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Popularidad a toda «prisa» de Uribe

Fuentes: Rebelión

De un día para otro, los medios quieren hacerle creer al mundo que Álvaro Uribe es el presidente más popular del continente. La cadena mediática colombiana «Caracol» tituló el jueves 23 de enero que su imagen favorable había alcanzado el 80%, la mayor desde que habita la Casa de Nariño. Pero, ¿a quién pretende engañar […]

De un día para otro, los medios quieren hacerle creer al mundo que Álvaro Uribe es el presidente más popular del continente.

La cadena mediática colombiana «Caracol» tituló el jueves 23 de enero que su imagen favorable había alcanzado el 80%, la mayor desde que habita la Casa de Nariño.

Pero, ¿a quién pretende engañar el Grupo Prisa con esta campaña mediática? Caracol, una de las emisoras que origina tal mentira, es una más de las 1.200 radios que este poderoso pool español domina en América, además de periódicos, canales de televisión, portales de internet y de paso encuestadoras, que viven de lo que estos medios les contratan y que no tienen ningún escrúpulo en diseñar mentiras como la que Prisa ordenó convertir ayer en noticia: la pretendida popularidad de Uribe.

Y es que el tamaño de esta farsa viene dado proporcionalmente al tamaño de los errores de los asesores de Uribe, y de Uribe mismo. El año pasado abrieron el tema del Intercambio Humanitario con la intención de sacar del debate público la verdad cada vez más clara de las relaciones de Uribe, José Obdulio Gaviria, su principal asesor, William Vélez, su primo y ex presidente de la Cámara de Representantes, Mario Uribe, su primo y ex senador de la República, hoy procesado por conformar grupos paramilitares, y muchos otros familiares y amigos cercanos, con la mafia de Pablo Escobar y el nacimiento de las pretendidas «Autodefensas Unidas de Colombia», cuya capacidad de muerte y terror son inimaginables.

Involucraron al presidente venezolano Hugo Chávez y a la senadora colombiana Piedad Córdoba en el asunto y el tema tomó un dinamismo insospechado, los espacios políticos se abrieron a favor de un debate amplio y continental donde Uribe se veía como una hormiga atolondrada además por el veneno de la propia realidad colombiana, producto de sus errores internos: la falsa desmovilización de más de 30 mil inexistentes combatientes paramilitares, el aumento de las plantaciones de coca, su bancada del Congreso llamada a juicio por haber sido elegida con el dinero y la coacción de la mafia paramilitar, el desempleo al galope y la inseguridad instituida a partir del llamado «rebrote» de nuevos grupos paramilitares, que en realidad son los mismos, que siguen haciendo lo mismo: matar estudiantes, sindicalistas, periodistas, campesinos que piden tierra y gente que pide empleo y denuncia la corrupción de su gobierno mafioso.

Por supuesto que para Uribe y sus asesores, peor que aceptar al presidente Chávez como mediador fue sacarlo del juego como lo hicieron: muy al estilo de los Uribe, de borrar a las bravatas lo que no les conviene, tal y como él y su hermano Santiago «borraron» de Antioquia y de Córdoba a cualquier tipo de expresión política popular que hubiera quedado del liberalismo progresista o de la izquierda renovadora de la Unión Patriótica. Para tal empresa crearon los Uribe el grupo «Los doce apóstoles», que vaya a saber el Dios de los pobres cuántos muertos le agregó a nuestra pesadilla interminable.

Hoy, cuando la guerrilla de las FARC le entrega a Chávez y a Córdoba un par de rehenes como señal de que en el camino hacia el Acuerdo Humanitario y unos eventuales diálogos de paz debe pasarse por esa apertura de los espacios políticos que esa guerrilla representa, aunque le duela y lo desconozca media humanidad, el poder mediático tuvo que darse «prisa» para renovar la popularidad virtual del único presidente en el continente cuya notoriedad crece a la par de la desgracia colombiana.

La encuesta que lo eleva a tal posición, dice Caracol, fue realizada telefónicamente entre mil personas de cuatro ciudades de Colombia. Mil de entre millones. Y de Bogotá, Cali, Barranquilla y Medellín, ciudades asfixiadas por la mafia, donde el paramilitarismo ejerce un control social abierto, e invade sus economías domésticas con dinero del narcotráfico, abriendo casinos, moteles, condominios y clubes de lujo, creando la ilusión de una prosperidad, en la misma medida en la que los medios crean la ilusión de un presidente aceptado.

¿Por qué no llamarán estas encuestadoras a los campesinos del Putumayo, Nariño, Cauca, Caquetá, Huila, Guaviare, Vaupés, Chocó, Bolívar, Sucre, Meta, Tolima, Valle del Cauca y el Vichada, atormentados por el Plan Patriota? Quizás porque ni teléfonos encontrarán en esas regiones, luego de la privatización de la estatal telefónica, concedida hoy a los mismos españoles y estadounidenses que aúpan a Uribe.

¿Por qué no llamarán a mil personas de las orillas colombianas del rio San Miguel, que deben comprar raciones de alimentos controladas por las fuerzas gringo colombianas del Plan Patriota, en plena frontera con el Ecuador? ¿O a las víctimas de crímenes de Estado, que la semana anterior le enviaron una carta al presidente Uribe donde denuncian que los paramilitares siguen asesinando líderes políticos de izquierda y defensores de Derechos Humanos?

De un día para otro salen de los diarios los para políticos, y entra el presidente Álvaro Uribe acompañado por el vocero de una Unión Europea que repite lo que siempre ha dicho: que las FARC y el ELN son terroristas.

De una día para otro cesan los cuestionamientos por la cada vez más probada cercanía de Uribe con Pablo Escobar Gaviria, atizada con la presencia del primo hermano del capo, José Obdulio Gaviria a la cabeza del equipo de asesores de Uribe. Terminan los cuestionamientos al Plan Patriota por su ineficacia, ineficiencia y derroche de recursos, y entra Uribe abrazado del Rey Juan Carlos de Borbón, y sonriente junto a un Rodríguez Zapatero que cada día está más cerca del Partido Popular español.

La lucha de los medios alternativos, populares y emergentes en esta coyuntura de cambios en América Latina, es la lucha de la verdad contra la mentira. El manual propagandístico de Goebbels, que conocidamente recomienda repetir la mentira para convertirla en verdad, se aplicó a través de la mega estructura mediática de propaganda e información que tiene el grupo «Prisa» de España: Diario El País, Diario El País Internacional, Diario As, Estructura, Diario Cinco Días, Promotora general de revistas, Box News Comunicaciones, Eje de Editores Media, Dominical, Espacio Editorial Andaluza, Holding, Diario Jaén, El Correo de Andalucía, Novotécnica, La Voz de Almería, Odiel Press, El Correo de la Costa del Sol, Redprensa, Gestión de Medios de Prensa, Grupo Caracol de Colombia, diario El Tiempo de Colombia, Sistema Radiópolis de México; en Chile Padahuel, FM Dos, FM Corazón, Rock and Pop, FM Hit, FM Futuro, FM Imagina, FM Concierto y otras 140 emisoras, entre otras.

Asusta, ¿Cierto? La opinión del mundo hispanohablante manejada por un pool de empresarios que no han tenido escrúpulos es invadir con mentiras el contexto internacional, o desalojar de las radios de entretenimiento a las culturas locales por productos de consumo manufacturados a su antojo.

Pero lo peor de todo no es que promuevan la falsa popularidad de un presidente tan impopular como Uribe, no es que sustituyan la conciencia colectiva del continente por mentiras diseñadas a su conveniencia, sino que además susciten la guerra y la muerte.

Inmediatamente después de la reunión Uribe – Zapatero en La Moncloa, una frase de este último comenzó a resonar en el mundo: «El Gobierno español está y estará con el Gobierno de Colombia cuando deba enfrentar un problema de soberanía…» refiriéndose obviamente a Venezuela, y a las movidas militares que ha hecho Hugo Chávez por frenar el contrabando hacia Colombia de millares de toneladas de alimentos subsidiados, cuyo fraude acarrea desabastecimiento interno.

La frase de Zapatero, el abrazo del Rey de España, la nada novedosa expresión de la Unión Europea sobre las guerrillas colombianas, el artificio de la popularidad de Uribe diseñada por Invamer Gallup a través de mil llamadas, son el cierre de una cruzada mediática de la mentira contra la verdad latinoamericana.

Un cierre cuyo remate lo hará en Colombia Condoleezza Rice, quien dice venir a buscar la rápida aprobación del Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos y Colombia: una fantasía mediática más que intenta hacernos creer que la economía capitalista permanece inmutable, cuando todos sabemos que hasta acá resuenan ya las quiebras de la especulación financiera internacional, que se ha iniciado en las bolsas del mundo.