Sin duda, Sebastián Piñera es el presidente más débil que ha tenido nuestro país en su historia, producto de la inoperancia e incapacidad demostrada para resolver la crisis política que afecta tanto al régimen, pero también al modelo económico. Tuvo que recurrir a la asesoría de los ex presidentes, para que lo ayudaran a salvar […]
Sin duda, Sebastián Piñera es el presidente más débil que ha tenido nuestro país en su historia, producto de la inoperancia e incapacidad demostrada para resolver la crisis política que afecta tanto al régimen, pero también al modelo económico. Tuvo que recurrir a la asesoría de los ex presidentes, para que lo ayudaran a salvar su tambaleante gobierno. Presionado por la burguesía que lo amenazaba con dejarlo caer, pero que no estaba dispuesta a ver desmoronarse el modelo neoliberal junto a él. Es por ello, que esta semana termina con el «fin», eventual o total, (sólo la crisis política lo definirá), del bonapartismo democrático burgués y el inicio del democratismo burgués clásico, pero «a la chilena», con la intervención de presidentes de partidos y parlamentarios, con tanta representatividad como Piñera.
En el artículo anterior, señalamos dos elementos fundamentales, que definían la situación política: primero, la perdida constante de apoyo de Piñera, incluso entre la burguesía y; segundo, que «en el mejor de los casos Piñera renunciaba este fin de semana», siempre y cuando el Paro del martes 12, fuera exitoso. Este último elemento, se configuraba como punto de inflexión de la situación política, incluso con posibilidades de poder cambiar la etapa que se caracteriza por ser reaccionaria desde 1990, donde la iniciativa la ha tenido la burguesía sin contrapeso, por una etapa no revolucionaria, donde dicha iniciativa iba a ser peleada entre la clase burguesa y clase trabajadora.
En dicha situación política, es donde se definían cosas importantes, por tanto es fundamental saber ¿Qué pasó esta semana? Comencemos por entender que fue lo que sucedió el martes.
El Paro del 12 de Noviembre y la reacción de las fuerzas burguesas ante la arremetida de los trabajadores.-
El martes el paro de trabajadores, pobladores y estudiantes fue exitoso. El país que venía trabajando a un 40% de su capacidad, se redujo a prácticamente a un 5% o 10 % en las grandes ciudades; puertos, locomoción colectiva, trabajadores públicos y privados, estudiantes secundarios y universitarios, etc., detuvieron su actividad por acción o por incapacidad de llegar a sus labores. Santiago, Valparaíso-Viña del Mar y Concepción, eran ciudades desiertas en hora punta en comparación con un día normal. Este panorama no sólo asustó a la burguesía, como señalamos, sino que la aterró.
Después de 50 años, los trabajadores paraban sus actividades de forma masiva y volvían a ser dueños de las calles en masivas marchas, barricadas y manifestaciones que las fuerzas represivas no lograban controlar.
La burguesía aterrada obligaba a Piñera a buscar apoyo por fuera de su sector, reconociendo tácitamente su incapacidad de lograr una solución. Es por ello que, entre otras gestiones, habla con Michelle Bachellet, Eduardo Frei y Ricardo Lagos: la primera, en un alto cargo de la ONU, no fue de mucha ayuda; el segundo, entrampado en un juicio financiero no era ningún ejemplo, menos como empleado y representante del gobierno de Piñera en China; pero el tercero, eterno y eficiente instrumento de la burguesía, al cual los empresarios aplaudieron de pie al término de su gobierno, estimulados por Horst Paulmann (Jumbo), era el único que podía servir para la gran tarea de ayudar a pacificar el país. Pero esto focalizado en agrupar en torno a él, sus antiguos colaboradores y servidores. Es por ello, que sale al otro día en una alocución llamando a la paz y al entendimiento.
Sin duda, con este ordenamiento en las huestes opositoras, como gran representante de la burguesía, empujó al PPD, PRSD y, especialmente, al PS a sentarse a la mesa.
Pero, ¿Cómo es, que Ricardo Lagos tiene tanto poder de convencimiento? No lo tiene. Pero, coincidió con que estos partidos opositores, preocupados de ser desplazados de la escena política, se asustaron también cuando el movimiento social, comenzó a entender que no sólo la Renuncia de Piñera era el problema, sino que debían realizarse elecciones parlamentarias, como forma de renovación total del régimen político que no los representaba.
Las estrategias de la burguesía.
La burguesía y sus partidos políticos se vieron tensados a definirse entre dos estrategias para mantener el poder, que estaba siendo tangencialmente cuestionado por el gran movimiento democrático en las calles. La primera era presionar por la renuncia de Piñera, sobre todo luego de la inoperancia expresada en el discurso del martes en la noche, donde quedó claro que tras semanas de conflicto, estaba agotado y derrotado. Pero esta salida era demasiado peligrosa porque abría la puerta a una crisis política que no estaba segura de poder controlar, ya que la agitación de las masas, podían pasar por encima de los partidos, que están profundamente deslegitimados entre las masas.
La segunda, era el aprovechar que el temor de la burguesía había contaminado a sus partidos y a sus políticos a sueldos, para obligar a Piñera a no intervenir en ninguna tratativa. Demostración clara de que es un escollo en las negociaciones y un personaje repudiado por la población que se manifestaba. De esta manera, la burguesía desplaza a esta caricatura de bonapartista senil y acabado, y lo obliga a aceptar un cambio de régimen político, desde uno con tintes bonapartista pero dentro del espectro democrático burgués a uno de carácter democrático burgués, seudo parlamentario o «a la chilena», donde los presidentes de los partidos burgueses y pequeños burgueses se colocan de acuerdo para asegurarle el término de su mandato presidencial. Como funcionará este régimen y gobierno después que acabe la movilización de masas, se verá con el resultado de esta coyuntura.
Sin embargo, esta segunda salida de la crisis política, no está exenta de problemas. Piñera queda como un político inoperante e incapaz; a disposición de la UDI porque, este partido fue el rector y defensor de la constitución actual, por lo que tendrá que cobrar sus emolumentos políticos en algún momento; también queda en deuda con la oposición, ya que lo salvó de su caída; carente de agenda política faltando dos años, en un contexto de crisis económica y debilidad política, será un verdadero dolor de cabeza. Transformándolo, por lo tanto, en una figura decorativa, por lo cual, la burguesía tendrá mucho trabajo para mantenerlo en el cargo y termine su periodo.
Esta estrategia se plasmó en el acuerdo político de la madrugada del viernes.
¿Qué es el acuerdo político multipartidario?
Este acuerdo no es más que una operación política que tiene por objetivo quitarle la iniciativa al pueblo movilizado, para beneficio de la burguesía. En otras palabras, darle el suficiente apoyo político de parte de la oposición burguesa (DC- PPD- PRSD-PS) y pequeña burguesa (FA) al gobierno de Piñera para que pueda sobrevivir durante su periodo presidencial.
Pero no sólo lo anterior, sino que también es otorgarle el apoyo suficiente para reprimir con toda la libertad necesaria a los manifestantes, transformados en «antiunitarios» y «antinacionales», porque no quieren «la paz para Chile».
Esta consecuencia del acuerdo político, devela con toda claridad la función que cumplen, entre otros el Frente Amplio, especialmente el RD (Jackson) y Convergencia Social (Boric), que se habían presentado como salvadores del pueblo ante el hartazgo neoliberal, y que ahora con la suficiente desparpajo se alinea con lo más graneado del neoliberalismo para poder salvar el régimen político y el modelo económico.
Esto debido a que el acuerdo, no representan a las grandes masas que están movilizadas en las calles: a los detenidos; a los violados; a los asesinados; a los que han perdido el ojo; a los torturados y violentados, ni menos a los asesinados.
A largo plazo, el acuerdo es la maniobra de la burguesía que le permitirá defender y mantener los fundamentos del modelo neoliberal que serán imposible deshacerlos; un estado subsidiario, las riquezas nacionales privatizadas o el modelo de acumulación de las AFP, por ejemplo.
Pero, analicemos el acuerdo;
1. Es una convención (asamblea) constitucional que gracias a lo firmado, tendría que adoptar acuerdos por 2/3 de los asambleístas o convencionales. Esto con un simple análisis electoral histórico, se podría entender que es imposible que las aspiraciones populares se logren. Esto porque la derecha ha tenido el último siglo entre un 30% a 35% de votación. Si a esto sumamos la derecha camuflada en la DC, PPD, RD u otras, porque los asambleístas no serán inocuos a las posiciones políticas existentes en el país, cuyos objetivos representaran los intereses burgueses, será imposible lograr los objetivos democráticos y populares. Este es el engaño de los ex Nueva Mayoría.
2. Si a esto se le suma el plebiscito que será con voto voluntario. En cada elección que se ocupa este tipo de voto, siempre la derecha es mayoría en votar. ¡Y a eso apuesta!
3. Si a esto se le suma, que el número de asambleístas y otros aspectos tiene que ser definidos por la comisión multipartidaria, esto se apronta a ser otro desengaño popular.
4. En pocas palabras, este acuerdo es un nuevo engaño a las expectativas de los trabajadores, pobladores y estudiantes. Otro más en la historia y todo porque no estuvieron representados en las reuniones que se hicieron entre personajes tan vetustos como las paredes que los rodeaban.
¿Qué viene?
La movilización social sintió el golpe, tras unas cuantas horas de duda, en la tarde-noche las plazas y calles del país, se poblaron de reprobación al acuerdo oprobioso, de parte de un movimiento que lentamente, pero de forma persistente y con mucha convicción, vuelve a levantar las banderas de la dignidad y la lucha contra el gobierno y el modelo neoliberal. Sobre todo, luego de ver la Plaza Italia (rebautizada como Plaza de la Dignidad) con tanta gente como las semanas pasadas en una extraordinaria manifestación de compromiso. Muestra ineludible que el acuerdo comenzaba a ver su fracaso.
Este magnífico acto autoconvocado, fue acompañado por marchas, manifestaciones y barricadas en distintas ciudades del país, lo que demostró que el grupo más consciente y decidido del alzamiento popular es mucho mayor de lo que el gobierno y la oposición burguesa y pequeño burguesa pensaban.
Sin duda, durante el fin de semana este extenso grupo seguirá profundizando el análisis junto a los que tengan alguna duda, sobre los verdaderos objetivos del gobierno y la oposición al firmar el acuerdo. Los cabildos y reuniones serán fundamentales para lograrlo, porque es ahí donde se concentran los que tienen la convicción «de que nada se ha ganado» y se debe mantener la movilización social con más fuerzas todavía.
Sin embargo, la acción del gobierno se apoyará en un bombardeo político publicitario constante, que el fin de semana será agobiante y desgastante. Sólo el convencimiento político-social y la racionalización política, podrá resistir esta andanada comunicacional.
Mientras el movimiento social se encuentra en un estado de análisis y reactivación movilizadora, ve en la desconfianza hacia el gobierno, una de sus mayores fortalezas. Llega a tanto, la profundidad de esta desconfianza, que los incendios provocados en la parte alta de Valparaíso el día viernes y sábado, fueron vistos y comentados en wasap, a las pocas horas, como una manipulación mediática de parte del gobierno, cuando aparecieron Gonzalo Blumel, el subsecretario Ubilla y el Intendente Martínez, todos impecablemente vestidos con la chaqueta roja, tratando de dar la imagen de que tienen la iniciativa.
Sin duda será una lucha difícil, el poder mantener la iniciativa en contra de un gobierno manipulador, una oposición traidora y una clase burguesa que puede recurrir a cualquier maniobra para oponerse a que el pueblo consiga democratizar este régimen, necesitará todo el poder de la memoria histórica que tiene la clase trabajadora en sus interminables luchas por justicia social y dignidad.
El movimiento social y su lenta, pero constante, construcción de un petitorio unitario.
Sin duda, lo que le da la masividad al movimiento, es la diversidad de pretensiones populares de diversos sectores sociales, pero también es su debilidad. Y esto se notó, con la exigencia de Asamblea Constituyente, al ser «aprobada» por el acuerdo político, se demoró el movimiento en general, en desechar esas falsas ilusiones que le quisieron vender. Es por ello, que se hace fundamental que un petitorio unitario logre consolidar las pretensiones más sentidas de la población junto con las consignas más generales.
Es fundamental, por ejemplo, no asumir que la Asamblea Constituyente se ganó, sino que oponerle lo que se estaba exigiendo en realidad, una Asamblea Constituyente Democrática. Esto porque la Convención Constituyente es oligárquica en su funcionamiento al pretender que 1/3 puede vetar a los 2/3 de los asambleístas. En otras palabras, la minoría impondrá los criterios a una mayoría absoluta. Se hace imperioso que las mayorías manden y definan los principios fundamentales en los cuales se va a basar la próxima carta magna. Y uno de los elementos principales, pero no único, es el quorum. Este no puede ser mayor del 50%+1, para aprobar los artículos, cualquier otro cálculo es para beneficios de las minorías, es decir la burguesía. Cuyo objetivo, es siempre consolidar los intereses oligárquicos que han mantenido por generaciones y, por supuesto, la explotación del trabajador como base de acumulación capitalista.
Pero también, no se puede olvidar el régimen político que debe tener el país, como marco general de las discusiones de los asambleístas, el cual no puede ser un gobierno sin apoyo popular como es el de Piñera.
Para ello, la Asamblea Constituyente Democrática como propuesta del movimiento social, se debe diferenciarse de la que generó el acuerdo político, ya que la Convención Constituyente Oligárquica, será la base para embaucar a las grandes mayorías. La claridad en este punto es la base fundamental para que el pueblo logre un sistema democrático.
¿Qué se viene a un mes del inicio?
Esta semana comenzará con un contundente rechazo al acuerdo político del gobierno con la oposición. Las distintas organizaciones sociales y gremiales se han ido alineando con el rechazo y reprobando el engaño.
La crisis política en las organizaciones firmantes corre aceleradamente de forma subterránea o simplemente de forma pública. Tal como el comunal del PS de Valparaíso, reprobó el acuerdo, lo hizo el alcalde Sharp, retirándose de Convergencia Social. Y esto sólo es el inicio.
La fuerte y contundente posición del pueblo movilizado ha obligado realinearse a políticos y a organizaciones. La directiva del PC no se atrevió a sentarse, dando seguridades por anticipado, para el acuerdo, por lo que no lo invitaron. Pero esta acción no fue apoyándose en los principios, sino que fue para evitar seguir tensando a la organización, que hace tiempo viene sorteando diferencias internas entre la militancia y la dirección.
Por su parte, el Frente Amplio que a estas alturas está pegado con engrudo, no resiste una reunión de coordinación, ya que es imposible estar en ambos lados; tratando de salvar el modelo neoliberal, el régimen político y a Piñera (RD y cía.) o en la calle (PI y otros) tratando de derrumbarlo.
Está claro que las manifestaciones seguirán y la Mesa Social, constatando, que el apoyo sigue tan fuerte como era hasta el jueves, se reúne a planificar una nueva Huelga General. Coyuntura que se transformará en una nueva batalla decisiva, que marcará el quehacer posterior. Porque el Acuerdo Político esta semana, se irá debilitado producto de la orfandad de las organizaciones que lo firmaron por el repudio social que se multiplicará.
Todo esto, porque ante un eventual escenario de que las manifestaciones sigan fortaleciéndose y sigan cayendo muertos jóvenes, por la acción de carabineros, como lo fue Abel Acuña el viernes 15 en Santiago, la situación se polarizará aún más. Si hasta la semana pasada era la Asamblea Constituyente la principal consigna, esta semana será la Renuncia Piñera, que con cada muerto o mutilado se incrementa dicho convencimiento.
Estamos llegando a un punto de inflexión profundo. La burguesía tendrá que decidir si «autoriza» a Piñera a un nuevo «estado de excepción», pero con impunidad, ya que consta con el apoyo político de la oposición o lo deja caer, y lo hace renunciar. Esto sólo se logrará con la desobediencia civil, ocupando las vías, la magnitud de las manifestaciones y el control de las calles por medio de las barricadas.
¡Por una Asamblea Constituyente Democrática!
Donde participen sólo los representantes de las organizaciones sociales, que ningún diputado o senador en ejercicio, se siente donde el pueblo esté.
¡De los Cabildos al Programa Popular!
Que las reivindicaciones populares se consoliden en un programa popular.
¡Renuncia Piñera!
Porque ni Piñera ni algún miembro de su gobierno canalizará las reivindicaciones populares
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