El problema territorial en España ha sido siempre tan violento como absurdo. Sobre todo a la luz del siglo XXI…
El Estado federal es un estado compuesto por unidades territoriales dotadas de autonomía política e instituciones de gobierno comunes cuya organización, competencias y relaciones intergubernamentales están reguladas por una Constitución como norma suprema de todo el ordenamiento jurídico.
Un sistema federal permite flexibilidad en sus formas, de coordinación para adaptarse a las características de sus miembros. Por su parte, la confederación de estados es una organización que vincula a estados soberanos e independientes para unos fines concretos. La federación se diferencia de la confederación en que en la primera os miembros renuncian a una parte de sus competencias y el poder central es más fuerte, mientras que en la segunda los miembros mantienen altas cotas de autonomía y el poder central está limitado.
En España es proverbial el carácter abierto en general de su población. De norte a sur, de este a oeste, las gentes de Galicia hasta las de Murcia, las de Huelva hasta Cataluña, son pacíficas, afables, sin dobleces, sociables, comunicativas, solidarias, cercanas… todo un repertorio de virtudes sociales que causan una magnífica impresión al visitante por esas cualidades mediterráneas… Y todas, al mismo tiempo, muy diferentes en sensibilidad, por su historia, su clima y sus costumbres. En unas Comunidades más reservadas que otras, en otras más comunicativas que en otras… Sin duda los rasgos, el carácter, del humano están condicionados por sus genes, por sus costumbres, por la clase de Naturaleza de su hábitat: marítima o montañosa, de altiplano, esteparia, seca, húmeda. En España hay de todo eso. Es un subcontinente o un pequeño continente a escala…
Por todo esto es incomprensible que España no esté organizada en un Estado Federal que no es incompatible con la forma de Estado monárquica aunque sea deseable la republicana. El empeño desde que los Reyes Católicos liquidaron los Reinos de Taifas se extiende hasta el caudillismo franquista, que puso todas sus energías políticas y personales en una España “unida” por un gobierno central, llegando dicho empeño a la Constitución vigente de 1978, interpretado ese empeño literalmente por los herederos ideológicos del dictador. Como si en el concepto de unidad no cupiesen variantes.
Lo que a su vez ha dado, y sigue dando, problemas de toda índole en un país donde los conservadores son además de los grandes propietarios y acomodados, los seguidores de la obsesiva interpretación franquista sobre este asunto principal llevado a la Constitución. De este modo, la política sigue en su fase anal. Y eso significa que los conservadores sean más que eso, profesos de la derecha en su vertiente de altanería y de supremacismo por ser los más ricos y los dominadores del patio nacional. No ya la lucha armada o violenta de dos territorios españoles, sino simplemente las aspiraciones emancipadoras de ambos que secularmente desean ser independientes, constituye un problema cavernícola que afecta a toda la nación en su conjunto y a su inestabilidad permanente cuando no gobiernan ellos, más propiamente “la derecha”, más propiamente los franquistas, más propiamente los fascistas camuflados en conservadores…
Austria y Alemania hablan el mismo idioma y sin embargo son dos estados nítidamente independientes. Suiza es un Estado compuesto por cuatro Estados independientes en los que se habla en cada uno un idioma diferente. En Bélgica, el Estado donde se aloja la sede de la Comunidad Europea, como un ejemplo para navegantes, se habla por igual francés y valón…
¿Qué problema, que no sea el artificioso y violento, se manifiesta en España desde el paso de un régimen caudillista a otro democrático para hacer de España un Estado Federal?,, habida cuenta las marcadas diferencias entre la población de unas y otras Autonomías por razones de orografía, naturales y antropológicas. Pues sólo la cazurrería, la del paletismo, el primitivismo y el diktat franquistas cuya sombra larga nos llega hasta hoy, son la causa.
Si España quisiera ser europea de una vez y estar a la altura de las altas miras que, aun con sus deficiencias, procuran tener sus gobernantes, España se decidiría, a través de sendos referéndums, ofrecer a los españoles la posibilidad de elegir entre monarquía y república, por un lado, y entre estado unitario y estado federal, por otro…