Tras una semana de intensa represión policial y la cerrada negativa del empresariado naviero a ceder en el pago de un bono de colación retroactivo, la presión del gobierno y de los exportadores al ver paralizado un núcleo estratégico de su economía exportadora de materias primas, obligó a la patronal a sacarse las lucas del […]
Tras una semana de intensa represión policial y la cerrada negativa del empresariado naviero a ceder en el pago de un bono de colación retroactivo, la presión del gobierno y de los exportadores al ver paralizado un núcleo estratégico de su economía exportadora de materias primas, obligó a la patronal a sacarse las lucas del bolsillo y pagar los bonos adeudados a los trabajadores.
El vocero de las empresas portuarias, Alberto Bórquez, confirmó la tarde de este sábado que la patronal aceptó el acuerdo suscrito entre los trabajadores y el Gobierno. Los trabajadores portuarios tienen previsto retomar este domingo sus labores luego de que el Gobierno y dirigentes sindicales lograran la madrugada del sábado un acuerdo que cierra tres semanas de un paro que ha afectado las exportaciones del país.
El vocero sindical Sergio Vargas confirmó la tarde del sábado que las empresas «ya firmaron» el convenio, por lo que «volvemos a trabajar mañana al primer turno».
«Estamos muy contentos, fue una lucha grande de los trabajadores, es un gran triunfo para la unidad de los portuarios», aseguró el dirigente chileno quien consideró que el pacto se acercó a lo que pretendían.
El acuerdo contempla bonos de mitigación retroactivos por las horas de colación. Parte de esto se cancelará en febrero y otra parte «se va a demorar un par de meses», porque requiere de un proyecto de ley, agregó.
Además se efectuará el pago de un bono por término de conflicto de $1.500.000 para cada trabajador.
También la patronal se comprometió a reintegrar en las mismas condiciones previas al comienzo de la paralización a aquellos trabajadores movilizados que fueron despedidos durante los días de paralización.
El vocero de los trabajadores del puerto de San Antonio destacó el logro conseguido, aunque considera que lo más importante «es la mesa a largo plazo que vamos a dejar instaurada para revisar de una vez por todas la problemáticas del sector, para poder terminar con los paros que tenemos que hacer cada cierto tiempo».
En la jornada de 14 horas, por la parte del Gobierno participaron los ministros Juan Carlos Jobet, de Trabajo, y Pedro Pablo Errázuriz, de Transportes, además del subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, mientras que los trabajadores fueron representados por 26 dirigentes de diferentes puertos del país.
El ministro del Trabajo, Juan Carlos Jobet, sostuvo que el acuerdo es bueno porque «reconoce y se hace cargo de las demandas de los trabajadores».
Jobet agregó que «el gobierno se comprometió a hacer un proyecto de ley en el que podamos cerrar el tema de la 1/2 hora de colación y lo más importante, que vamos a trabajar para elaborar los lineamientos de un proyecto que aborde de una vez los temas estructurales de la industria portuaria».
UNIDAD DE LOS PORTUARIOS
La huelga se inició el lunes 23 de diciembre cuando el Sindicato de Trabajadores Contratados y Eventuales Unidos del puerto de Mejillones votó huelga tras una negociación colectiva que llevaba un mes sin haber acuerdo en el reajuste salarial.
Con el pasar de las semanas se fueron sumando la Unión Portuaria del Biobío y paralizándose puertos como Iquique, Arica, Antofagasta, Tocopilla, Chañaral, Huasco, Caldera, San Antonio, Valparaíso, Puerto Montt, Angelmó y Chacabuco.
LOS VON APPEN: EMPRESARIADOS DURO DE ROER
UltraPort es controlada por la familia Von Appen, uno de cuyos integrantes, Sven Von Appen, provocó una gran polémica el día de las elecciones presidenciales cuando entrevistado por CNN Chile analizó el escenario económico del futuro gobierno de Michelle Bachelet, diciendo que si se repite un manejo económico que no sea el trazado por el empresariado en las últimas décadas «buscamos a otro Pinochet».
Las declaraciones de Sven se suman a las que profirió en mayo al diario La Segunda, cuando en referencia a la marea de exigencias ciudadanas en Chile, dijo que «la única solución es una crisis, internacional o chilena, de carácter financiero». Una doctrina del shock puro que remató diciendo que serviría «para que el chileno llegue al nivel que corresponde y no se vuele».
En la misma oportunidad Sven Von Appen dijo que los chilenos eran unos «hambrientos» de mayores beneficios. En la ocasión dijo que un gobierno de izquierda «producirá que engordarán y se pondrán más cómodos», agregando que «a los chilenos les ha crecido tanto el apetito, que no pueden parar. Eso producirá que engordarán y se pondrán más cómodos».
El escándalo de la frase provocó que la familia saliera al paso de sus dichos acusando cierta enfermedad senil.
Los trabajadores de Mejillones a través de un comunicado comentaron a comienzos de la movilización que «esta prepotencia la viven diariamente los portuarios en sus lugares de trabajo, quienes han sufrido una serie de prácticas anti sindicales durante la negociación».
Los sectores exportadores han cifrado en 1 000 millones de dólares los perjuicios ocasionados por la huelga, especialmente en las exportaciones de frutas, hortalizas y productos alimenticios en general. Esto presionó de tal forma al gobierno, que rápidamente agilizó una salida, sobre todo ante la amenaza de solidaridad sindical de organizaciones de portuarios en Argentina, Brasil y Estados Unidos, los que advirtieron que si no se daba solución a los trabajadores iban a boicotear las descargas de productos chilenos.
http://www.elciudadano.cl/2014/01/26/102013/portuarios-le-doblaron-la-mano-al-empresariado/