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Documento de Corriente Marxista Internacional-Colombia

Por un programa socialista par el Polo Democrático y la CUT ante la crisis del capitalismo

Fuentes: Rebelión

La recesión en Colombia nos puede impulsar a un escenario análogo al de Argentina del 2001. El déficit fiscal del estado no permite maniobra alguna por parte de la oligarquía por contener tan sólo un poco la situación. La inversión en guerra, la deuda pública y privada, una próxima devaluación de la moneda, pueden poner […]

La recesión en Colombia nos puede impulsar a un escenario análogo al de Argentina del 2001. El déficit fiscal del estado no permite maniobra alguna por parte de la oligarquía por contener tan sólo un poco la situación. La inversión en guerra, la deuda pública y privada, una próxima devaluación de la moneda, pueden poner en jaque al país, llevándolo a la quiebra. La caída de las exportaciones en un 28% y una disminución en las importaciones en un 5.2% nos llevará a un déficit comercial a corto plazo. Colombia parece ser uno de los eslabones más débiles de la cadena capitalista. La catástrofe económica durará buenos años. Pero si tenemos audacia revolucionaria los «costes» para el pueblo pueden ser menores.

La crisis la deben pagarla los ricos. El capitalismo ha fracasado. Lo que ha sucedido desde el año 2007 pasará a la historia como otra de las pruebas contundentes de que este sistema no es viable. Recordemos que en septiembre de ese año se inició la debacle económica, y que de repente, en el país más «rico» del mundo se empezaban a ver miles de personas acampando en parques y durmiendo en chozas improvisadas y coches medianamente lujosos ¿Cómo es posible que suceda esto en el país más «rico» del mundo?, ¿Cómo de un momento a otro empezó un hundimiento general de la sociedad en un lapso tan corto? Estas son las preguntas que se hacen las personas del común en ese país, que quieren saber las causas reales de la crisis y quieren unas propuestas que les indiquen como solucionar sus problemas.

La crisis económica es la crisis del capitalismo

Y es en verdad sorprendente como la sociedad Norteamericana se ha visto afectada por la «dificultad» económica. La «crisis se desarrolla de una manera acelerada e implacable. En el mes de noviembre, el ritmo de destrucción de empleo en EEUU ha sido el más rápido en 34 años. El PIB mundial ha registrado una caída abrupta.» (La crisis del capitalismo mundial se acelera, Corriente Marxista Internacional) En Estados Unidos «se han perdido 533.000 empleos en noviembre, la mayor caída mensual desde diciembre de 1974. El desempleo ha subido hasta el 6,7 por ciento.» (Ibíd.) En ese país «se ha anunciado una torrente de cierres de empresa. El Banco de América va a despedir a 35.000 trabajadores después de ser adquirido por Merill Lynch. Dow Chemicals va a cerrar 20 plantas con la pérdida de 5.000 puestos de trabajo en EEUU y Europa. 3M despedirá a otros 2.300 trabajadores. Anheuser-Bush InBev va a reducir un 6 por ciento de su fuerza laboral en EEUU.»(Ibíd.)

Las consecuencias sociales de la crisis son incalculables, si antes del «conflicto» económico 40 millones de estadunidenses no contaban con un seguro médico, ahora con la crisis millones más se ven amenazados con perder el suyo, o que la ineficiencia del sistema sanitario no les permita poseer un buen servicio de salud. En este momento la pobreza afecta a 37 millones de personas en EEUU y la crisis aumentará esta «cifra» drásticamente. En verdad que esta nación se ve afectada en todos sus aspectos por la crisis económica, que es en últimas la crisis del capitalismo.

El capitalismo es la forma imperante de organización socio económica en el mundo. Desde hace 400 años el capitalismo se ha estado desarrollando de forma incesante, y ahora nadie pude negar que este sea el sistema que rige, con cadenas en cierta forma, el destino de la humanidad. Con la crisis millones de millones de personas empezarán a cuestionar el sistema. La misión de los revolucionarios marxistas es explicar por qué suceden estas calamidades y exponer que sólo el socialismo puede resolver toda la barbarie que amenaza con destruir a la humanidad entera. En esta situación los oídos de las masas estarán atentos a nuestras ideas revolucionarias como nunca antes, hay que aprovechar plenamente esta oportunidad y enseñar que la causa primera de la crisis es el capitalismo.

Las causas de la crisis

Ahora bien, sabiendo que el capitalismo es el sistema que causa las crisis, basta pues… con estudiarlo y comprenderlo, para transformarlo. Hace aproximadamente 150 años, Marx y Engels, los dos revolucionarios más importantes de la historia, asumieron esta tarea de altísima dificultad, y explicaron porque se causan las crisis capitalistas, explicando el conocimiento de la dinámica económica capitalista a los trabajadores. Todo ello con la pretensión de responder a los trabajadores sus incesantes preguntas de ¿Porqué se causa la crisis?, y ¿de qué forma podemos solucionar todos nuestros problemas de empleo, seguridad social, bajos salarios, y en fin… demás inconvenientes sociales?, ¿Qué podemos hacer contra toda esta barbarie?

Marx y Engels procedieron a analizar el capitalismo rigurosamente para poder dar una alternativa a la humanidad y una respuesta a los trabajadores. Su primer paso fue fijarse en el país en que el sistema capitalista se había desarrollado de una forma contundente. Tal país era Inglaterra, que en esa época era la nación capitalista más desarrollada, y en la única que se podía entrever los aspectos más relevantes del capitalismo. De ese modo, estos dos grandes hombres llegaron a descubrir la causa última de la crisis del capitalismo, causa de todas las crisis a través de la «leyenda» capitalista, que desde su aparición en la arena de la historia se ha expresado una y otra vez, desde la crisis de los Tulipanes en 1630, pasando por la de 1825, 1871, hasta las más actuales, en 1971, 1997, 2001, por citar algunas pocas, y que ahora, en estos momentos, provoca catastróficamente, desde fines del 2007 un «trance» económico sin precedentes.

Marx y Engels resumieron la causa de la crisis del capitalismo en el Manifiesto Comunista de la siguiente forma:
«Las condiciones de producción y de cambio de la burguesía, el régimen burgués de la propiedad, la moderna sociedad burguesa, que ha sabido hacer brotar como por encanto tan fabulosos medios de producción y de transporte, recuerda al brujo impotente para dominar los espíritus subterráneos que conjuró. Desde hace varias décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de las modernas fuerzas productivas que se rebelan contra el régimen vigente de producción, contra el régimen de la propiedad, donde residen las condiciones de vida y de predominio político de la burguesía. Basta mencionar las crisis comerciales, cuya periódica reiteración supone un peligro cada vez mayor para la existencia de la sociedad burguesa toda.

Las crisis comerciales, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En esas crisis se desata una epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han dejado esquilmado, sin recursos para subsistir; la industria, el comercio están a punto de perecer. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no sirven ya para fomentar el régimen burgués de la propiedad; son ya demasiado poderosas para servir a este régimen, que embaraza su desarrollo. Y tan pronto como logran vencer este obstáculo, siembran el desorden en la sociedad burguesa, amenazan dar al traste con el régimen burgués de la propiedad. Las condiciones sociales burguesas resultan ya demasiado angostas para abarcar la riqueza por ellas engendrada. ¿Cómo se sobrepone a las crisis la burguesía? De dos maneras: destruyendo violentamente una gran masa de fuerzas productivas y conquistándose nuevos mercados, a la par que procurando explotar más concienzudamente los mercados antiguos. Es decir, que remedia unas crisis preparando otras más extensas e imponentes y mutilando los medios de que dispone para precaverlas.» (El Manifiesto Comunista)

La parte anteriormente citada del Manifiesto está más vigente que nunca, a pesar de haber sido escrita en 1848. Es notable que en ella se especifique la idea del carácter inherente, de ley, de unidad, entre la crisis y el capitalismo, y que la primera sea parte del ciclo normal del último, parte indicativa de que al capital tiene sus límites y que cuando se cruzan este amenaza con destruir todo lo construido. Pero profundicemos la «cosa», expliquemos un poco.

El capitalismo desarrolla las fuerzas productivas incesantemente, pero acosta de la explotación y la postración espiritual y material de la mayoría de la sociedad, lo cual crea una contradicción que denominaremos la «contradicción del carácter social de la producción y la forma burguesa de apropiación», y por otro lado, organiza la producción social de una forma espontánea, y esto podría sonar paradójico, pero la realidad es contundente, una de las principales contradicciones del capitalismo es el carácter caótico de la producción, la anarquía del mercado. De ese modo tenemos dos contradicciones, que son el lastre del capitalismo, que lo llevan tarde o temprano a la debacle económica y social, arrastrando consigo a la humanidad.

Veamos un poco más: los capitalistas se ven obligados a competir ferozmente para vender sus productos en el mercado, y compiten a ciegas, todo el proceso de producción y distribución en el capitalismo está dictado por la concurrencia, los capitalistas venden sus mercancías dudando de que estas puedan tener salida en el mercado. En fin, los productores están a espaldas de otros productores, y no saben que puedan encontrar en el mercado pues rivalizan entre sí, y para poder pugnar se condenan unos a los otros a desarrollar los medios de producción para poder abaratar sus mercancías, lo que lleva automáticamente a una aumento exponencial del numero de ellas, y a la vez, para poder realizar sus productos en el mercado los capitalistas se ven obligados también a explotar intensiva y extensivamente a los trabajadores, poner todos sus músculos en tensión durante el mayor tiempo posible y establecer una disciplina de hierro para que sus fuerzas se concentren y no se disipen en el proceso de producción. Los capitalistas hacen todo esto para conseguir aplastar la competencia y elevar la ganancia, que es en últimas la causa de sus inversiones.

Luego, en general todo esto deviene en que los capitalistas terminan copando los mercados con mercancías que no encuentran salida, todas las ramas de la economía lentamente pasan por el mismo proceso, hasta que en un punto los capitalistas entran en quiebra, y empieza a suceder lo que actualmente estamos viendo en todo el mundo. Todas las contradicciones acumuladas durante años, especialmente las anteriormente señaladas, se revelan brutalmente, mostrado que en verdad en el capitalismo la producción y distribución tienen un carácter caótico, y que hay una fuerte contradicción entre la forma de propiedad y la forma de producción social.

En general, esta exposición, un poco esquemática, que excluye muchos aspectos de la crisis, es correcta, la debacle económica es una «epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción.»(Ibíd.)

«Neoliberalismo» y «Keynesianismo», dos caras de la misma moneda

La crisis actual tiene en general el mismo ingrediente explosivo que las anteriores, pero la presente, en particular, tiene acumulada en su interior los intentos burgueses de evitar la crisis a través de los últimos 30 años. Las anteriores crisis, luego de la de los 70s, no han representado una ruptura, sino duros puntos de inflexión. La actual crisis es evidentemente una ruptura total con con los últimos años.

El «neoliberalismo» y el «keynesianismo» representan una caricatura burda del ciclo económico (el neoliberalismo y el keynesianismo son políticas económicas de los capitalistas). Estos han recurrido a una u otra de estas políticas en diferentes momentos para intentar superar las contradicciones de su sistema pero finalmente esto se revela imposible y la crisis de sopreproducción se manifiesta inevitablemente. Tras la crisis de los años 30, la más profunda del capitalismo (provocada por políticas muy similares a las que se han aplicado durante los últimos 30 años bajo el nombre de «neoliberalsmo» los capitalistas recurrieron a las medidas keynesianas de intervención del estado en la economía. Estas políticas basadas en el estímulo del consumo de las masas mediante el gasto público y la intervención e incluso estatización de algunos sectores de la economía menos rentables para los inversores privados con el fin de mantener la rentabilidad de los sectores y empresas privados fueron presentadas como la solución definitiva a la crisis. Según sus defensores acabarían con las crisis de sobreprodución. Finalmente, el boomerang de la crisis regresó en forma de déficits públicos y tasas de inflacióninsostenibles.

La causa de las crisis de los años 73-74 y 79-80 no fue la subida de los precios del petróleo, este fue solamente el detonante, sino una vez más la sobreproducción inherente al capitalismo que las políticas keynesianas, como habíamos predicho los marxistas que ocurriría, no pudieron impedir. El «neoliberalismo» no fue más que una respuesta empírica de los burgueses a esa crisis. De repente, la intervención estatal -anteriormente considerada la panacea que resolvería los problemas del sistema- fue excomulgada de ortodoxia económica burguesa. «Todo lo que nos han dicho que no debería ser privatizado será privatizado», dijo uno de los Ministros del Presidente argentino Carlos Menem, uno de los apóstoles del neoliberalismo. El resultado fue la aplicación en todo el mundo de una oleada de privatizaciones de empresas y servicios públicos. En realidad el llamado «neoliberalismo» no fue mas que una manera de hacer eso que Marx y Engels explicaban en el Manifiesto Comunista: incrementar la explotación de los trabajadores y expoliar con las menores trabas posibles los viejos mercados y otros nuevos que se abrieron a la explotación capitalista como China, los Países del Este de Europa, etc. Estas políticas sólo pudieron ser aplicadas después de que las situaciones revolucionarias que se abrieron a lo largo de los años 70 en distintos lugares del planeta, desde Europa a Asia o Africa y por supuesto en Latinoamérica, fuesen derrotadas a causa de las políticas etapistas yd e colaboración de clases de los dirigentes estalinistas y reformistas.

El análisis detallado de todos estos procesos formaría parte de otro artículo pero lo que queremos subrayar es que el capitalismo es un sistema que entra inevitablemente en crisis una y otra vez, que estas crisis son cada vez más profundas pero que nunca tumbarán por sí solas al sistema. Antes o después, esta sucesión de crisis y auges capitalistas en los que lo único que permanece igual es la explotación y miseria de las masas hace despertar el movimiento revolucionario de las masas pero si este no es aprovechado para expropiar a la burguesía y acabar con el capitalismo -este encuentra una nueva salida de la crisis a costa de incrementar la explotación, miseria y barbarie que sufrimos millones de personas en todo el planeta.

El «neoliberalismo» no es más que un intento del capital por explotar intensiva y extensivamente los mercados y abrir hasta el último mercado para poder descargar todas sus mercancías acumuladas. Ahora bien, las políticas neoliberales expresan un intento desesperado de los capitalistas por evitar la crisis. A mediados de los 70s se ponen en práctica estas políticas, que como dice el Manifiesto, les permite a los capitalistas «conquistar nuevos mercados, a la par que permite explotar más concienzudamente los mercados antiguos. Es decir, que remedia unas crisis preparando otras más extensas e imponentes y mutilando los medios de que dispone para precaverlas.» El neoliberalismo acaba significando un régimen militar de trabajo, empujando a todos los trabajadores a una sobre explotación, a una política reaccionaria en cuanto a la legislación del trabajo, y también afectando la salud y el tiempo de ocio de los trabajadores.

Pero hagan lo que hagan el fantasma de la crisis vuelve a aparecer. Para conjurarlo, los capitalistas recurrieron ,de manera especial durante los últimos años, a una explosión desmedida del crédito Las medidas de crédito barato, son no más que una tentativa que pretende dilatar más los mercados ya copados. Pero el problema de llos créditos es que hay que devolverlos y pagando intereses. El crédito por sí sólo no genera nueva riqueza, si se abusa del él, se convierte en cierto momento en capital ficticio, pasando a hacer una deuda impagable y un hueco fiscal en las cuentas de los bancos. Lo único que genera riqueza es la producción de mercancías: si el crédito extiende el mercado más allá de sus posibilidades, en un contexto de sobreproducción, únicamente extiende el punto en que la crisis va estallar y hace que cuando esta finalmente explota lo haga con mas fuerza, pero en ningún caso no la evita.

En cuanto al auge de la especulación, acaparación, y todo tipo de trucos de corrupción financiera, estas tendencias «neoliberales», expresan el callejón sin salida del capitalismo desde el punto de vista de la inversión. Como resultado del incremento de la explotación de los trabajadores y de la expoliación de los pueblos, existe una enorme cantidad de capital acumulado que busca donde ser invertido de manera que proporcione el mayior beneficio posible en el menor tiempo. Esta es una de las causas fundamentales de la rápida sucesión de distintas burbujas y booms especulativos durante los últimos años (celulares, internet, biocombustibles, petróleo, bienes raíces, oro…) Pero el problema una vez más es que no basta con incrementar la extracción de plusvalía hay que realizar esta vendiendo los productos en el mercado. Una expresión de la crisis de sobreproducción es el exceso de capital, inversión que no encuentra ganancias suficientes, expresándose en la búsqueda de ganancias fáciles y rápidas en jugadas de bolsa, toda esta cuestión de búsqueda de ganancias fáciles se explica porque la mayoría del capital no es rentable en sectores que presentan, otra vez, sobreproducción.

La causa de la crisis actual, así pues, como explicamos en distintos materiales elaborados por la CMI no es el derrumbe de los precios inmobiliarios en Estados Unidos y su extension al resto del mundo ni se trata de una crisis financiera como resultado del colapso del crédito Esto -como ocurrió cuando la subida de los precios del petróleo en los años 70 sacó a la luz todas las contradicciones que había generado el keynesianismo- sólo fue la chispa que provocó el incendio. La causa como siempre es la sobreproducción: tanto el colapso de la burbuja inmobiliaria como el posterior derrumbe del crédito son expresiones y resultados de esa crisis de sobreroducción

Hoy, después de que las políticas denominadas «neoliberales» hayan colapsado estrepitosamente, sectores de la burguesía vuelven a coquetear con la idea -como hemos visto ya puesta en práctica y fracasada- de que una mayor intervención estatal del estado en la economía permitiría «regular» y «controlar» el capitalismo para evitar las crisis. Lamentablemente, como también ocurrió entonces, una parte de los dirigentes de las organizaciones de masas de la clase obrera dan por buenas estas ideas y en lugar de defender la necesidad de expropiar a los capitalistas para acabar con las crisis y sus consecuencias dramáticas se suman al coro pidiendo la intervención del estado burgués para «regular el mercado», «corregir sus desequilibrios», etc. Si este rumbo no es modificado por la acción consciente de los trabajadores, jóvenes y campesinos que formamos las bases de los sindicatos y partidos de la clase trabajadora el resultado sólo puede ser crisis aún peores y más sufrimiento, miseria y barbarie en el futuro. Tanto la «salida» keynesiana a la crisis como la «neoliberal», reciban los nombres que reciban y adopten la apariencia que quieran sus promotores, acaban significando explotación, pobreza y miseria para el pueblo.

La crisis internacional y la crisis «nacional»

Nuestros lectores tal vez se pregunten ¿qué tiene que ver todo esto con la crisis nacional? Principalmente el capitalismo nacional, como eslabón del sistema capitalista global, se ha nutrido de las condiciones generales que el mismo sistema le otorga en el mercado global, tanto para su progreso económico y altos índices de crecimiento, como también para su decadencia y recesión. En la actualidad todos los países están conectados unos a los otros, como en una espiral de dominós, por decirlo así, donde la caída de uno afecta a otros.

Una muestra de la conexión intima entre la decadencia del capitalismo nacional y el internacional, y la mutua interdependencia entre «Colombia» y el «Mundo», es la perdida de la seguridad alimentaria nacional, donde las políticas neoliberales han sido una especie de ariete que abre las compuertas nacionales a los productos agrícolas internacionales. En 1990, en Colombia, todos los bienes agrícolas básicos se producían en el marcado nacional, ahora se importa un 30% de estos a Colombia.

Las constantes privatizaciones, política ejemplar del neoliberalismo, demuestran la interconexión entre lo nacional y lo internacional, y la crisis que se desata, no sólo desde el contexto de la crisis capitalista como tal, sino desde las medidas internacionales capitalistas para evitarla, que promueven la privatización y la apertura de mercados:»En el 2006, al subir Uribe por segunda vez, el plan de privatizaciones estaba al día, en dos años el gobierno vendió la tercera parte de las participaciones que tenía en diferentes empresas el estado, y para los dos años siguientes (2007 y 2008) planeaba deshacerse de aproximadamente 20 empresas de la nación. El sector eléctrico particularmente, este y el año pasado, fue el más afectado, las empresas: Isagén S.A, Urrá, Gecelca, Central Hidroeléctrica de Caldas, Electrificadora de Santander, Centrales Eléctricas del Norte de Santander, Empresas de Energía de Boyacá, Electrificadora del Meta, Empresa de Energía de Cundinamarca, Electrificadora del Huila, Centrales Eléctricas de Nariño, Electrificadora de Caquetá, Distasa y Generar, fueron totalmente vendidas en Diciembre del 2007. Por otro lado, el Banco Popular, el Acueducto de Bucaramanga, las acciones estatales en Corabastos y Fondos Ganaderos y la Promotora Bananera, también están en manos de particulares en estos momentos.» (El ascenso de Uribe y nuestras perspectivas, Corriente Marxista Internacional – Colombia)

«En su segundo mandato, especialmente en los primeros meses, Uribe tal vez ejecutó sus políticas más reaccionarias. Uribe empezó la venta real de Ecopetrol, la empresa que más activos rinde y la más importante del país. De las acciones puestas en la bolsa en el 2005, que habían sido de un 25%, se pasó a un alarmante 49%. A la vez líquido la Empresa Antioqueña de Energía, se incluyeron nuevos productos en el IVA (Impuesto de Valor Agregado) hasta llegar a un tope de un 75% de los productos básicos familiares estuvieran en la lista del gravamen, y por la retaguardia, bajó el índice de retención en la fuente, y desde luego muchos trabajadores actualmente teniendo salarios muy bajos se les descuenta dinero de sus salario por las políticas ya nombradas.» (Ibíd.)

En conclusión, el capitalismo nacional es sólo un marine en el barco de la economía mundial, especialmente, el sector estadunidense de este barco, el cual se hunde. La crisis nacional está íntimamente ligada a la internacional. Desde que se desencadeno la crisis de verano del 2007 en EE.UU, podemos decir con certeza, que inmediatamente Colombia se vio afectada. El señor Eduardo Sarmiento, en su artículo El desplome de la economía, publicado en Mayo 28 del 2008 en Indymedia Colombia, explicaba lo siguiente:»En los primeros meses del presente año ilustré cómo los indicadores más comunes revelaban una rápida caída de la actividad productiva y hace 15 días notifiqué que la economía había entrado en estancamiento. (…) En marzo la producción bajó 9% en la primera con respecto al mismo mes del año anterior y cerca de 15% en la segunda.El resultado generó un gran desconcierto en el Gobierno y en los centros de estudios cercanos. El mensaje a la opinión pública es que la economía venía bien y se desplomó súbitamente. Quienes hace quince días recomendaban subir la tasa de interés, hoy en día cuestionan al Banco de la República por hacerles caso. Lo que era bueno cuando el DANE divulgó el crecimiento de 2007, ya no lo es.»

La crisis se desarrolla en Colombia, comienzos del 2008

No habían pasado 4 meses desde inicios de la crisis en EE.UU y la economía colombiana presentaba una fuerte desaceleración. Evidentemente, ésta se vio afectada por la fluctuación incesante del dólar frente al peso, especialmente cuando el primero empezó a irse en picada, teniendo efectos negativos en los exportadores. Los capitalistas, entonces, empezaron a despedir trabajadores, a desacelerar el ritmo de producción y alegarle al gobierno subvenciones.

Un ejemplo de la aflicción que ha significado la revaluación del peso en la economía se expresada en la siguiente carta, de los pequeños productores de café al gobierno:»Puede resultar insólita esta denuncia cuando las cotizaciones internacionales del grano se encuentran en niveles relativamente altos en comparación con los de otros tiempos, como desde mediados de 2000 hasta 2004 cuando estuvo por debajo de un dólar, con una tendencia al alza consolidada a partir de noviembre de 2006. No obstante, esto no es lo único que le ha sucedido al café. De igual manera esos ingresos se han visto afectados por la revaluación del peso frente al dólar lo cual les ha significado a los 550.000 hogares que viven de este producto una reducción de más de 2 billones de pesos en los últimos cinco años.» «El precio interno actual es ruinoso ya que, adicional a la plaga macroeconómica de la revaluación, se ha sumado la del alza en los insumos de producción, fertilizantes, pesticidas, herbicidas y mano de obra, entre los más relevantes. La relación costo-beneficio para los productores está operando actualmente en su contra; los estudios de las áreas técnicas de la propia Federación estimaron que para enero de este año era del 13,3%, con una tasa de cambio de $2.180 y con costos de entonces. Sin embargo en cuatro meses el dólar ha caído a $1.760 y la evolución de los costos ha cogido una espiral ascendente continua…» (Carta de cafeteros al ministro de Hacienda, Aurelio Suárez Montoya Presidente, Unión Cafetera Colombiana)

La crisis tiene en todo caso unos componentes nacionales e internacionales, como por ejemplo, el agotamiento de las posibilidades del mercado nacional.Durante estos últimos dos años hemos visto como los capitalistas productores de leche botan el líquido a las calles, ya que no pueden venderlo a buenos precios en el mercado, lo cual indica el grado de degradación del mercado…y de los capitalistas. También el agotamiento del envío de dineros del exterior en forma de remesas, no olvidemos que 3,331.107 colombianos viven en el exterior (un 15% de la población colombiana, cifra del 2005), sin incluir los ilegales, y estos se han visto gravemente afectados por la crisis. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), únicamente en el mes de enero del 2008 disminuyeron en un 13% las remesas. Esta enorme cantidad de dinero que se ha dejado de enviar del exterior afecta radicalmente el consumo en Colombia, y acaba las últimas válvulas de escape del capitalismo colombiano.

El 2008 fue un período de fuerte desaceleración económica. Evidentemente, aunque muchos lo negaran, era inevitable que Colombia entrará en recesión, no existen medidas para controlar los ciclos de la economía capitalista. En el 2008 escribíamos respecto a la crisis lo siguiente:»El 2008 empezó precisamente con una debacle verdadera, la producción del cuarto mes bajo en 9% respecto a el mismo el año pasado, igualmente las aspiraciones del uribismo por la supuesta idea de que la inversión extranjera salvará el país es desmentida ahora, los capitalistas extranjeros exportan el capital y lo repatrían, no siendo peor, «el 75% de los ingresos de capital por tal concepto se destinan al sector petrolero y vienen a sustituir el ahorro doméstico, y el resto se orienta a la adquisición de empresas». El auge especulativo en diferentes ramas como la de la construcción, que era la cabeza económica, con índices de crecimiento de un 11% se ha visto abandonado por la especulación cuando los precios de los insumos cayeron en un 12%, al igual ha sucedido con las actividades metalmecánicas que crecían con elevadas tasas, y ahora rozan la modestia.»(El ascenso de Uribe y nuestras perspectivas, Corriente Marxista Internacional – Colombia)

Las pirámides

El 17 de noviembre del 2008 el gobierno vio que las pirámides estaban en el precipicio, y este no dudo en darles un empujón, finalmente estas «pirámides» eran «no más» que la mitad del sistema financiero del país o tal vez una porción mayoritaria de él. Lo que es más curioso de la cuestión del subsistema financiero de las pirámides, era que estos nuevos banqueros contaban con todos los requisitos legales para actuar, hasta la Dian llegó a cobrarles en impuestos unos 60 mil millones de pesos… La policía, y no la seguridad privada usual, vigilaba estos bancos, y muchos burgueses, terratenientes, políticos, narcos, y personalidades televisivas, conocían y mantenían relaciones con los dueños de estos «establecimientos». Las pirámides ya formaban parte de la vida cotidiana de la gente colombiana, pues algunas llegaron a funcionar por 7 o 8 años. En medio de todo, nadie esperaba tal jugada, y menos cuando las pirámides eran «cosa tan corriente».

El desmoronamiento de las pirámides demuestra que Uribe, a pesar de ser parte del sector narco burgués, ha apoyado a los burgueses más tradicionales y a sus amigos extranjeros. También este acontecimiento refleja el grado de divisiones que se produce entre los oligarcas, que anuncia, tomando en cuenta otros factores no analizados aquí, la clara formulación de una situación pre revolucionaria.

En el periódico del Partido Socialista de los Trabajadores se escribió lo siguiente respecto a la caída de las pirámides:»¿Por qué Uribe decidió cerrar intempestivamente (DMG), si esa empresa estaba funcionando con su consentimiento? La respuesta la encontramos en el diario El Tiempo, el mismo día en que DMG fue intervenida. El diario señala no sólo la calidad de los asesores con que contaba la firma, también el vacio de clientes que había dejado en los bancos de las ciudades donde mayor fuerza tenia la pirámide. Por ejemplo, se mencionaba que en Boyacá no se habían vuelto a abrir títulos de ahorro (CDT) en los bancos y en otras regiones se redujeron al 36% y 17%. También, por otro medio, se supo que recientemente, en visita a Colombia, uno de los gerentes de la matriz del banco BBVA, había increpado a Uribe respecto al funcionamiento de pirámides en el país y se acaba de conocer que el sector financiero redujo sus ganancias en algo más de 2 billones de pesos con respecto al mismo período hace un año.» (El derrumbe de las pirámides, Manuela, periódico El Socialista)

El impacto político de la caída de la «mitad del sistema financiero» se sintió inmediatamente: representantes conservadores como Orlado Guerra y Miriam Paredes no apoyaron a Uribe, pues decían que el costo político de tomar tal decisión los llevaría a la bancarrota. En el Putumayo y en Nariño, luego de la desplome de las pirámides, ha habido una insurrección general del pueblo. Y no se podía esperar más pues entre 2,5 millones a 3 millones de colombianos exigen la indemnización del gobierno luego de perder sus ahorros de toda la vida. Según Cecilia López, del Partido Liberal (que aunque en los últimos tiempos ha jugado a aparecer en la oposición a Uribe no deja de ser un partido más de la oligarquía), las perdidas en ahorros se aproximan o superan la cifra de 2,7 billones de pesos. La perdida de este dinero implica que la economía podría caer en un 11% en los departamentos más afectados.

El desplome de las pirámides ha golpeado directamente a sectores que durante los últimos años han servido como base social de Uribe y está desvelando ante millones de personas el carácter corrupto y parásito de la clase dominante.Lo más dificil de determinar en los procesos políticos es cuando la cantidad de malestar acumulado se transforma en cantidad y se expresa pero este proceso ya está en marcha. Los procesos objetivos que se viven en la sociedad (la crisis económica, el deterioro de las condiciones de vida de las masas, etc) no se transforman inmediatamente en subjetivos (la puesta en marcha de las masas para cambiar esa situación). A veces pasa un tiempo entre unos y otros. Sin embargo, la oleada de movilizaciones obreras de finales de 2008 ya fue un primer anuncio de que este cambio está en marcha. La revista burguesa Dinero tuvo que reconocer que se trataba de la ola de luchas obreras más importante de las dos últimas décadas. Como hemos explicado en otros artículos, si los dirigentes de la CUT y el PDA hubiesen unificado todas esas luchas y presentado un plan de lucha en ese sentido el gobierno paramilitar hubiese podido caer. La ausencia de un programa y unos métodos revolucionarios han prolongado más el proceso pero la tendencia al desgaste del gobierno y al resurgir del movimiento obrero y popular continúa, como demueestran los levantamientos populares tras la crisis pirámides o nuevas luchas desarrolladas posteriormente.

El desplome financiero demuestra la ruina total del país, sin embargo, advierte que próximamente sea probable que los bancos «oficiales» estén dispuestos a cerrar por un tiempo y a robarse el dinero de los ahorradores, tal como sucedió en Argentina en el 2001. Todo esto viene indicado, tanto por el detrimento de la rentabilidad de los bancos en el país, las bajas en las tasas de interés, la pérdida en ganancias por más de 2 billones de pesos en el sistema financiero «oficial», etc. Una situación tal se puede dar si el peso se llega a devaluar frente al dólar, incrementando la deuda pública y privada, dando como resultado una masiva «huida» de capitales al exterior. No dudamos que el contexto sería peor que el argentino en el 2001.

La crisis, finales del 2008, comienzos del 2009

El año 2009 es el año de las bacas flacas recesivas, el país ha entrado «oficialmente en recesión«:»(…) desplome de la producción industrial, caída del valor y el volumen de las exportaciones, disminución de las remesas, aumento del desempleo y la informalidad, sustancial disminución de la inversión extranjera. Las cifras son demoledoras: en el último trimestre de 2008 la economía decreció en 0.7%, y los primeros reportes de este año así lo ratifican, pues en enero la producción real cayó 4.8%, la producción industrial 10.7%, el comercio 4.5%, las exportaciones 7%, las remesas fueron 13% menos y en febrero se perdieron 266 mil puestos de trabajo. La proyección de crecimiento que el uribismo tenía en 3% para 2009 tuvo que bajarla a un rango de 0.5 a 1.5%, y el ministro Diego Palacio pronosticó una pérdida de 500 mil empleos para 2009, pero en sólo dos meses ya se ha perdido la mitad. En desencajada declaración el ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, admitió que el país disminuirá sus ingresos en 9 mil millones de dólares. Se juntan la recesión mundial con los estragos de 18 años de políticas neoliberales y el menoscabo de la soberanía económica.» (Gustavo Triana, Secretario general del MOIR, Tribuna Roja No. 108, Bogotá, abril 14 de 2009)

Como podemos ver el panorama no es alentador, actualmente la cifra de desempleo está en un sorprendente 14,2, según el DANE, conocido en Colombia por su poca honestidad estadística… el desempleo tal vez este en un 15%. El trabajo informal esta por 71,9, según también el DANE. Como resultado de la crisis, no sería extraño que para fines de año y mitades del 2010 Colombia llegara a tener un 25% de desempleo y un «empleo» informal aumentado ostensiblemente. Igualmente, la pobreza, que afecta según algunos al 50% de la población Colombia y según otros al 70%, también aumentará drásticamente.

El estrecho margen de la burguesía

La propia burguesía empieza a ser consciente de la gravedad de la situación y en sus foros de debate se advierte una creciente inquietud. Los burgueses colombianos, siguiendo los pasos de sus homólogos de otros países, están pidiendo al gobierno que intervenga inyectando dinero en la economía. Un artículo publicado recientemente en uno de los principales medios de expresión de la burguesía colombiana, la revista política Semana, es bastante ilustrativo del estado de animo de preocupación combinada ya con desesperación predominante entre los sectores más reflexivos de la burguesía. «El gobierno de Estados Unidos ha aprobado un plan de salvamento de bancos por 700.000 millones de dólares y un paquete de estímulos por 800.000 millones. A pesar de las medidas, muchos respetados analistas como Paul Krugman y Joseph Stiglitz han dicho que son medidas insuficientes. Pero más allá de los matices, la consigna era una: frente al tamaño de la crisis había que actuar. Pero en Colombia, el equipo económico se confió en que los años de bonanza iban a proteger al país de los azotes de la crisis mundial».

Pero a pesar de sus demandas al gobierno de que intervenga, el esceptcismo es evidente: «..en febrero de este año el gobierno diseñó un plan de choque basado en grandes obras públicas de infraestructura por 55 billones de pesos. Esta medida vino acompañada de unos paños de agua tibia mediante un programa de empleo del Sena y una estrategia de crédito para apoyar al sector automotor y de electrodomésticos.Pero hace una semana, el gobierno comenzó a sentir pasos de animal grande. Las cifras que llegaron a la Casa de Nariño sobre el desempeño de la economía de este año eran tan contundentes que el sueño de la excepcionalidad de Colombia se convirtió en pesadilla. Los datos que más angustiaron al presidente Uribe fueron la caída en la producción industrial en enero de 10,7 por ciento, una cifra que no se recuerda desde la crisis de 1999; el comercio cayó en ese mismo mes 4,5 por ciento; las remesas, un rubro esencial en la economía, han caído 13 por ciento y las exportaciones 7 por ciento hasta marzo. Y como si fuera poco, por el invierno, el café se derrumbó en un 25 por ciento en el último trimestre de 2008. Esto, por supuesto, incrementó el desempleo.Al ver el deterioro de las cifras, la economía volvió al centro de la agenda. Desde hace una semana el alto gobierno no habla de nada más. Reuniones extraordinarias, tertulias y medidas van y vienen.Fue tal el sacudón que el propio gobierno, en cuya cabeza recae la confianza del país, tuvo que revisar las cifras económicas para este año. El país ya no crecerá 3 por ciento, como se había dicho, sino entre 0,5 y 1,5 por ciento.La nueva proyección del gobierno coincide con la mayoría de pronósticos de analistas, organismos internacionales y firmas de inversión. Pero hay otros más pesimistas como la revista The Economist y el banco de inversión Barclays, que pronostican una caída del 1 por ciento.Lo cierto es que los indicadores más importantes de la economía como la demanda de energía, industria, comercio y construcción han caído más de lo esperado este año. Por esta razón, es muy probable que el crecimiento este trimestre sea negativo, lo cual indicaría que técnicamente el país entraría en recesión (dos trimestres consecutivos con variaciones negativas del Producto Interno Bruto)

Esta situación también está agudizando las tensiones y diivisones en el seno de la clase dominante. «En medio de este desconcierto, ya empezó la cacería de culpables. El gobierno les echó el agua sucia a los mandatarios locales por haber frenado el gasto público en el último trimestre del año pasado, los empresarios acusaron al Banco de la República por no haber bajado las tasas de interés a tiempo, y los economistas y analistas al gobierno por no haber actuado de inmediato cuando la crisis se veía venir a pasos agigantados (…)»El ex director de Planeación Juan Carlos Echeverry dice que al gobierno le faltó liderazgo para mover a los gobernadores y alcaldes, y acelerar la inversión.Pero para muchos analistas, el gobierno tiene una gran responsabilidad. Creen que si bien la carta de la inversión pública es importante, no puede ser la única. Como en el resto del mundo, hay que utilizar otras herramientas. El gobierno debería explorar o intentar otros mecanismos como bajar el IVA, la gasolina y recortar, en algo, los estímulos tributarios que ha entregado, para darles más espacio a los consumidores para que gasten. Necesita del concurso de un Congreso, que gracias al mismo gobierno, anda dedicado a la dosis personal, a la reelección de alcaldes y al referendo; cosas menores dada la dimensión de la crisis económica mundial, la peor en 80 años. Equivale a los sabios de Bizancio discutiendo sobre el sexo de los ángeles ante el acoso de los turcos.»

Tras dibujar este oscuro panorama, el articulista como buen burgués llama al conjunto de su calse a cerrar filas entorno a lo malo conocido, Uribe, y pide hasta la colaboración de los trabajadores para sacar al capitalismo colombiano del atolladero «Con el liderazgo y la credibilidad del presidente Uribe se hubiera podido convocar a todas las fuerzas del país para hacerle frente a los vientos huracanados que provenían del exterior. Nadie duda que los empresarios, el Congreso, los trabajadores, el Banco de la República, los alcaldes y gobernadores se hubieran unido a la causa». Pero ,como suele decirse, deseos no preñan. El resultado de la crisis económica, en Colombia como en todo el mundo (o incluso más a causa de todo el sufrimiento y malestar acumulado en el seno de las masas a lo largo de los últimos años) será agudizar la lucha de clases así como las divisiones tácticas en el seno de la burguesía y la lucha tanto por el reparto de la plusvalía que los capitalistas extraen a la clase trabajadora como por el control del poder con el fin de hacer frente a esta situación.

La recesión en Colombia nos puede impulsar a un escenario análogo al de Argentina del 2001, siendo optimistas. El déficit fiscal que sufre el estado no permite maniobra alguna por parte de la oligarquía por contener tan sólo un poco la situación. La inversión en guerra, la deuda pública y privada, una próxima devaluación de la moneda, pueden poner en jaque al país, llevándolo a la quiebra. La caída de las exportaciones en un 28% y una disminución en las importaciones en un 5.2% nos llevará a un déficit comercial a corto plazo. En fin, Colombia parece ser uno de los eslabones más débiles de la cadena capitalista. La catástrofe económica durará buenos años, la crisis actual es peor a la de los años treinta, estamos condenados a sufrir la crisis que se ha evitado durante años, pero claro, si tenemos audacia revolucionaria los «costes» para el pueblo, y el mundo pueden ser menores. La crisis la deben pagarla los ricos, lo oligarcas.

Una solución revolucionaria

La única forma de evitar que la crisis se cargue sobre el pueblo, sobre los pobres, los trabajadores del país, es primero que todo bajando al gobierno paramilitar de Uribe, sin este prerrequisito, es imposible evitar que los trabajadores suframos la crisis. Para eso debemos explicar que, como primer paso, se debe organizar una huelga general, para bajar al gobierno paramilitar. A diferencia de lo ocurrido en octubre de 2008 esta huelga general debe tener continuidad y ser parte de un plan de lucha que busque unificar a todos los sectores perjudicados por la política del gobierno entorno a un pliego único e incrementar la intensidad y masividad de la movilización

Se pueden unificar las luchas de todos los sectores inconformes del país contra el enemigo usual, el gobierno uribista. Sabemos que muchas organizaciones de los trabajadores no tienen ideas comunes, consignas comunes, fines comunes, y sus direcciones se la pasan peleando y discutiendo todo el tiempo, pero también sabemos que todas peligran bajo la bota paramilitar de Uirbe, lo cierto es que se pueden llegar a acuerdos simples para llevar a cabo una acción organizada, como la huelga general para bajar al gobierno paramilitar, sin arriesgar la independencia de cada organización. Aunque pueda haber banderas y consignas diferentes respecto a algunos puntos debemos golpear juntos, como decía Lenin

La constantes huelgas que han sucedido desde el 2007, 2008, y ahora en el 2009, demuestran que el gobierno tiene pies de barro. La MINGA indígena propuso unificar las luchas y las reivindicaciones de todos los colombianos en un pliego donde se le alegara todo lo malo que ha hecho al gobierno. Hay que seguir el camino de la minga y movilizarse bajo consignas reivindicativas como salarios dignos, protección social, reforma al sistema de salud, plan para ayudar a desempleados y desplazados, reforma agraria, paz, etc. Vinculando todas estas luchas sociales a la consigna política abajo el gobierno paramilitar de Uribe Vélez. Es relevante que el Polo Democrático Alternativo, las centrales obreras, como la CUT, los indígenas y campesinos, los sectores populares, se organicen e impulsen la huelga general, a pesar de cualquier diferencia política.

Luego de llevar a cabo este paso, que es el más importante, proponemos desde la Corriente Marxista Internacional – Colombia, que el Polo Democrático Alternativo, las centrales obreras como la CUT, deben exigir un plan que alivie los problemas que está causando la crisis: una escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación, un plan de empleo, donde por cada 5 trabajadores ocupados 2 desempleados entren a trabajar y a intercalarse horarios de trabajo con empleados atareados, sin disminución de salarios y si con disminución de horas de labor, y un plan para obras publicas que generen ocupación, esto es lo decisivo en este momento. También un plan de distribución de tierras y de nacionalización de la tierra, es fundamental, tanto para acabar con la guerra en el campo, como para ocupar a miles de desplazados.

Pese a los llamados de la burguesía al gobierno de Uribe para que tome medidas que busquen regular el mercado e intervenir en la economía , fomentar el consumo de las masas, plantear la unidad de todos los colombianos para salir de la crisis, etc no existe -como hemos explicado a lo largo de este artículo- margen para aplicar estas políticas. El único camino que tiene la burguesía colombiana para afrontar la crisis es intensificar aún más la explotación de los trabajadores y atacar los derechos y conquistas sociales. Ello incrementarña todas las contradicciones que ya sufre la sociedad colombiana.

Sólo un gobierno de los trabajadores y el pueblo puede defender los intereses de los trabajadores subir los salarios, defender la educación y salud pública, pero para ello ese gobierno debe acabar con el dominio de la economía colombiana por parte de la oligarquía y el imperialismo. Debe negarse a pagar la deuda externa y llevar a cabo una auténtica reforma agraria. La paz está íntimamente ligada a la reforma agraria, la nacionalización de la tierra, y la entrega de esta a desplazados y desocupados.

Por último, la paz en Colombia es un ideal por el que hemos luchado durante años, la única forma de lograrla es expropiando a la oligarquía, que es en últimas la que domina el estado y a los paramilitares, que han desangrado al país, y que son culpables de 13.000 desaparecidos, torturados y asesinados, durante el periodo 2002 -2006, según Amnistía Internacional, en Colombia. Aun así estas reformas, no podrían ir separadas de la lucha por el socialismo, para evitar nuevas crisis económicas, y el saboteo por parte de los capitalistas, es fundamental, nacionalizar la banca, y la industria, en pocas palabras, expropiar al gran capital. Por eso exigimos, por último, que las principales organizaciones de los trabajadores, el pueblo, los desposeídos, se armen con el programa del socialismo.

¡Huelga general para bajar al gobierno paramilitar! ¡Salarios dignos, empleo digno!

¡Tierra para los desplazados!

¡Por la paz, expropiación de terratenientes y oligarcas!

!Nacionalización de la banca, y los monopolios nacionales y extranjeros bajo control obrero!

¡Por un programa socialista para el Polo Democrático, la CUT, la Minga, y demás organizaciones del pueblo colombiano!

http://colombia.elmilitante.org