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Por qué está ganando Piñera, en diez claves

Fuentes: Punto Final

Aunque las encuestadoras políticas (CEP, Adimark, Cadem) han caído en el nivel más bajo de confiabilidad debido a sus evidentes vínculos de dependencia con el gran empresariado y la derecha, sus estudios son los únicos barómetros de que disponemos para anticipar las tendencias electorales. De acuerdo a estas encuestas, el candidato de la derecha Sebastián […]

Aunque las encuestadoras políticas (CEP, Adimark, Cadem) han caído en el nivel más bajo de confiabilidad debido a sus evidentes vínculos de dependencia con el gran empresariado y la derecha, sus estudios son los únicos barómetros de que disponemos para anticipar las tendencias electorales. De acuerdo a estas encuestas, el candidato de la derecha Sebastián Piñera lleva la delantera, situándose en un rango que va entre el 35 y el 40% de los votos en primera vuelta.

¿Qué explica esta situación? No hace falta ser de Izquierda para reconocer que Piñera no es un político carismático. Su gobierno terminó enfangado en todo tipo de casos de corrupción y graves problemas de gestión, posee un largo prontuario que lo descalifica como un político probo y mínimamente confiable y por último, no parece especialmente dotado de las capacidades de un jefe de Estado que dignifique la imagen del país. Entender por qué está ganando exige una respuesta que abarque todas las dimensiones del problema. En resumidos diez puntos podemos constatar:

1. Piñera está ganando por la división de la Nueva Mayoría. La ruptura entre la DC y el resto de los partidos oficialistas ha desmoralizado y aletargado a esta coalición, y ha confundido a los votantes de este conglomerado que ante la duda, esperan que las aguas se aclaren.

2. Piñera está ganando por la lenta y contradictoria campaña de Alejandro Guillier. La definición de la candidatura del senador y periodista se produjo en reacción a la posibilidad de que se impusiera Ricardo Lagos, más que por el liderazgo natural de Guillier, el cual nunca buscó esta nominación. Ello ha llevado a un lento despliegue de campaña, cruzado por el desgano de los ex laguistas que no se han comprometido en el proceso. Además está la falta de experiencia del candidato, que ha cometido errores reiterados como se ha visto en el caso mediático construido en torno a los informes de asesoría parlamentaria; han restado margen y credibilidad a su propuesta.

3. La candidata del Frente Amplio no ha capitalizado la debilidad de las candidaturas de la Nueva Mayoría. Beatriz Sánchez no ha propuesto un programa creíble, y no muestra hasta ahora un liderazgo de estatura presidencial. Parece más el rostro de una campaña publicitaria que una candidata sólida, convencida, preparada y capacitada. El Frente Amplio ha entrado en «modo fratricida», con disputas internas despiadadas, que no han contribuido a crear sentido de cuerpo y proyecto en la hora decisiva.

4. La campaña parlamentaria, que podría calentar el ambiente, está cruzada por estrenar nuevos distritos y circunscripciones que entorpecen el despliegue de los mensajes. No es fácil que los electores sepan cuál es el distrito en que votan, cuales son los candidatos que se presentan, más la compleja estructura de pactos y subpactos, etc. Esta ensalada electoral inhibe la participación.

5. Piñera está ganando porque la derecha ha logrado desincentivar el interés por el proceso político, contaminando la campaña con todo tipo de recursos destinados a ensuciar el debate. De esa forma esperan reducir al mínimo posible la participación en las elecciones, ya que mientras menor sea la cantidad de votos totales, mayor será el beneficio electoral de la derecha, que se beneficia de tener el electorado más disciplinado y fiel a la hora de concurrir a las urnas.

6. El empresariado junto a la derecha ha instalado con mucho éxito la idea de que Piñera devolverá el crecimiento. Este factor es crucial. Incluso los electores de los otros sectores políticos le asignan a esta tesis una alta credibilidad. Sin embargo no es necesario ser de Izquierda para rechazar esta idea. En primer lugar porque la economía chilena es un barquito de papel en las fluctuantes aguas internacionales. El resfrío de la economía china, la lentitud en la recuperación del precio de los recursos naturales no son factores de escala nacional, sino de escala global. El repunte reciente del cobre así lo demuestra.

7. La derecha ha logrado instalar la idea de que las reformas del actual gobierno han paralizado la economía. Sin embargo los técnicos internacionales, de Wall Street, se ríen de esas conjeturas. De paso por Chile, el economista Ricardo Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, venezolano y acérrimo antichavista, dijo en El Mercurio : «De cara al futuro, sería un error para Chile pensar que toda la desaceleración del crecimiento se debe a una pérdida de confianza del sector inversionista por las reformas tributarias y laborales, y que por lo tanto un futuro gobierno que revierta esas decisiones va a llevar a una aceleración del crecimiento a los niveles que Chile conocía en el pasado». Hausmann afirmó que un eventual segundo gobierno de Piñera debería potenciar la diversificación de la economía y no caer en la «tentación» de modificar el rumbo de las reformas.

8. Pero Piñera y los empresarios han logrado instalar con éxito la lógica del chantaje económico: el país está en crisis, (es decir, ha tenido años con bajo crecimiento), debido a las reformas impulsadas por el gobierno. La solución es revertirlas. De fondo la artificialidad del ambiente de la supuesta «crisis» contrasta con las cifras récord de ganancias de los grandes conglomerados, y las millonarias sumas en consumo de lujo que se contabilizan en las grandes tiendas. En un acto fallido de sinceramiento, el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) Hermann von Mühlenbrock Soto declaró en La Tercera : «Hemos tenido la capacidad insólita de generar un ambiente de crisis». Nada más cierto. Este ambiente de crisis es una obra maestra en materia de construcción de opinión pública, aunque no tenga ningún asidero en la realidad.

9. La derecha ha logrado desplegar el apoyo de sectores que normalmente tienden a ser electoralmente pasivos, como los evangélicos. Esta movilización es reactiva a los cambios en materia de derechos civiles: aborto y matrimonio gay en particular. De esta forma, han reclutado un numeroso contingente de candidatos que van a movilizar un número de votos cruciales debido a su pertenencia eclesial. La muestra de esta estrategia fue evidente en el último Te Deum evangélico, donde se dieron el lujo de insultar a la presidenta Bachelet durante todo el «servicio religioso».

10. Finalmente Piñera está ganando porque la derecha tiene mucho hambre de poder. Le importa muy poco el «cómo» y «con quién» volver a La Moneda. Incluso los supuestos liberales de Amplitud y Evópoli, y hasta lideres gay como Luis Larraín se han embarcado en la campaña piñerista porque son pragmáticos, tienen un sentido de clase indesmentible y una gigantesca voluntad de poder. En ese sentido nuestra derecha es totalmente disciplinada, porque nunca se pierde a la hora decisiva y parece seguir radicalmente la sentencia de Nietzche: «¿Queréis en suma una luz para vosotros, los más tenebrosos, los más fuertes, los más intrépidos de todos los espíritus? Este mundo, es el mundo de la voluntad de poder y nada más. Y vosotros sois también esa voluntad de poder, y nada más»(1).

 

 

(1) Friedrich Nietzsche, La Voluntad de Poder, II, EDAF, Madrid, P.120.

 

Publicado en «Punto Final», edición Nº 884, 15 de septiembre 2017.

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