Para mucha gente de izquierda resulta contradictorio que un gobierno «progresista», de centro-izquierda como se define la Nueva Mayoría, no esté dispuesta entablar conversaciones para buscar una solución al tema marítimo que nos plantea como país Bolivia. Uno esperaría que el chovinismo estuviera ausente de gente que se autodefine de izquierda o que busca la […]
Para mucha gente de izquierda resulta contradictorio que un gobierno «progresista», de centro-izquierda como se define la Nueva Mayoría, no esté dispuesta entablar conversaciones para buscar una solución al tema marítimo que nos plantea como país Bolivia. Uno esperaría que el chovinismo estuviera ausente de gente que se autodefine de izquierda o que busca la integración de los latinoamericanos, como lo soñó en Chile, el propio Salvador Allende o Miguel Enríquez.
El sentido común, incluso el capitalista, indica que una solución al tema podría resultar altamente beneficiosa para ambos países. Chile podría mejorar la situación energética en el norte, que le vendría muy bien a la minería o el tema del agua que ayudaría a la agricultura o la misma minería. Esto además de incrementar el comercio o enfrentar de común acuerdo los desafíos de infraestructura que necesita la región en que están interesados los chinos o los capitales brasileños. En fin son muchas las razones económicas y de integración que ameritan buscar una solución de común acuerdo para el tema. Las propuestas, de cuál sería una buena solución, que considere la idiosincrasia y sueños bolivianos sobre el tema, ya la han planteado a lo largo de nuestra historia distintos intelectuales y gente de bien que han expresado ideas de este orden. Entonces si hasta Pinochet estuvo dispuesto a buscar una solución cuando en Bolivia había también una dictadura, por qué la Nueva Mayoría se niega a esto, sobre todo ahora que en Bolivia se proyecta un proceso de cambios revolucionario para sus pueblos.
Parece que la única razón de fondo son los intereses geo-políticos del imperio, al cual no le conviene que el proceso boliviano de carácter revolucionario se pueda fortalecer con una solución de carácter histórico sobre el tema marítimo. El neoliberalismo chileno es un puntal -esencial para el proyecto de la Alianza del Pacifico- que incluye a Perú, Colombia y México, que está bajo la orientación de Washington y en directa contraposición con el ALBA de los Pueblos e incluso con los intereses capitalistas de los grupos económicos brasileños. Bajo esta visión resulta indignante que personeros que se definen de izquierda o centro-izquierda como MEO o el diputado Carmona, digan que no están dispuestos a conversar con el delegado de la causa marítima boliviana, el ex presidente Carlos Mesa y que en este tema tienen una visión país detrás de la presidenta Bachelet. ¿Cuál?, ¿la visión de los yanquis? El defender o hacerse parte de la política yanqui para estos temas o en cualquier otro nunca estuvo en las definiciones de personas que aseguran ser de izquierda o progresistas.
Una variante de un dicho popular dice: Dime a quien defiendes y te diré quién eres.