El crecimiento económico nacional es injusto y desigual Es desigual. La distribución del ingreso, como ha sido repetidas veces denunciado, lo demuestra: el que más gana, gana por lo menos 17 veces más que el que menos gana. Mientras las ganancias patronales se elevan en los primeros 6 meses de 2005 hasta un 19% comparado […]
El crecimiento económico nacional es injusto y desigual
Es desigual. La distribución del ingreso, como ha sido repetidas veces denunciado, lo demuestra: el que más gana, gana por lo menos 17 veces más que el que menos gana. Mientras las ganancias patronales se elevan en los primeros 6 meses de 2005 hasta un 19% comparado con igual período de 2004. Y en el 2004 ya habían aumentado un 25% al compararse con enero-junio de 2003. Así, en dos años aumentaron 48.75%. Muy lejos de los aumentos de los salarios. Que en términos reales apenas si alcanza aumentos de 3% al año.
Es injusto. La clase trabajadora es la única clase social que genera y produce la riqueza. La clase patronal, se apropia del esfuerzo de nuestro trabajo. Se enriquecen a costa nuestra, a costa de nuestro trabajo. A costa de la explotación de la clase trabajadora. Nuestras condiciones de trabajo son variadas: muchos mantienen condiciones de trabajo estables, con salarios que permiten una vida ajustada, otros tantos padecen condiciones de trabajo precarias, con salarios directamente de hambre. Entre estos dos extremos, un amplio arco de situaciones debe padecer la clase trabajadora. Y en un extremo, como amenazante disciplinador, la desocupación masiva es el látigo económico que mantiene la clase patronal. Si, las condiciones de trabajo son variadas, pero toda la clase trabajadora está unida por una sola realidad: ser explotada por la clase patronal y su Estado. Aún repartiendo un poco más la riqueza, la clase patronal seguirá enriqueciéndose a costa de nuestro trabajo.
Sobre estos pilares, se elevan el maltrato, la humillación. Las prácticas anti- sindicales. Los abusos cotidianos. Se degrada la familia trabajadora, sin posibilidades reales de acceder a vivienda, salud y educación, sin tiempo libre para desarrollar nuestras capacidades humanas. Se generan elementos de descomposición social, empujando a la delincuencia, que ellos provocan y nosotros padecemos, en una guerra sorda de pobres contra pobres.
La clase trabajadora viene comenzando lentamente a parar toda esta impunidad de la clase patronal y sus políticos patronales. El punto más alto de los últimos años recientes fue el Paro Nacional del 13 de agosto del 2003. Huelgas ilegales y legales, algunos métodos de lucha que comienzan a recuperarse en algunos sectores quieren marcar un nuevo rumbo. La clase patronal lo mira con preocupación. Y se adelanta a aplicar paños fríos: es por eso que producen algunas reformas parciales por arriba, negociadas en salones cerrados, con resultados que pueden ser útiles a la clase trabajadora, como los tribunales de trabajo o previsionales. Al mismo tiempo, preparan nuevas leyes esclavistas. Las exigencias de flexibilización aumentan por parte de la clase patronal. Las medidas para consagrar la moderna esclavitud laboral con la subcontratación, avanzan silenciosamente en el Congreso. No sólo quieren consagrar la explotación existente. Quieren aumentarla.
El secreto de este tira y afloje, es que la clase patronal y sus políticos ceden en medidas que si bien nos favorecen, no apuntan a fortalecer a la clase trabajadora en nuestros lugares de trabajo. Ceden a algunas demandas, pero a fuera, en los tribunales. En el lugar de trabajo, refuerzan la dictadura y la impunidad patronal. En el lugar de trabajo quieren avanzar con las prácticas antisindicales, con la subcontratación, con la esclavización de la clase trabajadora, despojándola de toda posibilidad de poder organizar sus fuerzas para defender sus derechos e intereses como clase.
Es necesario terminar con un crecimiento injusto y desigual, con la humillación y la impunidad patronal. Para ir avanzando a terminar con la explotación de la clase trabajadora. Es necesario ver dónde nos golpea la clase patronal, que desde su posición transitoria de mando viene mirando más lejos, y viene golpeando a la clase trabajadora en su lugar de trabajo. La clase trabajadora debe comenzar a luchar por fortalecerse ahí mismo, en su lugar de trabajo.
Es necesario comenzar una campaña de largo aliento por recuperar el derecho efectivo a huelga. Que se elimine toda traba al ejercicio del derecho a huelga, comenzando por la eliminación definitiva y efectiva del re-emplazante.
A partir de este punto, se podrán enfrentar eficaz y efectivamente las prácticas anti- sindicales, se crearán mejores condiciones para recuperar la vida sindical y fortalecer los sindicatos, se podrán plantear con más perspectivas de posibilidad la negociación colectiva no sólo al interior de la empresa sino por rama de producción, accediendo a la conformación de nuevas instituciones de defensa de nuestros derechos e intereses.
Recuperar el derecho efectivo y sin restricciones de ningún tipo a la huelga debe ser una campaña nacional de toda la clase trabajadora, primer paso para fortalecernos nuevamente para la defensa de nuestros derechos e intereses independientes como clase, la inmensa mayoría nacional.