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¿Por qué la economía española no se puede comparar a la de Grecia?

Fuentes: Rebelión

El jueves 4 de febrero, en plena recesión de la economía española, el Sr. Don Emilio Botín, presidente del Banco del Santander, anunció que este Banco había aumentado un 0.7% sus beneficios, alcanzando la cifra de casi 9 mil millones de euros. Al mismo tiempo declaraba estar de acuerdo con la política de austeridad económica […]

El jueves 4 de febrero, en plena recesión de la economía española, el Sr. Don Emilio Botín, presidente del Banco del Santander, anunció que este Banco había aumentado un 0.7% sus beneficios, alcanzando la cifra de casi 9 mil millones de euros. Al mismo tiempo declaraba estar de acuerdo con la política de austeridad económica que el gobierno socialista había decidido en el Consejo de Ministros de finales de enero. Entre las medidas de austeridad que el Sr. Botín aplaudía, está la reducción de 50 mil millones de euros de los presupuestos del Estado; exactamente la misma cantidad que el Plan de Estímulo a la Economía y el Empleo, el Plan E del gobierno, asigna a los bancos para sostener su capacidad crediticia. Ese dinero, que debía generar inversiones productivas del Estado, ha sido regalado a los Bancos para que rentabilicen sus cuentas de resultados mediante sus inversiones privadas. De ese modo se continúa con la política neoliberal que está al servicio del poder de los grandes inversores financieros; la misma política económica que nos ha traído la actual depresión económica por el abuso de la ingeniería financiera -que no consiste en otra cosa, sino en trucos contables para arrancar y acumular las plusvalías del trabajo-.

A la semana siguiente de que el gobierno diera a conocer su plan de austeridad, la economía griega se veía sometida a una serie de ataques especulativos por parte de agentes financieros internacionales, que ponían en duda su credibilidad, así como de paso amenzaban la estabilidad política del gobierno socialista de Grecia. En esa misma semana, las bolsas de España y Portugal sufrieron una importante caída que desató los rumores sobre la inestibilidad económica y la confianza en sus economías, apuntándose hacia la semejanza entre las tres economías del sur de Europa gobernadas por partidos socialistas. Como si del guión de una pieza cómica se tratara, las declaraciones de Almunia, Comisario Europeo para la economía, resaltaron el peligro de la especulación financiera contra la economía española, pero tan sólo para que Emilio Botín contestara con una metáfora futbolística: poner en el mismo saco Grecia con España sería como comparar el Real Madrid y el Alcoyano. El sufrido equipo alicantino del refrán, tuvo que aguantar otra vez una burla patria.

En una serie de declaraciones bien orquestadas se ha dejado claro que el capital español es fuerte, que está contento con su gobierno socialista y que es solidario con sus países vecinos acosados por los tiburones financieros internacionales, Grecia y Portugal. Al fin y al cabo nuestra reina es griega de nacimiento, y una oportuna intervención en la economía de su país natal, que seguramente ama a pesar de la ingratitud de los pueblos, puede darle un margen para influir en su política. Así secundando al Sr. Botín, el presidente de Telefónica, Sr. Alierta, ratificó en sus declaraciones lo acertado de la política del gobierno, y añadió un dato fundamental para entender la economía española del momento: más del 60% de los beneficios de su empresa se obtienen de inversiones de fuera de España. Inversiones que están aseguradas, porque en su mayor parte se sitúan en América Latina, que, como todo el mundo sabe, no ha tenido que pasar apenas el bache de la depresión. Así, pues, el capital español está fuera de peligro. Somos una potencia que exporta capitales e invierte masivamente en sus neocolonias con grandes márgenes de beneficios.

Claro que con estas afirmaciones se confunde el capital español con la economía española. Pero ¿qué le vamos a hacer si hasta el mismo gobierno socialista parece confundirlas, cuando destina 50 mil millones de Plan E a evitarle problemas a la Banca? Y es que la cita futbolera es una muestra del patriotismo de Emilio Botín -y de cómo entiende este Sr. el patriotismo-. ¡Nuestros banqueros salvarán la economía patria!

Así mientras los Bancos siguen multiplicando sus beneficios, la tasa de paro de la economía española supera el 18%, con previsiones de aumentar hasta el 21% a lo largo del año 2010, superando en algunas Comunidades Autónomas el 25%. Más de 4 millones de paradas y parados es una cifra enorme que no augura nada bueno para una amplia capa de ciudadanas y ciudadanos sin trabajo; muchos de éstos se han quedado ya sin cobertura de desempleo y muchos más pueden perder sus medios de subsitencia en los próximos meses, por lo que tendrán grandes problemas para llevar una vida cotidiana digna en esas difíciles condiciones. La situación, a la que hemos llegado con las políticas neoliberales de nuestros gobiernos, no puede ser más injusta.

Es por eso que exigimos que los escandalosos beneficios declarados por la Banca y las grandes empresas multinacionales españolas sean expropiados por el Estado vía impuestos directos sobre el capital, para de ese modo recaudar fondos suficientes para hacer frente a las necesidades de la población española en situación de pobreza extrema, además de ayudar a los países del mundo con necesidades básicas, en cumplimiento de los tratados internacionales suscritos por España, empezando por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Asamblea General de la ONU de 1948.

Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.