En la campaña para la segunda vuelta, no sólo hemos visto el descaro de la derecha hablando de los trabajadores, a quienes aplastan en las empresas de las que son dueños ellos mismos o sus amigos (incluidos los empresarios de la Concertación), y a la Concertación jugando en el parlamento con los trabajadores a través […]
En la campaña para la segunda vuelta, no sólo hemos visto el descaro de la derecha hablando de los trabajadores, a quienes aplastan en las empresas de las que son dueños ellos mismos o sus amigos (incluidos los empresarios de la Concertación), y a la Concertación jugando en el parlamento con los trabajadores a través de sus proyectos de ley como el de subcontratación como recurso electoral. También hemos visto rondar una discusión dentro de las organizaciones de la izquierda. ¿Qué comienza a ponerse en juego?
Entre la sartén y el fuego
Para la segunda vuelta quedaron dos variantes patronales, Bachelet y la Concertación, Piñera y la derecha.
Bachelet y la Concertación, juegan falsamente el papel de «amigos del pueblo». Aunque son quienes han conservado y profundizado la herencia de la dictadura: las prácticas anti-sindicales, los bajos salarios, las precarias condiciones de trabajo, la mercantilización de la salud, la educación y la vivienda, -haciéndolos casi inaccesibles al pueblo trabajador- condiciones de vida inestables y precarias que empujan al robo y a diversas formas de delincuencia como una salida impotente, desesperada e individual a problemas sociales. Se presentan falsamente como amigos del pueblo para contener y canalizar las demandas de la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Piñera y la derecha, ni se preocupan, seriamente, de presentarse como amigos del pueblo. Ellos, por el contrario, utilizan métodos de choque (¡incluso entre ellos! ¡qué puede quedar entonces para quienes identifican como sus adversarios y enemigos: la clase trabajadora, el pueblo pobre, y sus organizaciones!). Son las escoltas de Pinochet, fueron sus funcionarios. Los presidentes de la UDI y de RN son dos figuras destacadas de la dictadura. Piñera ejerce directamente a través de sus empresas las prácticas anti-sindicales, como consta en la denuncia ante la OIT de los trabajadores de LAN. Piñera habría elaborado un proyecto de ley en el parlamento para extender la impunidad de los torturadores y genocidas de las FFAA hasta 1990 extendiendo la amnistía. Piñera fue parte de la campaña presidencial de Buchi, ex Ministro de Hacienda de Pinochet, uno de los duros de los planes neoliberales responsables de la desocupación y las precarias condiciones de trabajo.
Estas dos variantes patronales solo responderán a los intereses mezquinos de sus jefes, los patrones.
¿Es necesario que, una vez más, los trabajadores tengamos que elegir entre la sartén y el fuego?
El significado de las 5 demandas del PC y su orientación de votar por Bachelet
El PC elaboró 5 demandas para Bachelet que se las presentó el 15 de diciembre. Su objetivo, según declararon, era propender a democratizar el sistema político y una mayor justicia social. La clave, está en terminar con el sistema electoral binominal, que es una verdadera infamia -sin este sistema, el Juntos Podemos Mas tendría 9 diputados y 3 senadores (La Nación 13-12-2005)-. Y es tan así, que el propio G. Teillier lo declara: «para terminar incluso con las desigualdades, porque el candado que cierra todo es el sistema electoral binominal» (El Siglo, 16 al 22-12-2005).
La derecha se escandalizó, agitó fantasmas, habló de chantajes y acuerdos secretos. El PC se encargó de desmentir todo esto: «nadie que lea con un mínimo de honestidad las demandas planteadas por el PC, podrá concluir que constituyen un chantaje o que son distintas a los compromisos enarbolados en los programas o en el discurso de la propia Concertación» (idem.).
El 21 de diciembre, Bachelet respondió la carta. El PC evaluó que básicamente respondía a las 5 demandas planteadas, aunque aclaró que le gustaría más claridad en el punto de los derechos laborales. De esta manera, planteó su orientación de votar a Bachelet. Más allá de exageraciones fuera de la realidad, como que así dejaron «aislada a la derecha» (El Siglo, 23 al 29-12-2005), volvieron a plantear que se trata de un paso táctico, y que busca la democratización del sistema político y mayor justicia social.
Acto seguido, aclaró que «nadie se imagina que M. Bachelet vaya a cambiar la impronta neoliberal de la Concertación. Sólo esperamos que tenga gestos de dignidad» (El Siglo, 30-12-2005 al 5-1-2006). Para advertir que «somos y seremos fuerza de oposición quienquiera sea quien encabece el gobierno (…) Nuestra tarea seguirá siendo el fortalecimiento de una fuerza alternativa al neoliberalismo» (idem.).
No hace falta desconocer que se trata de una fuerza de oposición. Ni que se planteen la construcción de una alternativa antineoliberal (porque bajo este paraguas, se guarecen economistas capitalistas progresistas como Stiglitz, empresarios medianos y pequeños castigados por los grandes neoliberales pero igual de explotadores, políticos patronales progresistas, etc). Seguramente es así, de oposición y antineoliberales. Pero dentro de la democracia para ricos.
El problema principal es que con sus 5 demandas, están diciendo que la clase trabajadora y al pueblo pobre confíen en que un sector de los políticos patronales, podrá resolver las demandas y necesidades del pueblo trabajador. Así, fortalecen las intenciones de este sector de políticos patronales, la Concertación, de aparecer, falsamente, como amigos del pueblo. Más aún tienden un puente para ampliar al Podemos como frente de colaboración de clases con más sectores, incluyendo a sectores progresistas de los políticos patronales, que es en lo que se ha convertido el PS. El pacto Juntos Podemos Más, o cualquiera de estos pactos de colaboración de clases, no son una verdadera alternativa para la clase trabajadora y el pueblo pobre, sostienen por izquierda a la democracia para ricos, fortaleciendo el papel de los políticos patronales que juegan el papel de (falsos) amigos del pueblo.
Aunque hay un evidente descontento en militantes del PC y del Podemos, porque se habrían tomado decisiones inconsultas, porque se vería amenazada la unidad del pacto, porque se denuncia de neoliberal a la Concertación y al mismo tiempo dan una orientación de votarla, etc, la clave de las 5 demandas del PC está en que una vez más reafirman en política práctica sus concepciones de colaboración de clases. Es un obstáculo para una política de clase independiente de toda variante patronal, que se organice y se prepare para luchar por los derechos de la clase trabajadora y sus intereses históricos. Esta es la tarea, que las elecciones han puesto en evidencia (ver CcC n° 90).
Es necesario construir un nuevo partido revolucionario
Como planteamos en la revista Clase contra Clase n° 90: «lo que muestran estas elecciones es el curso ya irreversible del resquebrajamiento de las mayorías nacionales que configuraron la política nacional. Una Concertación que ve que se deshace debajo de sus pies, una derecha que no puede reconstituirla alrededor suyo. Sobre esta base, se redefinirá el sistema electoral, probablemente compitan cuatro en las elecciones presidenciales del 2009. Pero más importante aún, se redefine la política chilena hacia derecha y hacia izquierda. La derecha ya se ha ubicado ofensivamente en este terreno. La Concertación se mantiene a la defensiva. La clase patronal ha tomado en sus manos esta nueva situación tratando de retener la iniciativa en sus manos. La clase trabajadora, debe comenzar a intervenir en esta nueva situación política que viene planteándose».
Las críticas de diferentes organizaciones de la izquierda a la decisión del PC, han sido varias. Casi todos, que fue una decisión cupular.
Desde las organizaciones por fuera del Podemos se ha planteado: que el acumular votos es ilusorio para encabezar las luchas sociales con participación de las bases (FPMR), otros con una inocultable rabia estéril y despolitizante hablan de que se trata de «una estupidez» de «mercantilistas del voto de izquierda» de la «izquierda electoral» (MIR fracción histórica), otros que reivindican a autonomistas y miristas (como el «Profesor Jota») se dedican a ensalzar la «potente construcción del poder popular» (¡¡!!) y para sostener este discurso realiza arbitrarias lecturas, como cuando define como «contundente» el crecimiento del voto nulo de 2,19% a 2,50% (de sólo 0,31%) y al mismo tiempo de «irrisorio» el crecimiento del voto del Podemos del 3% de Gladys Marin al 5% de T. Hirsch (de 2%). ¿Por qué se hacen planteos arbitrarios como este último, estérilmente irritados como el anterior o, al menos, artificiales como el primero (negar que el PC dirige luchas sociales y obreras es no querer ver la realidad)? Porque no se avanza en cuestionar la estrategia de colaboración de clases del PC y el Podemos que es una de sus expresiones. Y esta estrategia de colaboración de clases es la clave que guía la ideología, la política y las tácticas del PC (por eso son tácticas estratégicas, es decir, que se plantean invariablemente a lo largo del tiempo).
Desde la izquierda que es parte del Podemos, se plantea que traiciona las bases de fundación del Podemos (IS). Esto es equivocado, el programa de Podemos es de colaboración de clases, por lo tanto incluye la alianza con fuerzas antineoliberales y con la izquierda progresista (la táctica para lograr esta alianza es lo que está en juego, en todo caso, no el fondo, al revés de lo que la IS plantea). De igual forma, los candidatos del MIR en el Podemos, en declaración de M. Quilodrán, llaman a votar nulo pero planteando que «Tomás Hirsch no es de nuestras filas, pero depositamos en él la confianza de 40 años de lucha y nos sentimos honrados ya que supo defender con dignidad la alternativa programática de la democratización». Igual se pronuncia el MPMR: llama a votar nulo, pero preservando el Podemos. Ni hablar de la SurDa, que hace un llamado directo, sin condiciones o reparos de ningún tipo, para parar a la derecha y votar a Bachelet.
Así que ante la izquierda progresista, patronal, de quienes se hacen pasar por amigos del pueblo, pero también ante la izquierda del régimen de colaboración de clases, y ante la izquierda autonomista y populista de lenguaje fogoso pero estéril, desde Clase contra Clase planteamos la necesidad de organizarnos y luchar por construir una izquierda con una política de independencia de clase, con una estrategia de democracia directa, de autoorganización de la clase trabajadora. Para construir desde aquí una alianza de clase a favor de la lucha por terminar con la sociedad de clases, con la explotación y la opresión, alrededor de la clase trabajadora. Que vuelva a elaborar una ideología, el marxismo, con un punto de vista de clase, proletario (así como la burguesía tiene su ideología liberal, con sus variantes y vertientes). Que construya un partido revolucionario de la clase trabajadora, internacionalista, que se prepare para retomar la lucha por conquistar una República de Trabajadores basada en sus organismos de democracia directa. Esta es la lucha de Clase contra Clase y la Fracción Trotskysta – Cuarta Internacional.
Un partido que no gesticule con rechazos a la política en general mientras la clase patronal se arma políticamente para dirigir los destinos del país. Que no se plantee la discusión de cómo apoyar a Bachelet. Un partido que ahora en lo inmediato vuelva a plantear la anulación del voto o el no voto en la segunda vuelta (mientras puede preparar sus fuerzas para disputar también en este terreno si corresponde), y que no busque acuerdos notariales para cambiar el sistema binominal, sino que replantee la necesidad de la lucha por una Asamblea Constituyente con delegados revocables que comenzando por discutir el sistema electoral, avance en replantear el fondo de la nueva cuestión social y la desigualdad en discusión, la propiedad privada de la clase patronal capitalista y sus gobiernos y políticos patronales, y todos los problemas que atañen al pueblo trabajador.
Llamamos a todos los militantes del PC y del Podemos a discutir y romper con la estrategia de colaboración de clases del PC y el Podemos, y avanzar en la tarea de construir un nuevo partido revolucionario, que es la lucha de Clase contra Clase.
Ante la segunda vuelta: no vote o anule su voto