Las mujeres son más propensas que los hombres a la depresión y la ansiedad. Unos 73 millones de mujeres adultas sufren cada año en todo el mundo un episodio de depresión mayor, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)
De hecho, es la principal causa de discapacidad de las mujeres en el mundo, tanto en países ricos como en países en vías de desarrollo. ambién el estudio Depresión: una crisis global con el que la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH por sus siglas en inglés) celebraba el Día Mundial de la Salud Mental 2012 afirma que «la depresión es dos o tres veces más común en las mujeres». El género y la exposición a la violencia son unos de los factores de riesgo que aumentan la posibilidad de sufrir depresión.
¿Por qué las mujeres nos deprimimos más?
Pero ¿por qué las mujeres padecemos más problemas de salud mental que los hombres? Pilar Pascual Pastor, codirectora y profesora de la Escuela del Espacio de Salud Entre Nosotras (Escuela ESEN), apuesta porque la causa de este mayor índice de mujeres que padecen alguna clase de depresión exógena es la sociedad en la que vivimos y el maltrato que esta sociedad ejerce sobre las mujeres, «empezando porque nos educan de una forma diferente a los hombres y terminando porque vivimos en una sociedad que permite la violencia hacia nosotras».
No solamente la violencia física y los asesinatos a mujeres por parte de los hombres. Las mujeres sufrimos muchos otros tipos de violencias, como la violencia cultural y/o simbólica, la violencia obstétrica, la violencia sobre el cuerpo… En definitiva, «la violencia contra las mujeres es estructural, en el sentido de que estamos en una posición de subordinación con respecto al hombre y eso genera el cumplimiento de unos roles que a la larga afectan a nuestra salud». Ante esta situación, la Asociación Mujeres para la Salud, en un trabajo desarrollado durante más de 30 años y dirigido por Soledad Muruaga, ha desarrollado lo que llaman Depresión de Género, enmarcado dentro de la Psicoterapia de Equidad Feminista con la que guían el tratamiento de las usuarias del Espacio de Salud Entre Nosotras y que ahora enseñamos en el Posgrado en los Malestares de Género.
La salud mental de las mujeres: la Psicoterapia de Equidad Feminista
Desde que somos pequeñas, o prácticamente desde que nacemos, nos inculcan una serie de pensamientos, creencias, valores y actitudes diferentes según nuestro sexo. Solo si cumplimos con estos mandatos de género seremos una buena mujer o un buen hombre. Al final, el patriarcado nos impone, como mujeres, ser personas en las que las emociones marcadas por la tristeza, la culpa y el miedo son las que nos distinguen, creando mujeres sumisas. Este proceso sucede cuando aún no tenemos capacidad de pensamiento crítico, generalmente a través de los modelos de género familiares, dado que son los comportamientos que vemos en nuestras madres y en nuestros padres.
Así, el cuestionamiento personal y la erradicación de estos valores se vuelven realmente complejos. Por otra parte, a medida que vamos creciendo y convirtiéndonos en mujeres adultas vamos experimentando contradicciones y frustraciones por la puesta en práctica de esos roles impuestos por el patriarcado. Tenemos que adaptarnos a un modelo que nos enseña a ser dependientes, pasivas, a sufrir, a limitar nuestro desarrollo intelectual y corporal y siendo incapaces de decidir, disentir y ser dueñas de nuestro cuerpo, nuestra sexualidad y nuestra vida.
La maternidad es otro de esos grandes mandatos de género que nos atribuyen a las mujeres y que acaban causándonos grandes malestares. Un ejemplo de las depresiones de género derivadas de este proceso es la depresión posparto, analizada por Soledad Muruaga en una investigación que dio como resultado la publicación del premiado ensayo Análisis y Prevención de la Depresión Posparto(Instituto de la Mujer, Serie Estudios nº2 Instituto de la Mujer). Una investigación basada en el análisis de las condiciones de vida de las mujeres después del nacimiento de su primer hijo o hija y cuyas conclusiones apuntaban a que la forma de entender y vivir la maternidad por la mayoría de las mujeres justifica sobradamente la aparición de este tipo de depresión.
También los micromachismos a los que nos vemos expuestas en nuestras vidas cotidianas, que como define Luis Bonino en su libro Micromachismos «son pequeños e imperceptibles controles y abusos de poder casi normalizados que los varones ejecutan permanentemente», marcan y restringen nuestras vidas.
Por supuesto, si las mujeres padecemos experiencias traumáticas por violencia de género como maltratos, abusos sexuales o separaciones y divorcios conflictivos, los síntomas aumentan y se multiplican, derivando en los llamados Síndromes de Género.
¿Cómo tratar la Depresión de Género de las mujeres?
Según afirma la OMS, existen tratamientos eficaces para la depresión que pueden ser ejecutados por profesionales sanitarios. «Las opciones terapéuticas recomendadas para la depresión moderada a grave consisten en un apoyo psicosocial básico combinado con fármacos antidepresivos o psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual, la psicoterapia interpersonal o las técnicas para la resolución de problemas».
Sin embargo, en el Espacio de Salud Entre Nosotras cuestionamos el tratamiento con medicación psicofarmacológica, que aplaca y enmascara los síntomas sin abordar la raíz del problema. El hecho de no cuestionar las verdaderas causas de los malestares de salud mental de las mujeres e ignorar los efectos que produce la falta de equidad hace que las mujeres consuman una mayor cantidad de psicofármacos con prescripción médica con respecto a los hombres. Así, se aplacan y no salen nunca realmente de ese atolladero en el que la depresión las ha metido.
El objetivo de la PEF es establecer relaciones de equidad de género entre todas las personas. Para ello, consideramos vital analizar las discriminaciones que padecen las mujeres por el simple hecho de ser mujer.