capaz de ganar las elecciones y se te objeta que te faltan cuadros medios. Que nadie se inquiete, lo que faltan no son cuadros medios, sino dinero para pagarlos. Hay mucha gente muy valiosa en este país para ocupar esos cuadros medios, hay gente de sobra, pero no hay tanta gente que pueda vivir del aire. Cuando haya dinero para pagar sueldos modestos y razonables habrá cuadros medios de sobra.

Y respecto a la falta de experiencia en política respondería que ¡menos mal! Viendo la canalla corrupta que se ha adueñado de este país, hay que buscar a gente que no tenga este tipo de hábitos.

¿Son trasladables los procesos de transformación política latinoamericanos a España?

S. A.: Los procesos políticos concretos no son equiparables pero sí hay algo en común: el descubrimiento, más allá del miedo, de que se pueden cambiar las cosas mediante el voto. Del fondo de una gran depresión social y a través de un vector de liderazgo popular y colectivo emergió una alternativa democrática. Eso es lo que puede pasar también en España.

¿Existe una carga de ingenuidad en Podemos al exponer la posibilidad de un proceso constituyente en España bajo la actual superestructura política y viendo la actitud que está mostrando la UE en su negociación con Grecia?

S.A: No creo que haya ninguna ingenuidad. Siempre se ha sabido que hacer frente a la «casta» -que es española, pero inseparable de Europa y de EEUU- iba a generar una reacción agresiva y potencialmente desestabilizadora. En Grecia ha habido un golpe de Estado financiero. En España estamos todavía en la fase del «asesinato moral mediático». Pero basta ver la reacción de la población griega en apoyo de su Gobierno para comprender que las políticas de la troika ya no pueden ser impuestas sin quitarse totalmente la careta democrática. O hay troika o hay democracia y la idea de asociar la democracia a la soberanía y la dignidad en una Europa dividida introduce un nuevo elemento movilizador que también cuenta en las negociaciones. De lo que ocurra en Grecia dependerá en buena medida el éxito de Podemos; por eso hay mucho que temer, pero también algo que esperar.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.