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Los activistas Andrés Piqueras, Guzmán Chamorro y Marcos G. Sedano debaten en la librería Primado de Valencia

Poesía política y oposición a la guerra

Fuentes: Rebelión

El atentado ocurrido en Manchester el 22 de mayo terminó con 22 muertos -muchos de ellos niños y adolescentes- y 59 heridos. Tres días después el diario El País daba cuenta de que efectivos militares están sustituyendo a la policía en tareas de vigilancia en las calles británicas: 984 soldados en Londres y 3.800 en […]

El atentado ocurrido en Manchester el 22 de mayo terminó con 22 muertos -muchos de ellos niños y adolescentes- y 59 heridos. Tres días después el diario El País daba cuenta de que efectivos militares están sustituyendo a la policía en tareas de vigilancia en las calles británicas: 984 soldados en Londres y 3.800 en todo el Reino Unido. «Esto ya sucede en Francia y Bélgica. Y desde hace más de una década en Estados Unidos; están militarizando las sociedades, el sistema piensa recurrir a la violencia de un modo cada vez más brutal», afirma el sociólogo y profesor de la Universitat Jaume I de Castellón, Andrés Piqueras. En un artículo titulado «Amenaza de guerra total», publicado el pasado ocho de abril en el periódico Rebelión, Piqueras subrayaba la actual desesperación de la primera potencia militar del mundo, lo que podría conducir a una guerra total: «Estados Unidos está tensando la cadena del estallido militar en Ucrania, en Siria, en el Mar de China, en Corea… Demasiados eslabones a punto de romperse como para no tener miedo».

El activista del 15-M, las Marchas de la Dignidad y militante del PCE, Guzmán Chamorro, caracteriza la sociedad actual como «líquida» y «fluctuante»; asegura que una parte de los sectores que en el pasado se movilizaban, hoy se sientan en las instituciones. En una entrevista publicada en el periódico Rebelión a los pocos meses de estallar el 15-M, afirmaba que éste no debía entenderse como un movimiento «cerrado» y que tuviera que defender unos objetivos preestablecidos. «El 15-M es lo que la gente quiere que sea a medida que participa en las luchas». Lo consideraba además como un hervidero de ideas y acción. La reflexión del activista pide un respeto por los tiempos. Primero se trata de que la mayoría de la población participe, y para ello resultan preferibles las propuestas sencillas y reformistas. «Pero el Movimiento del 15 de mayo es más que eso; el día siguiente de la llegada de las marchas a Madrid en julio de 2015 se convocó una manifestación muy concurrida con el lema ‘»No es una crisis, es el sistema», recuerda. Allí se clamaron consignas netamente anticapitalistas.

Nacido en la Baja Alpujarra granadina en 1959, el activista Marcos G. Sedano es también «aprendiz de poeta», como se define en la librería Primado de Valencia junto a Andrés Piqueras y Guzmán Chamorro. Considera que su oficio es poner ladrillos, metafóricamente y en la práctica. Una de las citas inmediatas que los tres militantes subrayan es la del domingo 27 de mayo, fecha en la que seis «columnas» de las Marchas de la Dignidad confluirán en Madrid, unidas por una certera consigna: «Pan, Trabajo, Techo e Igualdad». También coinciden en criticar la represión, que entre otros muchos se ha ensañado con el dirigente del SAT y concejal de «Jaén en Común», Andrés Bódalo. El sindicalista salió de la cárcel con un permiso de tres días el pasado 23 de mayo tras pasar 419 días en prisión. Ingresó en marzo de 2016 para cumplir una condena a tres años y medio por una supuesta agresión durante una protesta jornalera en el municipio jienense de Jódar.

Marcos G. Sedano ha presentado en la librería Primado el poemario Puerto Bayanna. Tres años de amor y de guerra (Utopía Libros), que recopila los poemas de la última etapa de su vida. Puerto Bayanna se corresponde con el actual municipio almeriense de Pechina, de cerca de 4.000 habitantes. El activista se desplazó hasta al mítico lugar para curarse. «Hay un puerto en el desierto,/Puerto Bayanna./Allí, arriban los sueños/de los marineros rotos./Es blanca su bahía/sobre el Andarax./El azahar, perfuma el ancla/de los barcos varados/que cicatrizan heridas./Puerto Bayanna, refugio milenario/entre oriente y occidente,/donde los versos del poeta,/atrapados en los huecos del viento,/sacuden las velas/de la nave fantasma./Puerto Bayanna, puerto refugio./Para trazar nuevas rutas,/para aprovisionarse de viandas,/de aguas frescas, cristalinas/para pagar canon a Poseidón». La poesía le permite volcar la rabia en versos asimétricos.

Tal vez los anteriores versos tengan el eco de una vieja confesión que a Sedano le hizo un compañero del PCE en La Habana. Le dijo que los comunistas tienen asimismo que vivir, que la existencia no puede reducirse sólo a la lucha y el sacrificio. «Esas ganas de vivir se expresan en la literatura, pero también en la forma de comunicar algo en una asamblea», afirma Marcos G. Sedano. «Pero desde hace al menos cinco años nos han robado la ilusión y la esperanza», añade. Otro camarada de Sevilla le planteó una observación complementaria: entre muchos activistas se ha roto la camaradería, se ha deshilachado el tejido humano entre la militancia, aunque después puedan alcanzarse acuerdos políticos. Estas ideas tienen que ver con la poesía, que al activista andaluz le sirve como instrumento para desvelar la verdad («y lo digo yo, que no me considero poeta»).

Presentado en Madrid, Ciudad Real, Córdoba, Sevilla, Almería o Málaga, el poemario denuncia la guerra, el patriarcado, la explotación («odio la explotación del hombre por el hombre», dice uno de los textos) o los refugiados «y el barro de los zapatos». Del mismo modo, apuesta por la fraternidad entre los seres humanos. «¡Qué nos estáis dando de comer, malditos!», clama uno de los versos; una de las composiciones termina con un categórico «¡OTAN No, bases fuera!» «Mis versos están escritos a contracorriente y creo que esto es muy importante con independencia de la calidad literaria, que cuanta más mejor», afirma el autor de Puerto Bayanna. Tres años de amor y de guerra. Durante la presentación del libro, el poeta y activista desgrana algunas de sus ideas: el lenguaje utilizado por la gente común es el de la oligarquía, por eso hay que intentar romperlo; los poemas es mejor no explicarlos, tal como le dijo un compañero; el dinero invertido en la OTAN habría que destinarlo a escuelas, hospitales y carreteras; el trabajo por la paz mundial ha de ser uno de los grandes fines de cualquier organización revolucionaria; «nos hemos vuelto insensibles ante los millones de muertos en Irak, Afganistán, Siria y Libia».

En enero de 2017 Marcos G. Sedano publicó en la página Web La Casa de mi Tía, un poema con el que celebraba el centenario de la Revolución de Octubre. En la introducción señalaba las virtudes del proceso revolucionario soviético: «Demostró que más allá del capitalismo había vida, que otro mundo era posible». En pocas palabras, «Socialismo o barbarie». Los versos dicen así: «1917, Cien años después/crujió el eje de la tierra/como la placenta de la Madre/Que en un parto redentor/estremeció al mundo/Inagotable Madre, llena de madresitas,/en cada uno de los hambrientos corazones de paz, libertad y justicia». El activista remata el texto del siguiente modo: «Mi amada Rusia… Mi Matria es Andalucía y comparto mi alma con el resto de pueblos de la tierra; pero aquí estoy. También soy tu hijo, y como todo buen hijo, defiendo a mi madre y aquella Revolución de Octubre». En el poema La Rosa Blanca escribe: «La guerra nos destruyó/antes que empezara/fue una ráfaga de tertulia/diez veces al día». Cuando el poeta regresó a por el corazón, se lo encontró asesinado: «Lo estrangulaba un diputado». En otros tiempos se marchó al exilio, para cultivar la rosa blanca: «Con tu nombre en un folio/lo que de la Paz quedaba».

El pasado mes de febrero se cumplió el 80 aniversario de uno de los episodios más cruentos de la guerra de 1936: los bombardeos -por tierra, mar y aire- contra los refugiados republicanos que huían a través de la carretera Málaga-Almería, que los historiadores cifran en cerca de 150.000 (las últimas investigaciones duplican esa estimación). En la llamada «espantá» pudieron morir más de 5.000 civiles. «Nadie puede encontrar en la II República, en la Revolución Cubana ni en ninguna de las revoluciones sociales, acciones de este tipo», explica Marcos G. Sedano. En el presente, dos días antes de que las Marchas de la Dignidad lleguen a Madrid, el activista constata que hay un interés especial en que la calle se abandone «y esto es lo último que hemos de hacer». También considera que sin esperanza no puede darse un proceso revolucionario. Hay gente hoy que escribe, pinta, realiza fotografías, lo que apunta a que las cosas rebullen. «Antes de que empiece a llover chispea, decía mi madre». ¿Hacia dónde se dirige el movimiento? Marcos G. Sedano afirma que Puerto Bayanna es su Itaca (la de todos, aunque cada persona la perciba de un modo diferente) y que el mundo se halla embarcado en una travesía, pero sin timón ni rumbo; o sí, «el del Imperio, que no es el nuestro». No son estas palabras de derrota, pero construir una alternativa sólida requiere un trabajo de orfebre. «Yo tengo fe, se está cociendo algo nuevo, aunque no lo veamos».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.