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Por el fin de la izquierda neoliberal

Fuentes: Rebelión

Hay todo que lamentar de la nueva victoria electoral de Donald Trump a través de su cooptación del partido republicano estadounidense, pero ojalá que el fin de la izquierda neoliberal sea algo que por el contrario habría que celebrar, pues este triunfo ha demostrado el fracaso del proyecto seudo progresista del partido demócrata entre Bill Clinton y Joe Biden.

Con una fanfarrona firma hecha con un vulgar sharpie, el anaranjado presidente de EEUU ha pretendido poner fin a las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) que eran el fundamento del partido demócrata, las dadivas que entregaba a los grupos menos favorecidos de la sociedad a cambio de la precarización de la clase trabajadora.

Margaret Thatcher alguna vez presumió que su mayor logro había sido lograr que el partido laborista acabara defendiendo su agenda económica, la agenda neoliberal. Lo mismo podría haber dicho Ronald Reagan con la llegada de Clinton a la presidencia después de 1993. El partido demócrata acabó convirtiéndose en un defensor de los interese del capital.

Si algo ha definido a las políticas neoliberales alrededor de todo el planeta es que han llevado la polarización económica a los extremos que caracterizaban el inicio del siglo XX y que fueron causantes directos de dos guerras mundiales y una crisis de magnitudes apocalípticas, al menos para el capital que llegó a plantearse su fin en la década de los 1920’s.

Después de la terrorífica pausa demócrata durante el gobierno de George W. Bush, todas las esperanzas de la clase trabajadora y subalterna estaban puestas en Barack Obama, y qué podía ser más radical que tener un presidente afroamericano en un país en el que apenas 50 años antes estaba abiertamente segregado en una parte importante de su geografía.

Pero ganar elecciones requiere dinero, y en un país donde la desigualdad va creciendo, el dinero está en manos de grupos empresariales que, si bien pueden aceptar ciertas actitudes progresistas y ser tolerantes a la diversidad, lo que no pueden tolerar es perder dinero y poder.

Si la opinión pública tendía a moverse hacia aptitudes progresistas que no atentaban contra la distribución actual de la riqueza, todas las empresas podían hacer malabares para parecer estar en onda con los cambios, pero en el fondo simplemente estar apostando a que sus negocios siguieran produciendo dinero.

A muchas de estas empresas les ha caído como maná del cielo que haya una creciente inconformidad entre el público mal enfocada, que es liderada por uno de ellos mismos, en empresario que simplemente ha aprendido un guion que seduce pero que nunca va a actuar en favor de la clase trabajadora blanca o del color que sea.

¿La clase trabajadora se volvió de derecha?

No. no es que la clase trabajadora se esté volviendo reaccionaria tal cual, es que décadas de estarla machacando con la idea de que los problemas sociales son cada vez más particulares de grupos determinados y no de la clase trabajadora en conjunto, solamente han provocado un resentimiento absurdo, pero comprensible.

Los empresarios menos miopes y por ello mismo ligeramente menos ambiciosos, saben que esta división sólo puede llevar a un grado de conflictividad como el que hace un siglo estuvo cerca de poner fin al capitalismo, y por ello estarán pugnando por cambios sociales. Sin embargo, la mayoría están muy conscientes de la imposible extinción de la lucha de clases.

Lamentablemente a diferencia de hace un siglo, hoy la clase trabajadora está más enajenada que nunca, sumida en el entretenimiento barato, mientras sufre la desigualdad y la precarización, por lo que cualquier llamado rebelde, sin importar la banalidad de su trasfondo, como es el caso de Trump, puede seducirlos.

Esto sobre todo es una consecuencia de la pérdida de referentes, mientras que China es un país totalmente imbuido en el capitalismo, Cuba prácticamente eliminada de la discusión pública, y países como Venezuela y Nicaragua mostrando situaciones totalmente cuestionables, una verdadera alternativa al capitalismo parece simplemente impracticable.

@PacoJLemus

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.