Las prisioneras políticas y de guerra recluidas en la prisión de El Buen Pastor (Bogotá) nos regalan dos poemas, que publicamos a continuación. Son expresión de la existencia de más de 7.500 presos y presas políticos y de guerra que malviven en condiciones infrahumanas en las cárceles de Colombia. PALABRAS PARA SABOREAR UN DOLOR […]
Las prisioneras políticas y de guerra recluidas en la prisión de El Buen Pastor (Bogotá) nos regalan dos poemas, que publicamos a continuación. Son expresión de la existencia de más de 7.500 presos y presas políticos y de guerra que malviven en condiciones infrahumanas en las cárceles de Colombia.
PALABRAS PARA SABOREAR UN DOLOR DE GUERRA
«Quién dijo que todo esta perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón»
Han vaciado de una vez
Toda la copa del odio
Sobre la voz que levantó
La bandera de la justicia
Yo ya sabía que no podía faltar tu sangre
Para humedecer y enternecer
La tierra de mi patria
Como también lo he sabido,
Que no puede faltar la mía
¿Quién ha dicho que no tiene valor la sangre derramada?
¿O que ella se funde con la tierra como huella de una rebelión aplastada?
Paseo mi mirada brillante, serena y dolorida
Sobre la desolación esparcida
En la entrañable selva
Que fuera por años tu refugio;
Y todo es harapos en sangre,
Silencio y una estrella.
Me adentro en pensamientos y razones
Y llena de indignación y de tristeza
Retomo la huella de tus pasos:
Huella de grandes batallas
Y de grandes victorias;
Pero también huella incierta
Vulnerable y trágica
Que nos invita a avanzar ocultas
Por caminos estrechos y miedosos
De los que un día
Brotara una nueva vida
Camarada:
¿Cuándo y donde te atravesaste en el camino de mi vida?
¿Cómo puedo hoy abandonarte, cuando la que esta cuestionada es la esperanza?
Llena de miedo
En medio del silencio y el sabor
De la derrota
Escucho tu voz
Escucho tu voz que se levanta
Inquebrantable
Para imponerse ante los sonidos
Del terror
Escucho tu voz que sigue
Tronando en el oído de
Los opresores
Y que aun apenas amenaza
Removerlos de sus sillas.
Atravieso mis viejas manos
Por entre los barrotes de la reja
Y con dolor y lágrimas
Rapazo y aprieto entre mis manos
La tierra que acogió tu sangre.
Camarada:
Hueles a sudor, sangre, tierra
Y pólvora
Así es el aire de la lucha
Este es mi aroma subversivo
Descubro que aun tengo
Fuerzas y razones
Porque doblegarse ante
El yugo del terror
No es mi última palabra
Y aunque estoy muy triste:
Retomo tu fusil.
«Más vale el cadáver de un hombre libre que el cuerpo miserable de un esclavo» José María Vargas Vila
(m.e)
PRISIONERA POLÍTICA
BUEN PASTOR
Bogotá, octubre 2010
CAMARADA JORGE BRICEÑO
Mientras mi subconsciente pelea con la razón
El corazón da palpitos de sollozos
Los medios gritan y festejan
La muerte de un hijo del pueblo, un guerrero, un valiente
Mientras en estas rejas mujeres tristes
Alzan su voz resistente a tantas muertes
Aquellos soldados ignorantes de ideales,
Piensan que con muertes la moral valiente
Agachara su mirada fuerte,
El ideal no muere y desde tumbas
Aquellos camaradas, guerreros, héroes
Siguen conspirando, recogiendo todo lo sembrado.
Te gritan ‘asesino’, resaltan la bomba que te mato;
Asesino el que masacra al pueblo a cambio de dinero,
Héroe el que da la vida al pueblo a cambio de libertad,
Cuantas bombas piensan utilizar para acabar el pueblo
Sediento de justicia social, al pueblo que solo quiere pan.
Se siente el duelo de la muerte y se alza el puño resistente
Tu vida revolucionaria nunca será olvidada
Y miles de guerrilleros seguirán la lucha revolucionaria
Gasten sus balas tiren las bombas, compren al débil
Insulten al combatiente, que ni su plata ni sus armas
Bajaran la moral, ni callaran nuestras voces insurgentes
Camarada tu valor vivirá por siempre.
PRISIONERA POLÍTICA
BUEN PASTOR
Bogota, octubre 2010
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