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Por su boca muere el pez

Fuentes: Rebelión

El retorno de Crimea a Rusia se ve desde diferentes ángulos. «Hemos regresado al seno de patria después de 23 años de ocupación, ahora somos soberanos», dice un poblador de esta península, que ve en la primera visita de Putin a Sebastópol como algo que ratifica dicha soberanía. Allí, Putin presidió una exhibición militar sin […]

El retorno de Crimea a Rusia se ve desde diferentes ángulos. «Hemos regresado al seno de patria después de 23 años de ocupación, ahora somos soberanos», dice un poblador de esta península, que ve en la primera visita de Putin a Sebastópol como algo que ratifica dicha soberanía. Allí, Putin presidió una exhibición militar sin precedente en conmemoración del 69 aniversario del Día de la Victoria sobre la Alemania Nazi y el 70 aniversario de la liberación de este importante puerto de Crimea de la ocupación nazi. El mandatario ruso, ante una entusiasmada multitud, pidió a los países del mundo «respeto» a la justicia histórica y al «derecho de autodeterminación» de los rusos. En su discurso, calificó la incorporación de los dos millones de habitantes de Crimea de «regreso a la patria y de homenaje a la memoria de nuestros antepasados. Ahora, la madre patria les abre sus brazos de par en par y los acepta en su casa como si fueran sus propios hijos e hijas», dijo el mandatario.

Su visita provocó la reacción airada de Jennifer Psaki, del Departamento de Estado de los EE.UU., que la catalogó de «provocadora e innecesaria»; por su parte, el Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen,declaró: «Seguimos considerando a Crimea territorio ucraniano y, por lo que sé, las autoridades ucranianas no invitaron a Putin a Crimea, de modo que su visita es inapropiada»; en cambio, Laura Lucas Magnuson, del Consejo de Seguridad Nacional de los EE.UU., declaró: «Nosotros no aceptamos la anexión ilegal de Crimea por Rusia.»

Y uno se pregunta, si sobre la base del artículo 2 del capítulo 1 de la Carta de la ONU, la Corte Internacional de la ONU aprobó: «Las declaraciones de independencia pueden –y a menudo es el caso– violar la legislación nacional. No obstante, ello no constituye una violación del derecho internacional», ¿por qué, en particular, le niegan este derecho al pueblo de Crimea y, en general, al pueblo de Ucrania? ¿Por qué tanta animadversión? si todo este galimatías fue provocado por un acto ilegal de Nikita Jruchev, cuya real motivación se llevó consigo a la tumba.

La respuesta puede leerse en el artículo «Cómo Occidente presiona a Putin» de la revista Newsweek en español del 4 de mayo del 2014, donde se detalla las consecuencias que las sanciones norteamericanas van a tener sobre la economía rusa. Dice que según el Departamento del Tesoro: «Estas sanciones no están diseñadas para obligarlo a salir de Crimea (se refieren a Putin), la cual casi hemos perdido, sino para actuar como profiláctico contra una futura agresión.»

¡Vaya, vaya! ¡Ahí si que la cantaron bien claro! O sea que Crimea, ¡óiganlo bien!, casi que la han perdido los norteamericanos, o sea que todavía es casi de los EE.UU. Por lo que es de suponer que la piensan recuperar. Como decían nuestros abuelos: Si no es por el casi casi, casi me caso contigo.

En vano se desgañita la junta nazi de Kiev amenazando con la reconquista, disparando a quema ropa contra manifestantes pacíficos y quemando vivos en Odesa a los partidarios de un referéndum si Crimea no va a ser para ellos sino para sus amos; ni siquiera los franceses, los ingleses y los turcos, que se aliaron en las Guerras de Crimea para arrebatársela a Rusia, pueden soñar con poseerla; se quedará sin pan ni pedazo la pobre Canciller Merkel, que se creía heredera del Canciller Hitler, no hay que olvidar para este líder alemán Crimea era el origen godo de la Alemania aria y la quería para pasar allí sus últimos días luego de jubilarse de dictador; también se quedaron con las narices largas los judíos que quisieron construir Israel en ese lugar luego de la Segunda Guerra Mundial; tampoco pueden aspirar a ser dueños los rusos, herederos legítimos de Catalina la Grande, que en el siglo XVIII la conquistara para Rusia; menos todavía, Crimea puede pertenecer a la antigua Grecia, pues hace mucho perdió ese derecho.

Todos ellos se equivocan de cabo a rabo, pues el verdadero dueño es quien tiene la plata, aunque sea falsa. No olviden que a los EE.UU. no les cuesta nada fabricar los dólares que necesitan, con ese dinero pueden comprar el mundo, no se diga Crimea que, por importante que sea, debe tener su precio.

Como nunca, los pájaros disparando a las escopetas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.